El Papa pidió al Congreso abolir la pena de muerte

En su segundo día en la capital estadounidense, el pontífice se convirtió en el primer Papa que habló en el Capitolio. Su discurso de 50 minutos fue varias veces interrumpido por aplausos. El santo padre alertó sobre el extremismo ideológico, pidió acabar con el tráfico de armas y demandó ver a los inmigrantes como personas.

CATEGÓRICO. Senadores, representantes e invitados especiales aplauden de pie al primer Papa que habló en el Congreso de los Estados Unidos. fotos reuters CATEGÓRICO. Senadores, representantes e invitados especiales aplauden de pie al primer Papa que habló en el Congreso de los Estados Unidos. fotos reuters
25 Septiembre 2015
WASHINGTON.- El papa Francisco mostró ante el Congreso de Estados Unidos su perfil más político al pedir la abolición de la pena de muerte, acabar con el tráfico de armas y ver a los inmigrantes como personas y no como números.

“La regla de oro nos recuerda la responsabilidad que tenemos de custodiar y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo. Esta certeza es la que me ha llevado, desde el principio de mi ministerio, a trabajar en diferentes niveles para solicitar la abolición mundial de la pena de muerte”, dijo Francisco, primer Papa en la historia en hablar ante el Congreso en Washington. “Cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse de la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito”, dijo el jesuita argentino sobre la pena de muerte, vigente en varios estados del país, provocando los aplausos de parte de los congresistas. El Papa usó las figuras de Abraham Lincoln, Dorothy Day, Thomas Merton y Martin Luther King y citó la Declaración de Independencia de Estado Unidos para glosar un discurso de 50 minutos pronunciado en inglés ante una sesión conjunta de las dos cámaras en el Capitolio.

Francisco estuvo flanqueado por dos de los católicos más influyentes del país: el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y el vicepresidente demócrata Joe Biden.

Miles de personas siguieron sus palabras frente al Congreso a través de pantallas gigantes. El Papa celebró el acercamiento con países enemigos, en relación a las últimas negociaciones de Estados Unidos con Cuba e Irán. “Deseo reconocer los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses y que ayudan a superar las históricas diferencias ligadas a dolorosos episodios del pasado”, dijo el pontífice. Y respecto a la superación de conflictos, se preguntó: “¿Por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad?”. “Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas”, reclamó.

El pontífice alertó contra el “extremismo ideológico” y el “fundamentalismo de índole religiosa”, así como ante “el reduccionismo simplista que divide la realidad en buenos y malos”. Crítico del capitalismo desaforado, volvió a alertar de los peligros de servir al dinero. “Si es verdad que la política debe servir a la persona humana, se sigue que no puede ser esclava de la economía y de las finanzas”, afirmó en el centro del que quizás sea el país más capitalista.

Francisco, argentino de padres italianos, volvió a pedir que el país abra los brazos a los “extranjeros” en un momento de crisis de refugiados en Europa y de controversia en Estados Unidos por cómo abordar la política migratoria.

“Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes”, apeló a los congresistas. “Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. A lo que se suma, en este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el Norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades. ¿Acaso no es lo que nosotros queremos para nuestros hijos?”, se preguntó el pontífice.

“Construir una nación nos llama a reconocer que debemos relacionarnos constantemente con otros, rechazando una actitud hostil”, planteó al Congreso dominado por los republicanos. La aversión a los inmigrantes ilegales ha sido muy fuerte en la carrera por la nominación presidencial republicana. El favorito Donald Trump dice que deportará a 11 millones de inmigrantes indocumentados si es elegido para gobernar el país y ha acusado a México de enviar violadores y otros criminales a través de la frontera. (DPA-Reuters)

Comentarios