06 Marzo 2015
A LOS OJOS. Ni Sosa ni Ruiz esquivaron miradas en el pesaje. Esta noche deberán esquivar los golpes que se propinen. la gaceta / foto de diego aráoz
El combate entre Darío Ruiz y Roberto Sosa rozó los límites del nocaut antes del primer round. Es que ni “Bad Boy” ni “El Incho” dieron el peso en el primer intento. Con suspenso de por medio, ambos lograron cumplir con el reglamento y esta noche, en Villa Luján, pelearán por los títulos supermosca de la Federación Argentina de Boxeo (FAB) y el Latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
Las miradas de reojo entre todos los presentes en el coqueto hotel de Yerba Buena dominaron la escena, cuando Roberto Benítez, fiscal del combate designado por la FAB, decía en voz alta lo que mostraba la balanza digital en el piso. “Ruiz 53,300”, primero. Segundo: “Sosa 52,400”. ¿El límite? No debían exceder los 52,163 kilos.
Benítez reunió a los técnicos de ambos y puso un plazo de dos horas para repetir el procedimiento. El equipo de Sosa insistió en acortar el tiempo, el de Ruiz no. Y es lógico: “El Incho” debía bajar gramos y “Bad Boy” más de un kilo.
Un par de movimientos físicos, sauna y una visita al baño bastaron. Sosa se pesó primero y Ruiz después. Como llegaron al mundo, así también subieron a la balanza.
La lectura entre líneas que se hace en el boxeo cuando los protagonistas no dan el peso es que la preparación no fue del todo eficiente. ¿Fue este el caso? “La balanza daba 600 gramos de más”, sentenció Ruiz que pesó más tarde 52 kilos. “Coincido con él: la balanza no estaba bien. Lo mismo él estaba más pesado”, apuntó Sosa que registró luego 52,100.
En la espera
Mientras la sala de conferencias estaba repleta y se esperaban a los boxeadores, los promotores del combate remarcaron que la pelea es eliminatoria para el título mundial supermosca OMB. “La primera pelea que tenga Inoue debe ser contra un boxeador nuestro que saldrá de la pelea entre Ruiz y Sosa”, afirmó Sebastián Rivero, en representación de su padre, Osvaldo. El promotor del combate no pudo estar por motivos personales y su hijo se encargó de dispersar un poco las dudas que se generaron a partir de la lesión de Naoya Inoue. “Estamos a la espera de su evolución. Pero en tres, cuatro o cinco meses, el tiempo que sea, el ganador peleará contra Inoue”, aseguró.
Las miradas de reojo entre todos los presentes en el coqueto hotel de Yerba Buena dominaron la escena, cuando Roberto Benítez, fiscal del combate designado por la FAB, decía en voz alta lo que mostraba la balanza digital en el piso. “Ruiz 53,300”, primero. Segundo: “Sosa 52,400”. ¿El límite? No debían exceder los 52,163 kilos.
Benítez reunió a los técnicos de ambos y puso un plazo de dos horas para repetir el procedimiento. El equipo de Sosa insistió en acortar el tiempo, el de Ruiz no. Y es lógico: “El Incho” debía bajar gramos y “Bad Boy” más de un kilo.
Un par de movimientos físicos, sauna y una visita al baño bastaron. Sosa se pesó primero y Ruiz después. Como llegaron al mundo, así también subieron a la balanza.
La lectura entre líneas que se hace en el boxeo cuando los protagonistas no dan el peso es que la preparación no fue del todo eficiente. ¿Fue este el caso? “La balanza daba 600 gramos de más”, sentenció Ruiz que pesó más tarde 52 kilos. “Coincido con él: la balanza no estaba bien. Lo mismo él estaba más pesado”, apuntó Sosa que registró luego 52,100.
En la espera
Mientras la sala de conferencias estaba repleta y se esperaban a los boxeadores, los promotores del combate remarcaron que la pelea es eliminatoria para el título mundial supermosca OMB. “La primera pelea que tenga Inoue debe ser contra un boxeador nuestro que saldrá de la pelea entre Ruiz y Sosa”, afirmó Sebastián Rivero, en representación de su padre, Osvaldo. El promotor del combate no pudo estar por motivos personales y su hijo se encargó de dispersar un poco las dudas que se generaron a partir de la lesión de Naoya Inoue. “Estamos a la espera de su evolución. Pero en tres, cuatro o cinco meses, el tiempo que sea, el ganador peleará contra Inoue”, aseguró.