Por LA GACETA
11 Agosto 2015
Es uno de los asuntos que más desvela a la ciudadanía y a un sector de trabajadores que desarrolla su labor en las calles. La inseguridad es un fenómeno social relacionado con el delito, la desocupación, la falta de educación, la drogadicción, la desigualdad social. En San Miguel de Tucumán, hay zonas que son más peligrosas que otras. Los taxistas suelen ser unas de las víctimas preferidas de los delincuentes. Desde que los choferes de ómnibus dejaron de usar dinero y la compra del boleto se efectúa a través de máquinas, los asaltos a los choferes de autos de alquiler se han incrementado, según sus propios testimonios.
En nuestra edición del 2 de agosto pasado, dedicamos un espacio a esta problemática ciudadana. Un sondeo entre los taxistas reveló que Villa 9 de Julio, La Costanera, los barrios de Jujuy al 4.000, “La Bombilla”; “El Sifón”; “El Trula”; la zona del Mercofrut; la zona de Italia y Ejército del Norte y los alrededores de Mate de Luna al 3.000 se hallan entre las zonas más peligrosas para desarrollar su trabajo.
“Ya no sabes quien te puede robar. Muchas veces son parejas, otras veces son personas bien vestidas. La única opción que nos queda es ayudarnos entre los taxistas porque los controles de la policía son escasos”, dijo un chofer para quien en el barrio Gráfico II (Las Talitas), así como los de Banda del Río Salí y Alderetes se pueden encontrar sorpresas desagradables.
Con cierta frecuencia los choferes les reclaman a las autoridades medidas de protección. A comienzos de enero pasado, integrantes del Sindicato de Peones de Taxi se reunieron con las autoridades de la Regional Capital. Uno de los comisarios dijo que solamente el 10% de los vehículos contaba con botón antipánico y aconsejó que los propietarios de los autos lo adquirieran para poder actuar de manera rápida y ubicar al auto en el lugar exacto donde se encontraba. En la ocasión, un directivo gremial afirmó que a diario sufren ataques de delincuentes y que la situación había empeorado cuando los usuarios comenzaron tarjetas. “Los asaltantes que antes los atacaban a ellos, ahora se volcaron exclusivamente hacia nosotros”, sostuvo.
En mayo de 2013, los taxistas bloquearon la plaza Independencia para protestar por la muerte de un colega, cuyo cuerpo había sido hallado maniatado en un cañaveral de Los Ralos con tres puñaladas en el cuello. En la oportunidad, tras reunirse son el ministro de Seguridad Ciudadana y el jefe de Policía, el secretario general del sindicato dijo que les prometieron que en los próximos días llegarían a a la provincia más motos y autos para la Policía, que se sumarían a la vigilancia. Según su relato, les pidieron que avisaran cuando en las zonas rojas no hubiera una guardia policial y que se había analizado la posibilidad de que en todos los taxis se instalara el botón antipánico.
Desde hace tiempo, esta preocupante realidad está pidiendo un mapa del delito que permita trabajar en la prevención y no sobre los hechos consumado. Los mismos taxistas le están informando a la Policía acerca de cuáles son las zonas rojas, donde debería reforzarse la vigilancia. Sin una política de Estado integral que contemple además una policía comunitaria que esté en contacto permanente con el vecino, será difícil combatir la inseguridad con eficacia y los ciudadanos seguirán siendo un blanco fácil de los delincuentes.
En nuestra edición del 2 de agosto pasado, dedicamos un espacio a esta problemática ciudadana. Un sondeo entre los taxistas reveló que Villa 9 de Julio, La Costanera, los barrios de Jujuy al 4.000, “La Bombilla”; “El Sifón”; “El Trula”; la zona del Mercofrut; la zona de Italia y Ejército del Norte y los alrededores de Mate de Luna al 3.000 se hallan entre las zonas más peligrosas para desarrollar su trabajo.
“Ya no sabes quien te puede robar. Muchas veces son parejas, otras veces son personas bien vestidas. La única opción que nos queda es ayudarnos entre los taxistas porque los controles de la policía son escasos”, dijo un chofer para quien en el barrio Gráfico II (Las Talitas), así como los de Banda del Río Salí y Alderetes se pueden encontrar sorpresas desagradables.
Con cierta frecuencia los choferes les reclaman a las autoridades medidas de protección. A comienzos de enero pasado, integrantes del Sindicato de Peones de Taxi se reunieron con las autoridades de la Regional Capital. Uno de los comisarios dijo que solamente el 10% de los vehículos contaba con botón antipánico y aconsejó que los propietarios de los autos lo adquirieran para poder actuar de manera rápida y ubicar al auto en el lugar exacto donde se encontraba. En la ocasión, un directivo gremial afirmó que a diario sufren ataques de delincuentes y que la situación había empeorado cuando los usuarios comenzaron tarjetas. “Los asaltantes que antes los atacaban a ellos, ahora se volcaron exclusivamente hacia nosotros”, sostuvo.
En mayo de 2013, los taxistas bloquearon la plaza Independencia para protestar por la muerte de un colega, cuyo cuerpo había sido hallado maniatado en un cañaveral de Los Ralos con tres puñaladas en el cuello. En la oportunidad, tras reunirse son el ministro de Seguridad Ciudadana y el jefe de Policía, el secretario general del sindicato dijo que les prometieron que en los próximos días llegarían a a la provincia más motos y autos para la Policía, que se sumarían a la vigilancia. Según su relato, les pidieron que avisaran cuando en las zonas rojas no hubiera una guardia policial y que se había analizado la posibilidad de que en todos los taxis se instalara el botón antipánico.
Desde hace tiempo, esta preocupante realidad está pidiendo un mapa del delito que permita trabajar en la prevención y no sobre los hechos consumado. Los mismos taxistas le están informando a la Policía acerca de cuáles son las zonas rojas, donde debería reforzarse la vigilancia. Sin una política de Estado integral que contemple además una policía comunitaria que esté en contacto permanente con el vecino, será difícil combatir la inseguridad con eficacia y los ciudadanos seguirán siendo un blanco fácil de los delincuentes.