01 Febrero 2015
PADRE E HIJOS. En Madrid, homenaje a Cervantes, el Quijote y Sancho. commons.wikimedia.org
Lectores de todo el mundo tienen una excusa para revisitar a Miguel de Cervantes: en el mismo año en el que se cumplen 400 de la publicación de la segunda parte del Quijote de la Mancha, obra maestra de la literatura hispana, un equipo de investigadores descifra si las iniciales M.C. halladas en una cripta de un convento de Madrid pertenecen a los restos del escritor más universal, según consignó la agencia Télam.
Un clásico inminente de todos los tiempos, Cervantes Saavedra, nacido en Alcalá de Henares el 29 de septiembre de 1547, vuelve a dar qué hablar cuatro siglos después de la aparición de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615), editada en aquel entonces por el mítico impresor Juan de la Cuesta.
Este 2015, con la excusa de los cuatro siglos de la última parte de Don Quijote, el escritor español es celebrado en todo el mundo. Y los 400 años son sólo la precuela de un aniversario aún más significativo que llegará en 2016, el de su muerte el 22 de abril de 1616: Cervantes murió a los 68 años, pobre y sin reconocimiento, pocos días antes de haber puesto punto final a su última obra “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”.
Los restos
En los registros de la parroquia San Sebastián se consigna que su fallecimiento sucedió un 23 de abril, un día después, de acuerdo con la costumbre de la época de fechar el día del entierro, y sus restos fueron inhumados en el convento de las Trinitarias, según documentos históricos.
Justamente, ese sitio en el que se cree que fue enterrado el escritor, es foco de atención por estos días, luego de que el domingo de la semana pasada el equipo de investigadores que busca sus restos anunció el hallazgo de una cripta con las iniciales M.C. en la iglesia de Madrid, que podrían ser suyas. Es la primera vez que autoridades gubernamentales y científicos se ponen de acuerdo con la intención de localizar el paradero del escritor, en una búsqueda sustentada por el Ayuntamiento de Madrid, entre otras instituciones, y de la que participan forenses, antropólogos, arqueólogos e historiadores.
Claro, todavía no hay nada definido: los especialistas reconocen que puede ser “una noticia impresionante” pero advierten cautela porque los trabajos de identificación “acaban de empezar”. Ocurre que donde se descubrió el nicho en madera con las letras M.C. se hallaron también restos de una decena de personas que ahora están analizándose.
A falta de rastros genéticos para realizar un análisis de ADN (los hijos de Cervantes no dejaron descendencia y el de su hermano Rodrigo estaría muy debilitado), el equipo rastrea datos biográficos para distinguir sus restos: marcas de atrofia ósea en su mano izquierda, fruto de una herida en la batalla de Lepanto, impacto de balas o dentadura escasa y columna vertebral atrofiada, entre otras, según informó el diario El País, de España.
Un clásico inminente de todos los tiempos, Cervantes Saavedra, nacido en Alcalá de Henares el 29 de septiembre de 1547, vuelve a dar qué hablar cuatro siglos después de la aparición de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615), editada en aquel entonces por el mítico impresor Juan de la Cuesta.
Este 2015, con la excusa de los cuatro siglos de la última parte de Don Quijote, el escritor español es celebrado en todo el mundo. Y los 400 años son sólo la precuela de un aniversario aún más significativo que llegará en 2016, el de su muerte el 22 de abril de 1616: Cervantes murió a los 68 años, pobre y sin reconocimiento, pocos días antes de haber puesto punto final a su última obra “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”.
Los restos
En los registros de la parroquia San Sebastián se consigna que su fallecimiento sucedió un 23 de abril, un día después, de acuerdo con la costumbre de la época de fechar el día del entierro, y sus restos fueron inhumados en el convento de las Trinitarias, según documentos históricos.
Justamente, ese sitio en el que se cree que fue enterrado el escritor, es foco de atención por estos días, luego de que el domingo de la semana pasada el equipo de investigadores que busca sus restos anunció el hallazgo de una cripta con las iniciales M.C. en la iglesia de Madrid, que podrían ser suyas. Es la primera vez que autoridades gubernamentales y científicos se ponen de acuerdo con la intención de localizar el paradero del escritor, en una búsqueda sustentada por el Ayuntamiento de Madrid, entre otras instituciones, y de la que participan forenses, antropólogos, arqueólogos e historiadores.
Claro, todavía no hay nada definido: los especialistas reconocen que puede ser “una noticia impresionante” pero advierten cautela porque los trabajos de identificación “acaban de empezar”. Ocurre que donde se descubrió el nicho en madera con las letras M.C. se hallaron también restos de una decena de personas que ahora están analizándose.
A falta de rastros genéticos para realizar un análisis de ADN (los hijos de Cervantes no dejaron descendencia y el de su hermano Rodrigo estaría muy debilitado), el equipo rastrea datos biográficos para distinguir sus restos: marcas de atrofia ósea en su mano izquierda, fruto de una herida en la batalla de Lepanto, impacto de balas o dentadura escasa y columna vertebral atrofiada, entre otras, según informó el diario El País, de España.