26 Enero 2015
CONTRA MERKEL. Los manifestantes de Pegida muestran una pancarta con una caricatura de la canciller. reuters
DRESDE.- Una semana después de que fuera prohibida su concentración por el riesgo de atentados terroristas, los islamófobos alemanes volvieron a marchar ayer por Dresde, pero con una concurrencia mucho menor a la registrada hace dos semanas. Según cálculos de la Policía, unos 17.000 autodenominados “Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente” (Pegida, por sus siglas) se dieron cita por decimotercera vez frente a la emblemática Ópera Semper de esta ciudad del este alemán.
La cifra está por debajo del récord de 25.000 personas que reunió Pegida hace 13 días, tras crecer exponencialmente en diciembre. A pocos metros de allí, en la vecina Schlossplatz (Plaza del Palacio), se produjo una contramanifestación bajo el lema “Dresde para todos”, que reunió a unas 5.000 personas. Hubo algunos forcejeos que acabaron rápidamente gracias al operativo desplegado por la Policía.
Los organizadores de Pegida adelantaron la tradicional marcha de los lunes alegando razones de seguridad y para evitar choques con concentraciones en su contra. El movimiento antiislámico cierra su semana más negra. Dos días después de cancelar la manifestación de hoy por amenaza terrorista, su máximo dirigente, Lutz Bachmann, renunció ante la apertura de diligencias judiciales en su contra por instigación al odio racista.
Bachmann había publicado en su página de Facebook comentarios con insultos a inmigrantes y refugiados y colgado una foto en la que se lo ve con el bigote y el peinado del dictador Adolf Hitler.
El fenómeno de Pegida ha sacudido a la opinión pública alemana y enfrentado a los partidos políticos ante la disyuntiva de ignorarlo o buscar el diálogo, algo que hasta ahora sólo hizo formalmente la euroescéptica “Alternativa para Alemania”.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, advirtió que las protestas islamófobas han dañado seriamente la imagen de Alemania en el exterior.
“En Alemania se subestima el daño que ya han causado los eslóganes xenófobos y racistas de Pegida”, dijo Steinmeier en una entrevista que publica el dominical “Bild am Sonntag”.
Las marchas comenzaron a mediados de octubre con unas 150 personas y fueron atrayendo a un número creciente de personas, mucha gente de clase media y trabajadora, pero también neonazis y funcionarios del ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD).
El fenómeno se reprodujo en otras ciudades alemanas, pero con mucho menor concurrencia. En contrapartida, un sinnúmero de contramarchas multitudinarias se realizan cada semana en favor de un país tolerante y solidario. Hoy tendrá lugar en Dresde un concierto gratuito de conocidos músicos alemanes en favor de la diversidad.
Según datos oficiales, en Dresde, una ciudad de poco más de medio millón de habitantes, sólo el 0,4% de la población profesa la fe musulmana, los extranjeros constituyen el 4,1% de la población y el 7,2% tiene ascendencia no alemana. (DPA)
La cifra está por debajo del récord de 25.000 personas que reunió Pegida hace 13 días, tras crecer exponencialmente en diciembre. A pocos metros de allí, en la vecina Schlossplatz (Plaza del Palacio), se produjo una contramanifestación bajo el lema “Dresde para todos”, que reunió a unas 5.000 personas. Hubo algunos forcejeos que acabaron rápidamente gracias al operativo desplegado por la Policía.
Los organizadores de Pegida adelantaron la tradicional marcha de los lunes alegando razones de seguridad y para evitar choques con concentraciones en su contra. El movimiento antiislámico cierra su semana más negra. Dos días después de cancelar la manifestación de hoy por amenaza terrorista, su máximo dirigente, Lutz Bachmann, renunció ante la apertura de diligencias judiciales en su contra por instigación al odio racista.
Bachmann había publicado en su página de Facebook comentarios con insultos a inmigrantes y refugiados y colgado una foto en la que se lo ve con el bigote y el peinado del dictador Adolf Hitler.
El fenómeno de Pegida ha sacudido a la opinión pública alemana y enfrentado a los partidos políticos ante la disyuntiva de ignorarlo o buscar el diálogo, algo que hasta ahora sólo hizo formalmente la euroescéptica “Alternativa para Alemania”.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, advirtió que las protestas islamófobas han dañado seriamente la imagen de Alemania en el exterior.
“En Alemania se subestima el daño que ya han causado los eslóganes xenófobos y racistas de Pegida”, dijo Steinmeier en una entrevista que publica el dominical “Bild am Sonntag”.
Las marchas comenzaron a mediados de octubre con unas 150 personas y fueron atrayendo a un número creciente de personas, mucha gente de clase media y trabajadora, pero también neonazis y funcionarios del ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD).
El fenómeno se reprodujo en otras ciudades alemanas, pero con mucho menor concurrencia. En contrapartida, un sinnúmero de contramarchas multitudinarias se realizan cada semana en favor de un país tolerante y solidario. Hoy tendrá lugar en Dresde un concierto gratuito de conocidos músicos alemanes en favor de la diversidad.
Según datos oficiales, en Dresde, una ciudad de poco más de medio millón de habitantes, sólo el 0,4% de la población profesa la fe musulmana, los extranjeros constituyen el 4,1% de la población y el 7,2% tiene ascendencia no alemana. (DPA)