Por Carlos Páez de la Torre H
11 Marzo 2015
LA TRADUCCION. Portada de las versión castellana, editada en 1876, del “Handbook” de los Mulhall. la gaceta / archivo
En 1875, los hermanos Miguel y Eduardo Mulhall editaron en Londres el libro “Handbook of the River Plate Republics”. Tanto éxito tuvo, que lo publicarían traducido al castellano, en Buenos Aires, en 1876. Se titulaba “Manual de las Repúblicas del Plata”. Según el subtítulo, contenía “datos topográficos, históricos y económicos sobre los productos, colonias, empresas, comercio, rentas nacionales, deuda pública, inmigración, ciudades, provincias, instituciones, ferrocarriles, bancos, escuelas y literatura de la Repúblicas Argentina, Oriental y Paraguay”.
Sobre Tucumán, los Mulhall consideraban que “bien merece el título de Jardín de Sud América, por sus ricos y variados productos, su clima suave, sus paisajes encantadores, y los varios otros dones que la naturaleza brinda al punto más favorecido de todo el continente”. Ofrecía “una magnífica perspectiva de bosques, ríos, plantíos de caña de azúcar, arroz, trigo y tabaco, alternándose con montes de naranjos, aromos y arbustos del más brillante follaje”.
Ofrecía minuciosos datos sobre los productos anuales de la provincia, sus estadísticas de ganado, referencias del comercio, etcétera. Decía que “si no fuera por las guerras civiles de cuarenta años y la falta de viabilidad, esta magnífica provincia habría progresado en relación con sus dotes especiales de la naturaleza. Mientras tanto, los habitantes son amables y hospitalarios, con idea muy exacta del valor de las mejoras europeas”.
En Tucumán, “el Mamelucho (¿?)de las llanuras sigue la vida pastoral de sus antepasados; es hombre de buena índole y pocas necesidades; su mujer le hace la ropa; su ganado es el mejor de la República, y el suelo le da en abundancia toda clase de frutas y cereales casi sin trabajo”.
Sobre Tucumán, los Mulhall consideraban que “bien merece el título de Jardín de Sud América, por sus ricos y variados productos, su clima suave, sus paisajes encantadores, y los varios otros dones que la naturaleza brinda al punto más favorecido de todo el continente”. Ofrecía “una magnífica perspectiva de bosques, ríos, plantíos de caña de azúcar, arroz, trigo y tabaco, alternándose con montes de naranjos, aromos y arbustos del más brillante follaje”.
Ofrecía minuciosos datos sobre los productos anuales de la provincia, sus estadísticas de ganado, referencias del comercio, etcétera. Decía que “si no fuera por las guerras civiles de cuarenta años y la falta de viabilidad, esta magnífica provincia habría progresado en relación con sus dotes especiales de la naturaleza. Mientras tanto, los habitantes son amables y hospitalarios, con idea muy exacta del valor de las mejoras europeas”.
En Tucumán, “el Mamelucho (¿?)de las llanuras sigue la vida pastoral de sus antepasados; es hombre de buena índole y pocas necesidades; su mujer le hace la ropa; su ganado es el mejor de la República, y el suelo le da en abundancia toda clase de frutas y cereales casi sin trabajo”.