30 Enero 2015
ÚLTIMO ADIÓS. El cortejo fue despedido por gran cantidad de personas cuando partió hacia el cementerio israelita. reuters
BUENOS AIRES.- Los restos del fiscal Alberto Nisman fueron sepultados al mediodía de ayer en el cementerio israelita de la localidad bonaerense de La Tablada. En los alrededores del predio, una multitud se hizo presente para reclamar justicia. La inhumación -más íntima, ya que sólo asistieron familiares, amigos y unos pocos políticos- estuvo precedida por una ceremonia religiosa que dirigió el rabino Marcelo Polakoff. También hablaron el filósofo Santiago Kovadloff y el vicepresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Waldo Wolff.
Nisman fue hallado muerto en su departamento del piso 13° del edificio Le Parc, en Puerto Madero, el domingo 18, horas antes de que debiera presentarse ante el Congreso para precisar una denuncia contra la presidenta, Cristina Fernández, el canciller, Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, y simpatizantes kirchneristas. El fiscal los acusaba de encubrimiento en el marco de la causa que investiga el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido en 1994. Nisman sostenía que el Gobierno había sellado hace dos años un tratado con autoridades de Irán con el fin de desvincular a ese país de su responsabilidad en aquel ataque, que dejó 85 muertos y 300 heridos. Según consideraba, la Nación había firmado el acuerdo a cambio de fomentar un acercamiento hacia Teherán con fines comerciales.
El cortejo fúnebre con los restos del fiscal llegó a las 11 al cementerio. El vehículo con el féretro, que estuvo rodeado por un fuerte operativo de la Policía Bonaerense, fue recibido con aplausos por un gran número de personas; algunas portaban banderas celestes y blancas, otras esgrimían carteles con consignas como Justicia por el fiscal, Nisman somos todos y La verdad no muere. Algo similar ocurrió al momento de partir. El féretro -custodiado por la Policía federal- dejó a las 9.45 la sala velatoria, ubicada en el barrio porteño de Núñez. Fue despedido por un grupo nutrido de vecinos; muchos sostenían una bandera nacional de grandes dimensiones, y se leían afiches con similares consignas.
Durante el entierro, la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, volvió a desestimar la posibilidad de un suicidio. “Ninguno de nosotros creemos que vos hayas sido el acreedor de este final. Tenemos la certeza de que esto fue obra de otra persona. No sabemos de quién, es difícil”, lamentó.
La mujer, que se desempeña como jueza federal en San Isidro, cuestionó la investigación judicial, pero se comprometió a estar alerta. “Como magistrada tengo que pedirte perdón, porque sigo perteneciendo a este poder (Judicial) y hoy siento que no sé si están trabajando como deberían trabajar. Y espero que se sepas perdonar lo que se hizo y aún no se hizo para descubrir la verdadera razón de este final”, afirmó, dirigiéndose claramente a su ex marido. y añadió: “sé que confiás en muchos colegas, compañeros y colaboradores. Hay gente que está dispuesta a luchar como vos lo hiciste por la verdadera respuesta. Sé que te quedás tranquilo porque sé que confiás en mí y en el cuidado que yo voy a tener sobre nuestras hijas, porque las amo. No me siento sola para cuidar de ellas, porque tenemos una familia. No puedo creer que yo esté acá y vos estés ahí”. (DyN-Especial)
Nisman fue hallado muerto en su departamento del piso 13° del edificio Le Parc, en Puerto Madero, el domingo 18, horas antes de que debiera presentarse ante el Congreso para precisar una denuncia contra la presidenta, Cristina Fernández, el canciller, Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, y simpatizantes kirchneristas. El fiscal los acusaba de encubrimiento en el marco de la causa que investiga el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido en 1994. Nisman sostenía que el Gobierno había sellado hace dos años un tratado con autoridades de Irán con el fin de desvincular a ese país de su responsabilidad en aquel ataque, que dejó 85 muertos y 300 heridos. Según consideraba, la Nación había firmado el acuerdo a cambio de fomentar un acercamiento hacia Teherán con fines comerciales.
El cortejo fúnebre con los restos del fiscal llegó a las 11 al cementerio. El vehículo con el féretro, que estuvo rodeado por un fuerte operativo de la Policía Bonaerense, fue recibido con aplausos por un gran número de personas; algunas portaban banderas celestes y blancas, otras esgrimían carteles con consignas como Justicia por el fiscal, Nisman somos todos y La verdad no muere. Algo similar ocurrió al momento de partir. El féretro -custodiado por la Policía federal- dejó a las 9.45 la sala velatoria, ubicada en el barrio porteño de Núñez. Fue despedido por un grupo nutrido de vecinos; muchos sostenían una bandera nacional de grandes dimensiones, y se leían afiches con similares consignas.
Durante el entierro, la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, volvió a desestimar la posibilidad de un suicidio. “Ninguno de nosotros creemos que vos hayas sido el acreedor de este final. Tenemos la certeza de que esto fue obra de otra persona. No sabemos de quién, es difícil”, lamentó.
La mujer, que se desempeña como jueza federal en San Isidro, cuestionó la investigación judicial, pero se comprometió a estar alerta. “Como magistrada tengo que pedirte perdón, porque sigo perteneciendo a este poder (Judicial) y hoy siento que no sé si están trabajando como deberían trabajar. Y espero que se sepas perdonar lo que se hizo y aún no se hizo para descubrir la verdadera razón de este final”, afirmó, dirigiéndose claramente a su ex marido. y añadió: “sé que confiás en muchos colegas, compañeros y colaboradores. Hay gente que está dispuesta a luchar como vos lo hiciste por la verdadera respuesta. Sé que te quedás tranquilo porque sé que confiás en mí y en el cuidado que yo voy a tener sobre nuestras hijas, porque las amo. No me siento sola para cuidar de ellas, porque tenemos una familia. No puedo creer que yo esté acá y vos estés ahí”. (DyN-Especial)