24 Septiembre 2015
TODO NUEVO. Al igual que a los otros “pibes” del plantel, Lucas se siente maravillado por todo lo que ofrece Inglaterra. PRENSA UAR (ARCHIVO)
Lucas Noguera Paz propone un curioso cambio de roles con LG Deportiva para responder sobre qué fue lo que sintió en su debut absoluto en un Mundial.
“A ver, ponete en mi lugar. Si tuvieras que elegir una ciudad para jugar un partido, ¿cuál sería? La mía sería Londres, porque es la capital del rugby. ¿Y si tuvieras que elegir un estadio? Yo elegiría Wembley, que tiene capacidad para más de 90.000 personas. ¿Un rival? Esa es fácil: los All Blacks, porque son los mejores del mundo. ¿Y un torneo? El Mundial, que es lo máximo. ¿Ahora entendés por qué te digo que fue algo soñado?”, corrobora el pilar tucumano, ya desde Gloucester, donde Los Pumas enfrentarán mañana a Georgia, por la fecha 2.
No obstante, lo que le quedó grabado -asegura- fue el apoyo del público argentino. “Todo fue impactante. La llegada, el estadio, pero sobre todo la gente. Los argentinos tal vez eran minoría, pero yo sentía que éramos locales. Vos viste cómo somos los argentinos. Se veía gente de negro sentada y los de celeste y blanco saltando, cantando y haciendo un quilombo tremendo”, dice, describiendo el entorno, contagiado por el coraje del equipo argentino. “El corazón que ponían los jugadores, tan característico de Los Pumas, creo que impactó a todos. A los hinchas y a los que estábamos en el banco. Te daba muchas ganas de entrar y tener el honor de transmitir esa sensación tan única”, agrega “Luquitas”, que finalmente pudo ingresar a los 29 minutos del segundo tiempo. Aunque no por Marcos Ayerza, como era de suponerse.
Desde donde toque
Por la lesión de Agustín Creevy, Julián Montoya (quien había ingresado por el lesionado Leonardo Senatore) debió ubicarse como hooker y a Lucas le tocó tapar el hueco del octavo. Nunca hubiera imaginado el pilar surgido en Lince que su debut mundialista, por naturaleza irrepetible, lo haría en una posición muy distinta a la suya.“Sí, fue raro. ¡Me tocó debutar en un Mundial de tercera línea, hermano! Complicado. Porque con el tiempo uno se enamora de su puesto. En su momento jugué de 8 y me gustó, pero ahora me hubiese gustado entrar en mi puesto, formar el scrum y hacer las cosas que practico todos los días. Pero bueno, las circunstancias del partido llevaron a eso, y tenés que aportar desde donde te toque”, acepta.
Se viene Georgia, el rival clave del grupo, mañana a las 12.45. Si hay otro equipo en el grupo que puede plantársele a Argentina, es ése. “No tiene obviamente el mismo nivel que Nueva Zelanda, pero es un equipo muy fisico, que por su fortaleza tiene un buen scrum y un line un poco más lento. La clave nuevamente va a estar ahí, en las formaciones fijas y en el duelo de los forwards. Hay que tratar de que ellos tengan la menor obtención posible y marcar nosotros el ritmo del partido desde el comienzo”, analiza Lucas, que se guarda un anhelo: “ojalá que esta vez pueda debutar de pilar izquierdo, je”.
“A ver, ponete en mi lugar. Si tuvieras que elegir una ciudad para jugar un partido, ¿cuál sería? La mía sería Londres, porque es la capital del rugby. ¿Y si tuvieras que elegir un estadio? Yo elegiría Wembley, que tiene capacidad para más de 90.000 personas. ¿Un rival? Esa es fácil: los All Blacks, porque son los mejores del mundo. ¿Y un torneo? El Mundial, que es lo máximo. ¿Ahora entendés por qué te digo que fue algo soñado?”, corrobora el pilar tucumano, ya desde Gloucester, donde Los Pumas enfrentarán mañana a Georgia, por la fecha 2.
No obstante, lo que le quedó grabado -asegura- fue el apoyo del público argentino. “Todo fue impactante. La llegada, el estadio, pero sobre todo la gente. Los argentinos tal vez eran minoría, pero yo sentía que éramos locales. Vos viste cómo somos los argentinos. Se veía gente de negro sentada y los de celeste y blanco saltando, cantando y haciendo un quilombo tremendo”, dice, describiendo el entorno, contagiado por el coraje del equipo argentino. “El corazón que ponían los jugadores, tan característico de Los Pumas, creo que impactó a todos. A los hinchas y a los que estábamos en el banco. Te daba muchas ganas de entrar y tener el honor de transmitir esa sensación tan única”, agrega “Luquitas”, que finalmente pudo ingresar a los 29 minutos del segundo tiempo. Aunque no por Marcos Ayerza, como era de suponerse.
Desde donde toque
Por la lesión de Agustín Creevy, Julián Montoya (quien había ingresado por el lesionado Leonardo Senatore) debió ubicarse como hooker y a Lucas le tocó tapar el hueco del octavo. Nunca hubiera imaginado el pilar surgido en Lince que su debut mundialista, por naturaleza irrepetible, lo haría en una posición muy distinta a la suya.“Sí, fue raro. ¡Me tocó debutar en un Mundial de tercera línea, hermano! Complicado. Porque con el tiempo uno se enamora de su puesto. En su momento jugué de 8 y me gustó, pero ahora me hubiese gustado entrar en mi puesto, formar el scrum y hacer las cosas que practico todos los días. Pero bueno, las circunstancias del partido llevaron a eso, y tenés que aportar desde donde te toque”, acepta.
Se viene Georgia, el rival clave del grupo, mañana a las 12.45. Si hay otro equipo en el grupo que puede plantársele a Argentina, es ése. “No tiene obviamente el mismo nivel que Nueva Zelanda, pero es un equipo muy fisico, que por su fortaleza tiene un buen scrum y un line un poco más lento. La clave nuevamente va a estar ahí, en las formaciones fijas y en el duelo de los forwards. Hay que tratar de que ellos tengan la menor obtención posible y marcar nosotros el ritmo del partido desde el comienzo”, analiza Lucas, que se guarda un anhelo: “ojalá que esta vez pueda debutar de pilar izquierdo, je”.