El Papa llamó a una revolución que "deje de lado los personalismos e impulse la unidad"

Ante casi un millón de personas, el Sumo Pontífice brindó su última misa en Ecuador, en el parque Bicentenario de Quito; mañana viaja a Bolivia.

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07 Julio 2015
ECUADOR.- El Papa Francisco pidió hoy dejar de lado las diferencias en Latinoamérica a través de la fe para tender una mano a los  desfavorecidos, en una misa masiva al aire libre en Ecuador en la que celebró las revoluciones independentistas de la región.

Cerca de un millón de fieles, algunos peregrinos de varios lugares del país, se congregaron en el Parque Bicentenario de Quito para la misa. Decenas de miles acamparon desafiando el frío, el viento y la lluvia de la noche andina para escuchar el mensaje del Papa argentino en un día declarado feriado.

Francisco, de 78 años, recordó en su homilía el "grito de libertad" cuando la región se independizó hace dos siglos de España y aseguró que sólo fue contundente cuando "dejó de lado los personalismos, el afán de liderazgos únicos".

"Es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica y esto a costilla de los más pobres, de los más excluidos, de los más indefensos, de los que no pierden su dignidad pese a que se la golpean todos los días", dijo.

El Papa, que se caracteriza por su estilo humilde y cercanía a la gente, exhortó a luchar por la inclusión a todos los niveles a través del diálogo y la colaboración.


"Nos ha abierto los corazones con esos mensajes para seguir adelante, sobre todo en el país que nos falta fe, unión y comprensión", dijo Victoria Zambrano, una médica de 38 años, que viajó por tierra desde el norte del país para la misa.

Francisco llegó a Ecuador justo cuando el país sufre protestas contra el Gobierno socialista de Rafael Correa. Sus opositores lo acusan de autoritarismo y critican su polémico plan de aumentar impuestos.

El mandatario asegura que busca distribuir mejor la riqueza y que sus reformas sólo afectarían a las clases más acomodadas.

La oposición suspendió las protestas durante la visita del Papa.
Correa asistió a la misa del Papa, quien había hablado el lunes por la tarde en privado con el presidente después de volver de la ciudad costera de Guayaquil, donde celebró una misa ante 800.000 personas.

En la ceremonia, para la que Francisco vistió una casulla con motivos indígenas andinos, algunos representantes de esos pueblos elevaron oraciones en quechua en el escenario bajo el cual descansaban dos inmensos arreglos con miles de rosas.

"Los mensajes del Papa son llamados universales a una vida correcta, igualmente creo que son para el país, que necesita vivir en armonía y con un Gobierno que tenga las mejores intenciones para todos, que nos beneficie a todos", dijo Alejandro Landázuri, un estudiante universitario de 22 años.

Francisco se encuentra en Ecuador como parte de una gira de una semana que también lo llevará a Bolivia y Paraguay, tres de los países más pobres de su natal Sudamérica.

"Es alguien que ha cambiado la iglesia, ha cambiado el pensar de los jóvenes, atrae a la juventud. Por eso estamos esperando largas horas", dijo Verónica Calderón, una estudiante de 23 años que estaba acampando con sus compañeros en el parque. "No le ha dado miedo poner mano dura a los corruptos, a las personas que dañan a la Iglesia", agregó.

El Papa tenía planeado reunirse con académicos y estudiantes universitarios y con la sociedad civil en Quito más tarde el martes. Su visita, el primer viaje de Francisco después de publicar una histórica encíclica en defensa de los pobres y del planeta, ha atraído a devotos de Colombia, Perú, Chile y México.

Francisco llegará el miércoles a La Paz, donde la atención estará puesta en su salud dada la altitud de la ciudad y a que al Sumo Pontífice le falta parte de un pulmón. Allí visitará a una violenta prisión antes de partir hacia Asunción para reunirse con activistas sociales. 

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