17 Abril 2015
“Mis recitales son como hacer el amor, en la época en que andaba en esas cosas: nunca se sabe qué puede pasar. Cuando canto no pienso en qué voy a hacer; salgo al escenario y me van surgiendo las canciones”.
Horacio Guarany habla con el mismo ritmo y fraseo que usa al cantar en la entrevista telefónica que le realizó LA GACETA. Su característica voz lo delata a la distancia, y evidentemente él disfruta de mostrarse de ese modo. Se siente eterno, está de vuelta de todo, lo sabe y lo aprovecha en la relación con el interlocutor, con quien bromea y juega con las respuestas ingeniosas que lo muestran de cuerpo y alma, como cuando se le dice de maestro y contesta “maestro ciruela será”.
Desde hoy, El Potro estará en Tucumán, con un doble propósito: esta tarde presentará su último trabajo editorial “Mujer de la vida” (ver “El libro...”) y mañana actuará en el teatro Mercedes Sosa (San Martin 489), a las 22.
- Lo estamos esperando...
- Es una alegría que me estén esperando y ojalá que no sea en vano y que la justifique mi actuación. Trataremos de ser merecedores de esa espera.
- Usted sabe que lo es.
- Al contrario. Yo he recibido mucho más de lo que he dado, que fue hasta donde pude y tuve los medios. Pero lo que recibí de la vida, de mi país, del extranjero y de la gente fue inmenso. Tener la alegría de saberse querido, aplaudido y aceptado por tantos años es increíble. Parece pedante, pero es verdad, porque empecé en 1948 a ser lo que soy. Ya llevo casi 70 años y siguen convocándome y hasta pagándome por lo que hago (ríe). ¡Cómo no voy a estar feliz!
- ¿Y cómo se responde a tanto afecto?
- No sabés cómo me duele no poder retribuir tanto cariño. No puedo ir por la calle porque todo el mundo quiere saludarme, me habla, me pregunta cosas, me hace regalos, títulos, homenajes y premios. Ningún ser humano puede retribuir todo eso. Me quedo con las ganas y no puedo hacer más que decir gracias.
- Usted agradece cantando sobre el escenario.
- Creo que la gente valora más que mi manera de cantar, que lo hago sin trampas. Eso es importante, porque hay mil maneras de hacer trampas para ser querido. Pero cuando uno actúa de frente, de modo limpio, el pueblo no es tonto y se da cuenta. Soy hijo de un indio guaraní y de una inmigrante española, de esas que venían buscando la América, nacido en los montes de La Forestal, esa maldita empresa inglesa, y criado con hermanos analfabetos, porque no había dónde estudiar. Ya con ellos empecé a volar, y viajé por todo el mundo. No puedo pedir más a la vida.
- Si pudiera hacerle otro pedido a la vida, ¿cuál sería?
- Que la muchachada nueva se dé cuenta de la trampa miserable que hacen los sponsors comerciales cuando le meten en la cabeza que deben cambiar sus sentimientos y desconocer su origen, su raza y su pueblo y dedicarse a una cultura extranjera. Esa es la traición más cruel. La música de otros países es buena, pero para ese país. El joven se deja atrapar por los empresarios norteamericanos y se convierten en payasos de los intereses yanquis. Se olvida de sus zambas y chacareras, se visten de cowboy y se avengüenzan del gaucho. Es lo que me duele.
- ¿Quién es el responsable?
- Los Gobiernos tienen la culpa. Pobrecitos los jóvenes nuestros, atrapados por la miserable política que convirtió a América Latina en una colonia cultural de EEUU. Recién ahora se empiezan a mover nuestros países en otro sentido.
- Como hombre político que siempre fue, ¿cuál es su visión del Gobierno kirchnerista?
- Por meterme en política, me quemaron la casa dos veces y me echaron del país. Todos los Gobiernos son buenos, pero depende de dónde se los mire. Para opinar hay que conocer y saber; si no, se puede hacer mucho daño criticando o aplaudiendo sin saber. Estuve muchos años dedicado a enarbolar banderas de defensa del pobre y del trabajador, pero me fue tan mal que ya no quiero hablar de política (su voz se oscurece). Para eso están los políticos, más en época de elecciones. El pueblo sabrá a quien votar.
- Hubo muchos artistas comprometidos ideológicamente en forma directa con esta gestión, más incluso que en otras. ¿Ése es el rol del artista?
- El rol del artista debe ser tomar una ubicación cuidándose de que no sea la equivocada. Es muy peligroso dedicarse por entero a una tendencia; lo he vivido en carne propia. A veces las cosas no pasan como quieren los Gobiernos, sino como se puede. El que está convencido y cree en una política determinada y se dedica a ella, está en todo el derecho del mundo. Cada cual adopta una posición y es respetable, pero debe pensarse muy bien antes de hacerlo.
- ¿El artista está al servicio del público?
- Por lo menos en mi caso así es. Tengo tantos años que no me hace falta ensayar ni preparar nada antes de una función. El público te transmite tanto cuando estás sobre el escenario, que en cada recital todo fluye según lo que recibo. Simplemente, salgo a cantar y espero que sea bueno lo que hago.
- En un mes, cumple 90 años. ¿Cómo los va a festejar?
- Tu madrina cumplirá años. Yo ya no cumplo más. Cumplilos vos si querés, jodete (ríe).
Horacio Guarany habla con el mismo ritmo y fraseo que usa al cantar en la entrevista telefónica que le realizó LA GACETA. Su característica voz lo delata a la distancia, y evidentemente él disfruta de mostrarse de ese modo. Se siente eterno, está de vuelta de todo, lo sabe y lo aprovecha en la relación con el interlocutor, con quien bromea y juega con las respuestas ingeniosas que lo muestran de cuerpo y alma, como cuando se le dice de maestro y contesta “maestro ciruela será”.
Desde hoy, El Potro estará en Tucumán, con un doble propósito: esta tarde presentará su último trabajo editorial “Mujer de la vida” (ver “El libro...”) y mañana actuará en el teatro Mercedes Sosa (San Martin 489), a las 22.
- Lo estamos esperando...
- Es una alegría que me estén esperando y ojalá que no sea en vano y que la justifique mi actuación. Trataremos de ser merecedores de esa espera.
- Usted sabe que lo es.
- Al contrario. Yo he recibido mucho más de lo que he dado, que fue hasta donde pude y tuve los medios. Pero lo que recibí de la vida, de mi país, del extranjero y de la gente fue inmenso. Tener la alegría de saberse querido, aplaudido y aceptado por tantos años es increíble. Parece pedante, pero es verdad, porque empecé en 1948 a ser lo que soy. Ya llevo casi 70 años y siguen convocándome y hasta pagándome por lo que hago (ríe). ¡Cómo no voy a estar feliz!
- ¿Y cómo se responde a tanto afecto?
- No sabés cómo me duele no poder retribuir tanto cariño. No puedo ir por la calle porque todo el mundo quiere saludarme, me habla, me pregunta cosas, me hace regalos, títulos, homenajes y premios. Ningún ser humano puede retribuir todo eso. Me quedo con las ganas y no puedo hacer más que decir gracias.
- Usted agradece cantando sobre el escenario.
- Creo que la gente valora más que mi manera de cantar, que lo hago sin trampas. Eso es importante, porque hay mil maneras de hacer trampas para ser querido. Pero cuando uno actúa de frente, de modo limpio, el pueblo no es tonto y se da cuenta. Soy hijo de un indio guaraní y de una inmigrante española, de esas que venían buscando la América, nacido en los montes de La Forestal, esa maldita empresa inglesa, y criado con hermanos analfabetos, porque no había dónde estudiar. Ya con ellos empecé a volar, y viajé por todo el mundo. No puedo pedir más a la vida.
- Si pudiera hacerle otro pedido a la vida, ¿cuál sería?
- Que la muchachada nueva se dé cuenta de la trampa miserable que hacen los sponsors comerciales cuando le meten en la cabeza que deben cambiar sus sentimientos y desconocer su origen, su raza y su pueblo y dedicarse a una cultura extranjera. Esa es la traición más cruel. La música de otros países es buena, pero para ese país. El joven se deja atrapar por los empresarios norteamericanos y se convierten en payasos de los intereses yanquis. Se olvida de sus zambas y chacareras, se visten de cowboy y se avengüenzan del gaucho. Es lo que me duele.
- ¿Quién es el responsable?
- Los Gobiernos tienen la culpa. Pobrecitos los jóvenes nuestros, atrapados por la miserable política que convirtió a América Latina en una colonia cultural de EEUU. Recién ahora se empiezan a mover nuestros países en otro sentido.
- Como hombre político que siempre fue, ¿cuál es su visión del Gobierno kirchnerista?
- Por meterme en política, me quemaron la casa dos veces y me echaron del país. Todos los Gobiernos son buenos, pero depende de dónde se los mire. Para opinar hay que conocer y saber; si no, se puede hacer mucho daño criticando o aplaudiendo sin saber. Estuve muchos años dedicado a enarbolar banderas de defensa del pobre y del trabajador, pero me fue tan mal que ya no quiero hablar de política (su voz se oscurece). Para eso están los políticos, más en época de elecciones. El pueblo sabrá a quien votar.
- Hubo muchos artistas comprometidos ideológicamente en forma directa con esta gestión, más incluso que en otras. ¿Ése es el rol del artista?
- El rol del artista debe ser tomar una ubicación cuidándose de que no sea la equivocada. Es muy peligroso dedicarse por entero a una tendencia; lo he vivido en carne propia. A veces las cosas no pasan como quieren los Gobiernos, sino como se puede. El que está convencido y cree en una política determinada y se dedica a ella, está en todo el derecho del mundo. Cada cual adopta una posición y es respetable, pero debe pensarse muy bien antes de hacerlo.
- ¿El artista está al servicio del público?
- Por lo menos en mi caso así es. Tengo tantos años que no me hace falta ensayar ni preparar nada antes de una función. El público te transmite tanto cuando estás sobre el escenario, que en cada recital todo fluye según lo que recibo. Simplemente, salgo a cantar y espero que sea bueno lo que hago.
- En un mes, cumple 90 años. ¿Cómo los va a festejar?
- Tu madrina cumplirá años. Yo ya no cumplo más. Cumplilos vos si querés, jodete (ríe).