Con el premio arreglará su casa y si sobra, viajará a Mar del Plata

Luis Marassa, ganador del pozo acumulado del entretenimiento, retiró ayer su recompensa. Regalo atrasado por sus 41 años de casado

FELICES. Tres generaciones de la familia Marassa celebran el triple premio, que les permitirá arreglar su casa. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso FELICES. Tres generaciones de la familia Marassa celebran el triple premio, que les permitirá arreglar su casa. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
28 Marzo 2015
Luis Marassa, único ganador del pozo doblemente acumulado de los Números de Oro de LA GACETA, se reconoce un hombre afortunado. “Hace dos semanas me faltó un número. Fue una desilusión en ese momento, pero mirá ahora: ¡justo las dos semanas siguientes no hubo ganadores y multipliqué mi premio! Si hubiera acertado entonces, no habría sido tan interesante...”, reconoce mientras abraza a Luana (de 4 años, la más chiquita de sus seis nietos).

Había sido una semana atípica. “Cosa rara, no había controlado los números día a día. El jueves a la mañana me senté y me fijé cuáles habían salido toda la semana... y no lo podía creer: estaban todos”, sigue su relato, complementado con acotaciones de su hija, Andrea (“la bebé de la casa; mi única nena, abogada”, dice Luis mientras la mira orgulloso). “Le dijo a mi mamá, como si tal cosa, ‘andá a cobrar’”, cuenta divertida.

“Mi mujer -le decimos Gringa- no me creía; ¡controló todo dos veces!”, confiesa el feliz ganadora y agrega: “en febrero cumplimos 41 años de casados. Esto es como un regalo atrasado. Va a permitir solucionar los problemas de humedad de nuestra casa y aumentar dos habitaciones... para cuando vienen ellos y sus primos”. “Ellos” son los hermanos mayores de Luana, Valentina (6) y Benjamín (11), que acompañaron al abuelo, y Sabina, Nicolás y Ema, que no pudieron venir.

“Soñábamos con las obras, pero no daban los números. Cuando supe del premio empecé a ver presupuesto. Creo que vamos a poder. Y si sobra algo... ¡a Mar del Plata!”, dice sonriente. Y la sonrisa crece cuando Benja añade “¡yo también voy!

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