Djokovic derrumbó a Murray y es pentacampeón del Abierto de Australia

El número uno del mundo se impuso por 7-6 (7-5), 6-7 (4-7), 6-3 y 6-0 al británico.

CAMPEÓN. Djokovic ganó un partido que por momentos fue insólito. REUTERS CAMPEÓN. Djokovic ganó un partido que por momentos fue insólito. REUTERS
01 Febrero 2015
MELBOURNE.- El serbio Novak Djokovic se consagró hoy pentacampeón del Abierto de Australia, un logro inédito en la era profesional del tenis, a costa de un Andy Murray que perdió una enorme oportunidad de sumar su tercer título de Grand Slam. 

Número uno del mundo, Djokovic se impuso por 7-6 (7-5), 6-7 (4-7), 6-3 y 6-0 al británico, que desde mañana será el cuarto del ranking de la ATP. 

Con el techo semiabierto en una fresca y húmeda jornada de nubes tras una noche de intensa lluvia, ambos plantearon el partido firmemente plantados sobre la línea de base, aunque el británico dominaba y el serbio contraatacaba. De tanto en tanto, Djokovic sorprendía tomando la red. 

Murray jugaba mejor, tenía más pimienta y ángulos en los golpes, pero la cabeza de Djokovic se demostraría superior durante una final de desarrollo por momentos insólito. El británico pudo quebrar para adelantarse 2-1, pero terminó encontrándose 4-1 abajo. Debió ganar ese primer set -clave-, pero lo perdió. 

Defender el servicio fue una quimera en buena parte de la final. Djokovic se adelantó 5-3 antes de ser atendido en un cambio de lado por problemas en el pulgar derecho tras una caída. El set había enloquecido hacía rato, nadie tenía el control y la única solución era un tie break. 

Djokovic lo abrió con una doble falta y Murray tuvo el set en sus manos, pero encadenó una doble falta, un error de derecha y otro de revés para devolver al serbio a la vida cuando perdía 4-2. 

Otro error llamativo de Murray en 5-5 -le entregó la pelota a Djokovic y luego falló una volea sencilla- situó al serbio set point con su saque. El quinto error del británico, esta vez un revés a la red, le dio a su rival un set que debió ser suyo. 

El segundo set ofreció una nueva variante de los problemas de Djokovic: se le trababa la pierna derecha, parecía no poder apoyarse con confianza en ella. 

Murray, que sacó para adelantarse 2-0, entregó el servicio ante ese extraño tenista al que primero le dolía el dedo, luego le temblaba la pierna y al final le ganaba los puntos clave. 

Desquiciado, Murray se hundió y entregó su servicio en cero para permitirle a Djokovic adelantarse 3-2 y su saque. 

El británico debió ganar el primer set y lo perdió, debió adelantarse 3-0 en el segundo y estaba ya break abajo. Tras perder 12 puntos consecutivos, el escocés quedó en desventaja de 4-2 abajo. Era su peor momento. 

Un grupo de seis manifestantes a favor de los refugiados a los que Australia no permite entrar al país frenó el juego con Djokovic sacando 4-3. Dos ingresaron a la cancha y fueron reducidos. Cinco guardaespaldas rodearon de inmediato a cada uno de los jugadores. Pareció una exageración, pero Australia está hipersensibilizada tras el ataque de diciembre a un café de Sydney, que terminó con varios muertos. 

Los minutos extra de descanso sirvieron para calmar a Murray, que recuperó parte de su juego, quebró a Djokovic y celebró con un rugido que permitía intuir que seguía ahí. 

La final era irregular, pero esa inestabilidad le daba cierto atractivo. Así, Murray dispuso de un set point con Djokovic sacando 4-5, pero dejó inexplicablemente un revés en la red.  

Un rato más tarde el número uno defendía su saque ante el enésimo error del británico. Djokovic lo celebró gritando y apretando el puño ante un par de banderas serbias. Murray devolvería el grito minutos más tarde y todo desembocaría en un tie break que esta vez, no sin sufrimiento, sí ganaría el británico. 

Tres horas de juego y el sube y baja continuó en el tercer parcial: Murray se adelantó 2-0, pero Djokovic empató a dos. El serbio resbalaba cada tanto y daba señales confusas en cuanto a su condición física, pero ya nadie se lo tomaba muy en serio. Mucho menos cuando quebró el servicio de Murray para 5-3. Instantes después, Djokovic se llevaba el parcial por 6-3 y situaba al escocés contra las cuerdas, porque debía ganar dos parciales si quería llevarse el título. Le sería imposible hoy, porque el cuarto parcial lo encontraría acalambrado, ya sin fuerza física ni mental ante un rival que no sabe lo que es dar un punto por perdido, aunque hoy ganara una final que bien pudo perder. (DPA)

Comentarios