11 Diciembre 2015
MOMENTO HISTÓRICO. El nuevo presidente Mauricio Macri recibe la banda del titular provisional del Senado, Federico Pinedo. La imagen contiene un dato político por elipsis: la ausencia de la predecesora, Cristina Fernández de Kirchner. presidencia de la nación
Una sonrisa y una lluvia de aplausos marcaron el final de un acto breve y ceñido a protocolo. Mauricio Macri ingresó a las 13.15 al emblemático Salón Blanco de Casa Rosada después de haber jurado como presidente en el Congreso, frente a la Asamblea Legislativa. Atrás quedó la polémica por dónde y quién sería el encargado de entregarle al nuevo mandatario los atributos de Gobierno. Federico Pinedo, presidente provisional del Senado, colocó a las 13.22 la banda presidencial a Macri, luego de unos segundos de titubeo sobre el lado que debería cruzar la insignia. Con el bastón de mando en alto, el presidente saludó a mandatarios extranjeros y a Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El traspaso de atributos duró 30 segundos.
Bajo la conducción del histórico locutor oficial del Palacio de Gobierno Juan Carlos Villarreal y del Escribano General de Gobierno Adjunto, Horacio D’Alvora, Macri tomó así los símbolos mando del Poder Ejecutivo una hora después de jurar ante en el Congreso. El mandatario besó a la primera dama, Juliana Awada, mimó a su hija, Antonia, y levantó en alto el brazo de su vicepresidenta, Gabriela Michetti. En menos de media hora, finalizó la entrega de atributos, transmitida por cadena nacional.
De esta manera, basándose en el artículo 93 de la Constitución nacional que establece el traspaso del mando, quedó atrás la polémica de las últimas semanas por la organización del acto con la presidenta saliente, Cristina Fernández, quien finalmente no estuvo presente ni en el Congreso ni en la Casa Rosada. En medio de la polémica, Pinedo estuvo al frente del Poder Ejecutivo de manera efímera.
Dilma Rouseff (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Horacio Cartes (Paraguay), Rafael Correa (Ecuador), Ollanta Humala (Perú) y Michelle Bachelet (Chile) se destacaron entre los más de 200 invitados.
También estuvieron el Rey emérito Juan Carlos de España; el secretario de Transporte de los Estados Unidos, Anthony Foxx, junto a la subsecretaria para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Roberta Jacobson; y representantes de la Unión Europea, Rusia, China, Japón y países de la región.
La gran ausencia fue la de la presidenta saliente. Por una disputa entre la mandataria y el presidente entrante en torno al lugar de la ceremonia, se rompió con la costumbre de que el presidente saliente entregue los símbolos de gobierno al mandatario entrante.
Fernández no participó de los actos ni en el Congreso ni en la Casa Rosada. El conflicto inclusive llegó a instancias judiciales. Por disposición de la Justicia, Pinedo quedó a cargo del Poder Ejecutivo desde las 0 horas de ayer hasta las 12.03, debido a la resolución del fiscal electoral Jorge Di Lello que fijó para la medianoche del miércoles el cese del mandato kirchnerista.
Plaza dividida
La Plaza de Mayo fue escenario ayer de una delicada convivencia entre los simpatizantes macristas que fueron a acompañar la asunción y poco más de un centenar de militantes de Madres de Plaza de Mayo que se convocaron, encabezados por Hebe de Bonafini.
La división fue notable: por un lado las Madres en una nueva edición de la marcha en Plaza de Mayo, ahora con gobierno adverso; y, por otro, macristas, radicales, afines y curiosos que se dieron cita frente a la Casa Rosada. Miles de personas que se concentraron para vivar al nuevo presidente y algo más de un centenar, entre Madres y estudiantes de la Universidad de las Madres, “resistieron” la multitudinaria presencia macrista. Hubo algunos momentos de tensión, cuando un grupo minoritario les gritó “Ladrones, chorros. Vayan a laburar, kirchneristas”.
Baile y balcón
Cerca de las rejas de la Casa Rosada pululaban las banderas argentinas y globos celestes y blancos. La banda sonora cantada por el público mimó a Macri apenas salió al balcón: “Sí, se puede. Sí, se puede” y “oh, oh, estoy con vos”.
Exultante, el mandatario saludó al público, acompañado por la vicepresidenta y brindó un discurso breve. “Los amo, amo este país y los amo a cada uno de ustedes... gracias, gracias, gracias”, dijo, lacónico, el mandatario.
El presidente dejó para el final su tradicional festejo con el que cerró cada uno de sus discursos en las elecciones porteñas, las generales y el balotaje en los que triunfó el macrismo, aunque en medio de su discurso se había excusado porque “la banda” presidencial le impedía realizar sus característicos movimientos. Como todos los eventos electorales del macrismo, la postal fue el festejo con baile.
Bajo la conducción del histórico locutor oficial del Palacio de Gobierno Juan Carlos Villarreal y del Escribano General de Gobierno Adjunto, Horacio D’Alvora, Macri tomó así los símbolos mando del Poder Ejecutivo una hora después de jurar ante en el Congreso. El mandatario besó a la primera dama, Juliana Awada, mimó a su hija, Antonia, y levantó en alto el brazo de su vicepresidenta, Gabriela Michetti. En menos de media hora, finalizó la entrega de atributos, transmitida por cadena nacional.
De esta manera, basándose en el artículo 93 de la Constitución nacional que establece el traspaso del mando, quedó atrás la polémica de las últimas semanas por la organización del acto con la presidenta saliente, Cristina Fernández, quien finalmente no estuvo presente ni en el Congreso ni en la Casa Rosada. En medio de la polémica, Pinedo estuvo al frente del Poder Ejecutivo de manera efímera.
Dilma Rouseff (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Horacio Cartes (Paraguay), Rafael Correa (Ecuador), Ollanta Humala (Perú) y Michelle Bachelet (Chile) se destacaron entre los más de 200 invitados.
También estuvieron el Rey emérito Juan Carlos de España; el secretario de Transporte de los Estados Unidos, Anthony Foxx, junto a la subsecretaria para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Roberta Jacobson; y representantes de la Unión Europea, Rusia, China, Japón y países de la región.
La gran ausencia fue la de la presidenta saliente. Por una disputa entre la mandataria y el presidente entrante en torno al lugar de la ceremonia, se rompió con la costumbre de que el presidente saliente entregue los símbolos de gobierno al mandatario entrante.
Fernández no participó de los actos ni en el Congreso ni en la Casa Rosada. El conflicto inclusive llegó a instancias judiciales. Por disposición de la Justicia, Pinedo quedó a cargo del Poder Ejecutivo desde las 0 horas de ayer hasta las 12.03, debido a la resolución del fiscal electoral Jorge Di Lello que fijó para la medianoche del miércoles el cese del mandato kirchnerista.
Plaza dividida
La Plaza de Mayo fue escenario ayer de una delicada convivencia entre los simpatizantes macristas que fueron a acompañar la asunción y poco más de un centenar de militantes de Madres de Plaza de Mayo que se convocaron, encabezados por Hebe de Bonafini.
La división fue notable: por un lado las Madres en una nueva edición de la marcha en Plaza de Mayo, ahora con gobierno adverso; y, por otro, macristas, radicales, afines y curiosos que se dieron cita frente a la Casa Rosada. Miles de personas que se concentraron para vivar al nuevo presidente y algo más de un centenar, entre Madres y estudiantes de la Universidad de las Madres, “resistieron” la multitudinaria presencia macrista. Hubo algunos momentos de tensión, cuando un grupo minoritario les gritó “Ladrones, chorros. Vayan a laburar, kirchneristas”.
Baile y balcón
Cerca de las rejas de la Casa Rosada pululaban las banderas argentinas y globos celestes y blancos. La banda sonora cantada por el público mimó a Macri apenas salió al balcón: “Sí, se puede. Sí, se puede” y “oh, oh, estoy con vos”.
Exultante, el mandatario saludó al público, acompañado por la vicepresidenta y brindó un discurso breve. “Los amo, amo este país y los amo a cada uno de ustedes... gracias, gracias, gracias”, dijo, lacónico, el mandatario.
El presidente dejó para el final su tradicional festejo con el que cerró cada uno de sus discursos en las elecciones porteñas, las generales y el balotaje en los que triunfó el macrismo, aunque en medio de su discurso se había excusado porque “la banda” presidencial le impedía realizar sus característicos movimientos. Como todos los eventos electorales del macrismo, la postal fue el festejo con baile.
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