Llegó la hora de producir con tranquilidad

El día de ayer asumieron, luego de la jura del nuevo ministro de Agricultura, los nuevos funcionarios que manejarán el Ministerio de Agroindustria de la Nación (ex Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos) y de acuerdo a lo que manifiestan muchos dirigentes agropecuarios, el nuevo ministro y los demás funcionarios que forman parte de su equipo tienen mucha experiencia, conocen todos los temas del sector y, además de eso, es gente idónea y profesionales técnicos capacitados para tomar algunas decisiones trascendentes para el sector. Es importante destacar que las expectativas que se están dando en el campo son buenas, solo con el hecho de que el aire que actualmente se respira es otro.

Muchos admiten que tienen una sensación de paz y tranquilidad y de que no habrá, por el momento, actitudes de enfrentamiento, lo que permitirá que el diálogo y el consenso sean algo natural y que se dará en todos los ámbitos, sobre todo en el agropecuario, donde la incomunicación entre las partes fue lo permanente en estos últimos años de gobierno kirchnerista.

El campo entiende que se han terminado 12 años de un populismo radicalizado, que solo provocó fracturas de todo tipo en la sociedad argentina, y que las instituciones existentes, para que la cordialidad y la fraternidad entre los habitantes funcionen, han desaparecido.

Muchos estiman que la distorsión económica fue tan grande que la competitividad en el campo cayó de manera muy abrupta, y que las economías regionales fueron las más perjudicadas por las decisiones muy mal aplicadas por el Gobierno en materia agropecuaria.
   
Pero lo más preocupante es que los enfrentamientos se dieron también en los ámbitos de la justicia, la prensa, la economía y la sociedad.

Nuevos ánimos

Por suerte, desde el jueves se ve otra actitud. Se vio a un pueblo que se dirigió a una plaza a festejar y que no fueron arrastrados para aplaudir; se vio a gente sin banderías políticas alentando a un Gobierno a trabajar para solucionar los actuales problemas que tenemos, y que debemos enfrentar con mucho esfuerzo y sacrificio; se vio a un Congreso Nacional, por desgracia no completo, pero los que estuvieron escucharon y aplaudieron con mucho respeto a la nueva conducción. Pero por sobre todo se vio en las calles de todo el país a las personas con un rostro de cierta tranquilidad y esperanza, que permite visualizar un futuro mejor si las cosas van cambiando para una renovada forma de vivir en el país.

Todos esperan que estas expectativas que existen puedan ir cumpliéndose de a poco, y que la preocupación que existe por la actual situación del país vaya desapareciendo a medida que las cosas mejoran.

Las actuales autoridades tienen por delante un gran desafío, que deberán enfrentar con mucha templanza y cordura para evitar males mayores, pero que deberán ser tomadas para lograr que la lucha contra la inflación sea efectiva, para que el déficit fiscal pueda ser disminuido sin provocar sobresaltos y para que la asimetría existente en la sociedad toda, sea eliminada algún día.

Mente fría para decisiones correctas

En materia netamente agropecuaria, que es al final lo que importa en esta columna de opinión, es necesario que los productores puedan trabajar con tranquilidad y con la mente fría para tomar decisiones correctas, tanto en lo macro como en las pequeñas cosas diarias que hacen a la actividad del campo.

El país necesita del ingreso de divisas, y la única manera de hacerlo desde el agro es poder exportar en libertad y que la oferta y la demanda de bienes y servicios sean las que equilibren al mercado.

Las trabas a las exportaciones con los ROE deben desaparecer; Las retenciones a los granos eliminarse definitivamente, algunas de manera gradual para evitar desequilibrios financieros en el Gran Estado, pero que terminen y puedan fomentar a una mayor producción; la presión impositiva también debe ser disminuida, y que los impuestos que se deban pagar sean acordes a la realidad del sector donde es aplicada.

Las economías regionales necesitan, además de lo comentado líneas arribas, incentivos de diverso tipo, mejoras de infraestructura rural, tener compensaciones de flete para mejorar la ecuación en un rubro tan importante del costo productivo, pero por sobre todo que la nueva política agropecuaria a aplicarse sea diferenciada, para no aumentar la brecha existente con otra actividad agropecuaria de la Pampa Húmeda. Nuestras producciones como la azucarera, la tabacalera, la citrícola, la hortícola, la granaria y la frutícola, entre otras, necesitan de soluciones rápidas y efectivas, que permitirán que la ecuación final mejore y que muchos productores puedan seguir en carrera y no desaparezcan. La Nación y las provincias tienen hoy la última palabra.

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