11 Abril 2015
Es positivo que los padres se metan en las tareas de los chicos, siempre y cuando su función sea la de acompañar y guiar a los niños en sus aprendizajes. Mostrarles interés en lo que hacen es una gran ayuda.
Muchas veces los papás tienen demasiado trabajo y es comprensible que deleguen la supervisión de las tareas en una maestra particular. Sin embargo, es bueno que no se desvinculen del todo de los deberes escolares. ¿Cómo pueden hacer? Preguntar, estar atentos, conversar de lo que hicieron en el día.
Hay que ser conscientes de que algunos chicos necesitan más o menos apoyo que otros y actuar en consecuencia. Nunca es bueno resolverles las tareas a los hijos. Esto es algo muy común cuando se le presenta una dificultad al niño o adolescente. Como no los queremos ver sufrir, les solucionamos los deberes. Los padres que trabajan muchas horas pueden creer que de esa manera “pagan sus culpas”.
Al final, los estamos perjudicando porque en el futuro es probable que tengan inconvenientes para enfrentar los fracasos y resolver los escollos que se les presenten. Es bueno enseñarles estrategias para que ellos solos busquen alternativas de solución a sus problemas. Eso les servirá para toda la vida.
Cuando los padres quieren enseñarles con sus viejos métodos a los chicos es otro problema. Las técnicas de enseñanza se modifican permanentemente. En esos casos, cuando el chico no pudo entender en el aula, una buena opción es buscar apoyo escolar. Esta alternativa, además, ahorrará el caos y los enfrentamientos que se producen en la casa cuando los padres intentan imponer sus viejos métodos.
Es bueno formar a los hijos para que en el futuro sean autónomos e independientes. Pero nunca dejarlos totalmente solos. Brindarles interés por lo que hacen fomenta su seguridad y autoestima. Si la mamá y el papá trabajan y no alcanza el tiempo, lo mejor es que se turnen para revisar las tareas, charlar sobre lo aprendido y estar al tanto de cómo les va en la escuela. Eso evitará futuros fracasos escolares.
Por último, quiero recalcar que aunque las tareas sean odiadas por muchos papás es importantísima en la vida de los chicos. La escuela es una institución que brinda aprendizaje, no solo contenidos. Debe generar en los niños habilidades y hábitos que refuercen la responsabilidad en los alumnos. Y justamente ese debería ser el objetivo de la tarea: afianzar lo aprendido en clase y alimentar la responsabilidad de cumplir con lo que la maestra demanda. Ojo: esto no justifica dar deberes extensos, que impliquen interminables horas de dedicación (es importante que los chicos tengan actividades extra escolares), ni tampoco dar temas nuevos para que los padres se tengan que encargar de la enseñanza.
TESTIMONIOS
Chabela Navas, mamá de dos alumnos de primaria
“No me gusta hacer la tarea con los chicos. Sería más fácil hacerla si yo les hiciera todo, pero de hecho como prefiero que las hagan solos tengo que estar más predispuesta a guiarlos y ser paciente ante los tiempos que cada uno tiene para aprender y a veces utilizar diferentes estrategias para que puedan entender algo. A veces no estoy de acuerdo con las tareas que les dan cuando se tratan de temas nuevos. Pienso que las tareas deben ser un refuerzo de lo que aprendieron en la escuela ya que la docente cuenta con una metodología de enseñanza, con la que no contamos los padres”.
Graciela Cusido, mamá de dos niñas
“Con Miranda, mi hija mayor, el único año que me senté junto a ella cada tarde fue en primer grado. Después, siempre hizo sola las tareas. A veces, a su pedido le doy una mano con la búsqueda de información y la ayudo a organizar todo lo que ella haya buscado en la web. Nunca necesitamos maestra particular. No me da lugar a enojarme o a renegar con ese tema. Otro caso es el de mi hija menor, Catalina. Para ella, cualquier situación es mas seductora que el colegio así que trato de estar más pendiente. Hasta ahora la vamos piloteando pero con el transcurrir de los años veremos si no necesita una ayuda extra”.
Mariana Nofal, mamá de emma (7)
“Me gusta hacer la tarea con mi hija, pero creo que lo que me gusta más es saber que tengo ese momento para ella. No me meto en todo, tengo claro que es su espacio. Pero a veces me sorprendo con la goma de borrar en la mano, a punto de hacer una “intervención”. Reviso después de que revisa ella. En ocasiones la dejo llevarse su error al aula si está muy convencida de que lo hizo bien. Quiero que se sienta con confianza tanto para revisar las tareas como para equivocarse y saber que no pasa nada si uno se manda una macana de vez en cuando. Peleamos todos los días porque ella quiere salir a jugar”.
Virginia Romano, maestra particular
“La tarea escolar se está convirtiendo en un problema familiar. Yo brindo apoyo escolar, ya sea para preparar materias o para hacer la tarea. Veo que la mayoría de los matrimonios trabajan y llegan cansados como para ponerse a hacer la tarea con sus hijos. Eso hace que muchos padres, para no ponerse a discutir con sus hijos por los deberes, prefieran tercerizarlas y no desgastar más la relación padre-hijo. Como maestra, siempre intento que los chicos resuelvan las cosas solos. Creo que meterse no está bueno, aunque algunos docentes no me dejan más opción porque enseñan los temas a medias”.
Temas
Natalia Jiménez Terán