Denuncian a una clínica en la que nacieron las bebés quemadas

Ocurrió en un centro privado de Famaillá. Salieron de la sala de control con quemaduras.

LA MATERNIDAD. Allí se repone una de las bebas que, apenas nacidas, presentaron señales de quemaduras. LA GACETA / Archivo LA MATERNIDAD. Allí se repone una de las bebas que, apenas nacidas, presentaron señales de quemaduras. LA GACETA / Archivo
25 Julio 2015
No hubo tiempo para la celebración. Los nacimientos de N y de G se tiñeron de dolor y bronca apenas las bebés salieron de la sala de control y sus familiares advirtieron que presentaban ampollas en las manitos y, una de ellas, también en la cara. Marcas indudables de que habían sido quemadas. Sin embargo -relatan familiares- tanto el pediatra como la enfermera negaron que fueran quemaduras. Hasta sugirieron a las madres que eran “secuelas de sífilis”.

El lunes, entre las 15 y las 17, ingresaron a una clínica privada de Famaillá con cesáreas programadas María Antonella de 18 años, mamá de G, y Carla. de 29 años, mamá de N. Ayer a la mañana las dos familias hicieron la denuncia policial en la comisaría de esa ciudad en contra de ese centro privado. Ayer, al cierre de esta edición, los familiares de las bebas marchaban frente a la clínica, protestando por lo ocurrido con las nenas.

“Estábamos afuera de la sala de parto y escuchábamos que la bebé lloraba muchísimo. Lo cargábamos a mi hermano diciéndole que se olvidara de dormir. Después nos dimos cuenta que ese llanto era porque se estaba quemando”, contó Luciana tía de unas de las bebés quemadas.

La joven recordó que cuando el neonatólogo les entregó la niña, ellos le preguntaron por qué tenía ampollas en su carita. “Así nacen los bebés”, fue la respuesta, según la mujer. Después no pudieron dar con él hasta el día siguiente.

“Esas ampollas no eran normales: tenía los deditos hinchados, uno sangraba porque no tenía piel y la bebé no paraba de llorar...”, narró Luciana.

Mientras G seguía en la sala, al lado preparaban a Carla para su cirugía. “Al pasar por la sala vi a la bebé en una camilla, con sus manitos en la cara y muy cerca del caloventor”, recuerda. Con las dos parturientas ocurrió lo mismo.

Cuidados intensivos

Desde el martes las bebés están internadas en San Miguel de Tucumán, en terapia intensiva: G en un sanatorio de avenida Alem primera cuadra, y N en la Maternidad. Las dos se alimentan por sonda, no pueden lactar y reciben dosis de morfina para sedarlas porque las lesiones son muy dolorosas. En el caso de G, los médicos evaluarán si la quemadura en su carita no le afectará uno de los ojos, contó Rodrigo, su papá.

Carla dijo que en la Maternidad le están haciendo a su hijita dos curaciones al día y que aún no le dijeron de qué grado son las lesiones ni cuáles serán las secuelas...

La directora de la institución, doctora Rossana Chahla, informó a nuestro diario: “la beba fue evaluada por una dermatóloga, una pediatra y una cirujana plástica y dijeron que evoluciona favorablemente”.

La derivación de las bebas a centros de la capital fue por pedido de una pediatra del hospital Parajón Ortiz de Famaillá, apenas las vio el martes por la mañana. Los padres habían sido enviados desde la clínica privada al hospital “para que vacunen a sus hijas recién nacidas”. Por esta razón la pediatra que vio primero a N solicitó el traslado a la Maternidad, y cuando llegó G procedió de la misma manera.

Enrique Felipe Antezana, neonatólogo que ese lunes recibió a los cuatro bebés que nacieron después del mediodía, comentó que el caloventor estaba a unos 70 centímetros, pero que no desatendió a las bebas en ese lugar. “No me explico cómo se produjeron esas ampollas en las niñas. No fue negligencia mía”, se defendió. Habló de una posible quemadura con algún químico que se usa para esterilizar la sala de cirugía entre cesárea y cesárea: la lavandina -por ejemplo- que en contacto con el calor haya provocado esa reacción en la piel de las criaturas. “El médico obstetra le entregaba los bebés a la enfermera y ella me los pasaba a mí para que los controlara y los cambiara. La misma enfermera limpiaba el quirófano porque no había nurse”, detalló. Antezana reconoció que no es normal que la misma enfermera que recibe los bebés sea la que limpie. Tampoco que la clínica no tenga un sitio aclimatado para cambiar a recién nacidos. “Ese día me llamaron de urgencia porque no tenían neonatólogo”, añadió el médico.

Un caso similar

En abril, en una clínica de la ciudad de Neuquén, había ocurrido un caso similar al planteado en Tucumán. Una niña prematura fue quemada por un caloventor, y debió ser sometida a una operación en la que le amputaron un pie.

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