“Orly” tuvo altura, Nasser no

DE BARRO ERES. Orlando Terranova atraviesa un curso de agua con su Mini camino a Uyuni. FOTOS DE REUTERS Y DAKAR RALLY DE BARRO ERES. Orlando Terranova atraviesa un curso de agua con su Mini camino a Uyuni. FOTOS DE REUTERS Y DAKAR RALLY
11 Enero 2015
UYUNI.- Bolivia apareció en el mapa del Dakar, trayéndoles alegría al mendocino Orlando Terranova (ganó la etapa 7) y al sudafricano Giniel De Villiers (recuperó terreno con respecto al puntero), y penurias para el qatarí Nasser Al Attiyah (líder de la general de Autos), a quien lo afectó terriblemente el “mal de altura”.

Al verse alejado de la pugna por la general, Terranova se dio el lujo de atacar al máximo entre Iquique y Uyuni y logró su tercera victoria de etapa. “Orly”, que aún maldice su cuarta etapa, en la que perdió sus chances al romper un extremo de dirección de su Mini, marcó un ritmo frenético y se ratificó como uno de los pilotos más veloces dela caravana. “Etapa difícil, no fue fácil navegar. Ahora hay que pensar en volver a Chile lo mejor posible. Buscaré no cometer errores y seguir adelante”, señaló.

El saudí Yazeed Al-Rajhi, que tenía bastante que defender (está tercero en la general) fue segundo a 2’20’’ del vencedor, con lo que se acercó a Al Attiyah, 7° ayer. “¡Tuve que parar tres veces a vomitar! Y me dolía la cabeza todo el tiempo, cada vez que pasaba por un pozo era peor. Perdí un poco de tiempo, pero tampoco es tan problemático. El coche está en perfecto estado y solo le vamos a cambiar los neumáticos. Eso sí, yo seguro que pasaré por el servicio médico” contó el príncipe, apenas llegó a la meta.

De Villiers restó 3’ la diferencia que le lleva el qatarí y le mete presión. “La altitud me hizo doler mucho la cabeza, pero pude salir adelante. Además, la etapa era un poco complicada y hacía falta estar concentrado. Para lo que resta de la carrera puede pasar de todo. Queda mucha ruta, lo que incluye etapas dificilísimas después de la jornada de descanso. Cuanto más nos acerquemos a Nasser, más presión para él”, apuntó.

La etapa maratón probó la resistencia de los vehículos al recorrer el altiplano boliviano situado a 3.600 y 4.000 metros de altitud. Además, las tripulaciones no tuvieron equipos de asistencia y debieron reparar sus vehículos con sus propias manos. (Especial)

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