Sería positivo un debate televisivo entre candidatos

No es fácil. Cuesta. Se necesita de la actitud y la voluntad de uno y de otro. Es esencial en la comunicación, en el crecimiento individual y colectivo. El diálogo permite intercambiar ideas, puntos de vista y llegar a acuerdos entre las personas. Su ausencia o escasez se observa cuando en un país, acordar algo con quien sostiene otra posición o mirada sobre la realidad, es más que difícil y suele producirse lo que se llama un diálogo de sordos. Sucede a menudo con nuestra clase dirigente que parece más dispuesta a imponer su criterio sin escuchar, por lo general, a quien se le opone, que a concertar. Seguramente, mucho tuvieron que ver en esta dificultad los numerosos golpes de Estado y las dictaduras que han padecido naciones latinoamericanas, como la nuestra, que han profundizado los rasgos autoritarios de la sociedad.

Países como Chile y Brasil dieron un paso adelante hace años cuando sus candidatos presidenciales, antes de los comicios, participaron de un debate televisivo que les permitiera trasmitirle sus propuestas a la ciudadanía.

En julio de 2011, se sumó a esta saludable práctica la provincia de Santa Fe. Sus principales candidatos a gobernador, Antonio Bonfatti (Frente Progresista), Miguel Torres Del Sel (Unión-PRO Federal) y Agustín Rossi (Frente Santa Fe para Todos) expusieron sus planes de gobierno, a una semana de las elecciones, en el primer debate en su tipo en la historia política de la provincia.

El encuentro se desarrolló en un clima de cordialidad y camaradería, sin golpes bajos y con pocos cruces fuertes entre los candidatos a suceder al gobernador socialista, Hermes Binner. La mesa panel había sido organizada por el diario La Capital de Rosario y Canal 5, y fue emitido por la radio LT8 y el canal 13 de Santa Fe. El debate fue dividido en seis bloques temáticos (educación, salud, seguridad, producción y empleo, obra pública y relación entre la Nación y la Provincia), con la libertad de que los candidatos se interpelaran tras las exposiciones. Durante las dos horas en que se extendió, ninguno de los tres candidatos se salió de su libreto.

El antecedente más antiguo al cual asistieron los televidentes argentinos fue el debate televisivo que sostuvieron el entonces canciller Dante Caputo con el senador Vicente Leónides Saadi en noviembre de 1984 sobre el conflicto con Chile por el Canal de Beagle. En los años sucesivos, los intentos de que los candidatos a dirigir el país o las provincias debatieran por la pantalla chica fueron infructuosos. Por lo general, es la descalificación constante de los rivales el arma electoral preferida.

El 23 de agosto próximo tendremos elecciones provinciales. Sería positivo si se imitara la experiencia santafesina de 2011, de modo que los candidatos pudieran exponer su plataforma respecto de las áreas más importantes y luego debatir en un marco de respeto, no solo por los otros postulantes, sino por la sociedad. Se trata, por cierto, no solo anunciar lo que se pretende hacer en cada tema, sino también cómo llegar a los objetivos. Faltan aún más de cuatro meses para las elecciones, de manera que cada candidato tendría tiempo suficiente de prepararse para no quedar mal parado ante la ciudadanía. En ámbitos universitarios, se registraron anteriormente debates, pero no todos los postulantes asistieron, algunos de los principales pegaron el faltazo.

Si se lograra concretar un debate a través de un medio masivo como la televisión, los tucumanos se beneficiarían, mucho más si las ideas y las propuestas son el eje de la discusión y no las descalificaciones personales o partidarias. El diálogo y la tolerancia son rasgos esenciales de una democracia y reflejan el grado de madurez de la clase dirigente y de la sociedad.

Comentarios