Su futuro es hoy

González Ferioli fue el mejor argentino clasificado y el más joven de la historia en terminar 2°.

OVACIONADO. Jeremías González Ferioli se ganó el reconocimiento de todos al terminar en el 2° lugar, el mejor resultado obtenido por un argentino en esta edición. REUTERS OVACIONADO. Jeremías González Ferioli se ganó el reconocimiento de todos al terminar en el 2° lugar, el mejor resultado obtenido por un argentino en esta edición. REUTERS
18 Enero 2015
BUENOS AIRES.- Rafal Sonik puede haber sido el campeón de la categoría Cuatriciclos, pero su margen de ganancia fue mucho menor que el del subcampeón, Jeremías González Ferioli, mejor argentino clasificado de la edición 2015. Con 19 años, se convirtió en el piloto más joven en subirse al podio del rally más largo y difícil del mundo.

Igual, para el cordobés no era nada nuevo esto de hacer historia: el año pasado, cuando tenía 18, inscribió su nombre como el participante más joven de las 36 ediciones del Dakar disputadas hasta entonces. Ya este año, le sumó haber sido el más joven de la historia en ganar una etapa (la octava, en el regreso del Salar de Uyuni a Iquique). Lo que se dice, un precoz coleccionista de récords. “Para este año, me preparé físicamente desde marzo, con bicicleta, intenso trabajo físico, pesas y horas de entrenamiento sobre el cuatriciclo, con la meta de mejorar mi ritmo”, contó el pibe, cuyo objetivo inicial era terminar entre los cuatro primeros.

Juguete prestado

“Empecé con el cuatriciclo a los 10 años. Mi papá quería un juguete para él y se apareció en casa con el ‘cuatri’, con la excusa de que me lo compraba a mí. Pero enseguida le empecé a prestar atención, a los 15 ya estaba corriendo y en 2014 ya estaba corriendo el primer Dakar”, recuerda Jeremías.

El punto bisagra fue su victoria en el infierno helado que resultó el regreso a Iquique, empeorado por la tormenta eléctrica y el granizo que azotaron el altiplano boliviano. “Largue último, estuve una hora y media frente a un río que no podía cruzar, y la pasé muy mal. Tiritaba, no me podía bajar del ‘cuatri’, la pasé muy mal, me dieron ganas de no seguir y de volverme a casa”, confesó Jeremías, sostenido a lo largo de toda la aventura con una estructura amateur: sus padres siguiéndolo en una casa rodante, y un par de mecánicos que desandan el recorrido en una camioneta repleta de repuestos

El abandono del por entonces líder Ignacio Casale y del uruguayo Sergio Lafuente le permitieron escalar hasta el segundo lugar, que defendió hasta el final. Su Yamaha fue uno de los 18 cuatriciclos que llegó a la meta, de los casi 50 que partieron desde Baradero. “Cuando termine, de acuerdo a los kilómetros que recorra donaré útiles escolares en todas las etapas que pasamos”, había prometido Jeremías. Al final, completó los 9.000 y con podio incluido. Un crack por donde se lo mire. (Télam-Especial)

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