Por Gustavo Rodríguez
09 Marzo 2015
SIGUEN SIN PODER DESPEJAR LAS DUDAS. Ni con la formación ideal ni con una alineación alternativa. Los “millonarios” siguen sin jugar bien y por eso sufren en el torneo local y en la Copa Libertadores. TÉLAM
Marcelo Gallardo sufre por este River desconocido. Está preocupado. Prueba y prueba, pero nada le sale bien. Ayer sumó su tercer empate consecutivo en su casa (dos por el torneo local y uno por la Copa Libertadores), señal que algo malo está pasando y que tiene que cambiar rápido antes de que la noche se devore su proyecto.
Fernando Cavenaghi que de a poco va recuperando su nivel futbolístico -no así la figura que debería tener un futbolista profesional- y Sebastián Driussi comenzaron a edificar una victoria que, por lo visto en el campo, era incuestionable. Ganar 2 a 0 a los 30 minutos de un partido ante un rival de menor jerarquía puede ser considerado como la puerta de una goleada. Pero no fue así, ya que el “tatengue” (que lleva 15 partidos sin conocer el sabor de una derrota), con muy poco, logró empatar el encuentro con los tantos de Lucas Gamba y Leonardo Sánchez. Hasta podría hager conseguido un histórico triunfo si no fuera por sus limitaciones.
Y lo más preocupante es que los simpatizantes “millonarios” ya vieron esta película. Hace dos semanas Quilmes también se llevó una igualdad del Monumental porque River no pudo -o no supo- cerrar el encuentro que ganaba con cierta comodidad.
Para colmo, los tiempo apremian y el equipo que dirige Gallardo camina sobre una cornisa. Quedó a cuatro puntos de la cima de la tabla y está último en su grupo en el Copa Libertadores. Otra vez será una semana movidita. El “Muñeco” tendrá que hablar largo y tendido con sus jugadores y trabajar muchísimo para que puedan salir de esa laguna futbolística en la que se están ahogando.
Fernando Cavenaghi que de a poco va recuperando su nivel futbolístico -no así la figura que debería tener un futbolista profesional- y Sebastián Driussi comenzaron a edificar una victoria que, por lo visto en el campo, era incuestionable. Ganar 2 a 0 a los 30 minutos de un partido ante un rival de menor jerarquía puede ser considerado como la puerta de una goleada. Pero no fue así, ya que el “tatengue” (que lleva 15 partidos sin conocer el sabor de una derrota), con muy poco, logró empatar el encuentro con los tantos de Lucas Gamba y Leonardo Sánchez. Hasta podría hager conseguido un histórico triunfo si no fuera por sus limitaciones.
Y lo más preocupante es que los simpatizantes “millonarios” ya vieron esta película. Hace dos semanas Quilmes también se llevó una igualdad del Monumental porque River no pudo -o no supo- cerrar el encuentro que ganaba con cierta comodidad.
Para colmo, los tiempo apremian y el equipo que dirige Gallardo camina sobre una cornisa. Quedó a cuatro puntos de la cima de la tabla y está último en su grupo en el Copa Libertadores. Otra vez será una semana movidita. El “Muñeco” tendrá que hablar largo y tendido con sus jugadores y trabajar muchísimo para que puedan salir de esa laguna futbolística en la que se están ahogando.