Alperovich: “la clave para ser gobernador es aprender a tragarse sapos”

Una docena de particularidades sobresalen de las PASO en Tucumán, tras el escrutinio provisorio. Scioli le ganó a Alperovich y el voto en blanco se consagró como cuarta opción. Además, de repetirse los resultados en octubre, el oficialismo se quedaría con cuatro bancas de diputados y dos de senadores Alperovich, a 80 días de dejar el Ejecutivo.

11 Agosto 2015
“¿Sabés qué es clave para ser gobernador?”. José Alperovich levanta apenas su voz carrasposa, genera suspenso. Mira a su alrededor y lanza: “¡aprender a tragar muchos sapos! A hacerte el tonto muchas veces al día”. La ocurrencia genera que sus hijos Sara y Gabriel, que están sentados cerca, sonrían y que sus colaboradores, se agarren la cabeza. Y va por más: cuenta que en su casa tiene dos sapos de yeso “así de grandes” -los dibuja con ademanes- y que los usa como ejemplo de esa “lección”. A 80 días del fin de su gestión y tras el triunfo en las PASO, los asuntos de coyuntura política quedaron esta vez en la puerta del despacho. Alperovich, el mandatario que más tiempo estuvo en el poder, dialogó con LA GACETA sobre cómo vive esta etapa. “Lo mejor que me ha pasado en la vida es ser gobernador”, pondera.

-¿Qué consejo le hubiese gustado que le den el primer día?

- “Trabajá pensando en la gente y no le falles”. Nadie te enseña a ser gobernador, pero hay que entender que la política es solucionar problemas, si no, no sirve.

-¿Tenía miedo de fallar?

-Sí. No es fácil cumplir, tenés muchos factores a manejar. En mi vida fui demasiado responsable, siempre pensé cómo cumplir.

-¿De qué medida se arrepiente?

-Con los errores y los aciertos, no me arrepiento de nada. No hice nada de mala fe. Lo más importante es terminar con la conciencia tranquila. Sentir que la gente está mejor me llena espiritualmente.

-¿Cuál fue el momento más duro de su gestión?

-Hubo muchos...Uno fue el de los saqueos. Fue ese.

-¿Pensó en renunciar?

-No, tengo más fortaleza en los momentos difíciles. No sé si será por mi amor propio, pero soy más auténtico.

-¿Cómo influye el “entorno” en un gobernador?

-Depende cómo seas y si querés que te digan que está todo bien. Te tenés que dar todos los días un baño de realidad y saber dónde estás parado. Siempre el entorno trata de decirte lo bueno. Si fuera por el mío, la cantidad de votos que me dan alcanzaría para ganar el país.

-¿Pensó en ser candidato a presidente alguna vez?

-No, este cargo es el premio mayor que tuve en mi vida.

-¿Le gustaría volver a ser gobernador?

-Hoy no pienso en eso. Quisiera que Juan Manzur fuera mejor gobernador que yo.

-¿Cómo se imagina el primer día como ex mandatario?

-En mi empresa, trabajando. Compartiendo más con mis hijos y mi mujer (Beatriz Rojkés). Dedicándome a mis asuntos personales, que los descuidé mucho. No influyendo nada en el Gobierno.

-¿Le pesa haber descuidado a su familia?

-Me pesa que por culpa mía, los perjudiquen. Pero cuando hay críticas y no son ciertas, no importan. No tengo rencor, eso me ayudó a gobernar bien. Será una medida de autodefensa. No me pongo a pensar mucho en las cosas malas.

-¿Siente la pérdida de poder?

-Nunca usé el poder como poder. Sólo para ayudar a la gente. El decir “quiero que hagan ya agua potable para la gente de tal lugar”. Ese poder sí lo ejercí a pleno. El otro, no. El de la administración sí. Me encantó ejercerlo.

-¿Se desveló mucho estos años?

-La cabeza siempre está pensando. Me acuesto temprano. Pero, por ejemplo, me gusta andar en bici. Prácticamente ando dos horas todos los días. Pero la cabeza sigue funcionando. Es muy difícil desconectarse. La cabeza te trabaja a full.

-¿Qué tiene en los bolsillos?

-¿Ahora? (se para de golpe, sonríe y da vuelta ambos bolsillos) ¡Nada! No uso plata.

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