Los familiares se agolparon en el colegio buscando saber cómo estaban los chicos

La institución de Monteros cumplía 120 años y tuvo que suspender los actos programados.

LLANTO. En la puerta del colegio se vivieron duros momentos ante la incertidumbre por el estado de los alumnos. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL LLANTO. En la puerta del colegio se vivieron duros momentos ante la incertidumbre por el estado de los alumnos. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
07 Agosto 2015
CONCEPCIÓN.- El Colegio Santísimo Rosario de Monteros ayer estaba ornamentado para una fiesta. Con diversas actividades se iniciaban los festejos de los 120 años de esta institución de la Congregación de las Hermanas Domínicas. Pero temprano la tragedia ahogó el clima de celebración y lo transformó en angustia y desesperación. Todo lo programado fue suspendido.

La noticia del accidente que protagonizaron en Córdoba unos 30 estudiantes de ese colegio, que iban con otros 15 de Simoca, cuando regresaban desde Bariloche, fue recibida como un baldazo de agua fría. Y rápidamente movilizó a todos los padres de los chicos, quienes a media mañana comenzaron a llegar al colegio en busca de información.

Las religiosas Romina Sosi y Alejandra Elbaba, a cargo de la institución, tenían ya datos concretos de lo sucedido, pero lo administraron con prudencia a fin de evitar mayor desesperación entre los padres. “Estamos tratando de dar respuestas a los papás ante una situación que nos desbordó. Aquí todo se había preparado para el inicio de los festejos de los 120 años del colegio. Ahora estamos en otra cosa distinta, triste”, sostuvo Sosi.

“Aunque el colegio no tiene responsabilidad en el viaje, que se contrata por vía ajena a la nuestra, nos preocupa la situación de los chicos. Y se está tratando de buscar la forma de que regresen lo antes posible”, añadió.

En principio el deceso del estudiante Emerson Alfredo Cárdenas, difundido por distintos medios, permanecía en la duda de los padres, quienes estaban recibiendo informaciones por celulares de parte de sus hijos. César Olea dijo cerca de las 12 que su esposa Laura Gramajo, que acompañaba a su hija estudiante, le había dicho que sólo había dos alumnos que estaban muy golpeados y que el resto permanecían en buen estado, aunque algunos con lesiones leves. Nunca le habló de un muerto.

Luis Albarracín tampoco recibió de parte de su hijo, que formaba parte del contingente, confirmación de algún fallecimiento. “Esto nos llena de angustia por el hecho de que habría un chico fallecido. De mi hijo sé que tiene golpes leves”, comentó Luis. A las 13 llegó presurosa al establecimiento doña Clarisa Romano con su hija Liliana. A los pocos minutos ambas estallaron en un llanto desgarrador, incontenible. Entonces se cerraron las puertas del colegio y la escena se hizo íntima, aunque con ecos que se oían muy lejos. Y todos los que estaban alrededor del colegio también lloraron. La muerte de Emerson estaba confirmada.

Luego llegaron al lugar el intendente Alberto Olea y su esposa, la diputada María del Cármen Carrillo. La mujer fue la que adelantó la contratación por parte de la provincia de dos chárter para traer desde Río Cuarto a los estudiantes. En estos viajarían también a Córdoba los padres de los adolescentes heridos e internados en la Clínica San Lucas de Río Cuarto.

En Simoca los padres de los chicos que iban en el mismo colectivo accidentado también vivieron momentos de angustia ante la noticia del accidente. Varios optaron por viajar por su propio medio hasta Río Cuarto. Anoche en la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Monteros los estudiantes participaron de una misa en la que se rogó por el alma de Emerson y la pronta recuperación de los jóvenes heridos. Luego permanecieron a la espera del contingente que llegaría desde Córdoba.

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