28 Agosto 2016
La grieta sigue presente, aunque no con la profundidad de otros momentos. En los discursos se evidencia más. Y también en un enrarecido clima al que el Gobierno nacional le está prestando mucha atención. El kirchnerismo resiste la gestión del presidente Mauricio Macri, en un escenario en el que los gobernadores de signo peronista son más pragmáticos que siempre y menos dispuestos a la confrontación. Algo similar sucede en el ala sindical, criticada ayer por el kirchnerismo, mientras los empresarios asumen también una postura de cautela hasta tanto mejore el horizonte económico del país. La confrontación política está latente. Pero, como aclara el analista político Julio Bárbaro, hay que saber distinguir entre conductas democráticas y autoritarismo. “Me parece que hay que salir de la idea de que todo esto está dividido entre el PRO o Cambiemos y el kirchnerismo”, señaló el analista a LA GACETA, al evaluar la “marcha de la Resistencia”, protagonizada ayer por sectores que responden a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Más que una resistencia, creo que se trata de una despedida del poder que tenía. El kirchnerismo se asemeja más a una fuerza de izquierda que a un partido de poder y con poder”, acota en referencia al escaso poder de convocatoria que se observó y ante las notorias ausencias de corrientes del PJ. Bárbaro remarca que, en el contexto democrático, hay dos errores de pensamiento: “uno, que si Macri se equivoca, vuelve Cristina; el otro, que el PRO piense que, sólo por sentarse en el Gobierno, pueda arreglar solo el país”.
El macrismo no está dispuesto a ceder la casilla del medio en el tablero político, institucional y electoral que se viene. “Me parece que el PRO y los K no tienen ningún interés en cerrar la grieta. El kirchnerismo está diciendo que quiere ganar la calle y su pensamiento es que ese es su escenario, mientras el PRO copa las redes sociales. Pero, por lo visto, la cantidad de gente que sigue a aquella corriente del PJ no ha sido representativa”, analiza la politóloga y director de Perspectivas Políticas Gabriela Pousa. A su criterio, es claro que “el discurso que promueve el kirchnerismo es para atajarse de lo que pueda venir, el de declamar persecución o, tal vez venganza”.
Pousa considera que también el Gobierno nacional comete errores en su mensaje, “porque, al ser novato todavía, observa palos en la rueda y se pone a la defensiva”. En ese aspecto, señala que, más allá de los mensajes, el sindicalismo no le está poniendo palos en la rueda, porque está expectante, al igual que los empresarios. “Más que pensar en la idea de que tiene enemigos, el gobierno de Macri debería escuchar más y trabajar porque los errores que hasta ahora cometió (como por ejemplo, que se diga que se tomó por sorpresa un fallo de la Corte contra el aumento de las tarifas o complicarse con la designación de los jueces de la Corte), son producto del apresuramiento o del mal asesoramiento”, indica en una charla con nuestro diario.
Ambos analistas consideran que hacer las cosas bien puede llevar su tiempo, pero que, más temprano que tarde, hay que salir de la lógica del enemigo, instalada por la gestión anterior, para pasar al de la sana confrontación política y electoral.
El macrismo no está dispuesto a ceder la casilla del medio en el tablero político, institucional y electoral que se viene. “Me parece que el PRO y los K no tienen ningún interés en cerrar la grieta. El kirchnerismo está diciendo que quiere ganar la calle y su pensamiento es que ese es su escenario, mientras el PRO copa las redes sociales. Pero, por lo visto, la cantidad de gente que sigue a aquella corriente del PJ no ha sido representativa”, analiza la politóloga y director de Perspectivas Políticas Gabriela Pousa. A su criterio, es claro que “el discurso que promueve el kirchnerismo es para atajarse de lo que pueda venir, el de declamar persecución o, tal vez venganza”.
Pousa considera que también el Gobierno nacional comete errores en su mensaje, “porque, al ser novato todavía, observa palos en la rueda y se pone a la defensiva”. En ese aspecto, señala que, más allá de los mensajes, el sindicalismo no le está poniendo palos en la rueda, porque está expectante, al igual que los empresarios. “Más que pensar en la idea de que tiene enemigos, el gobierno de Macri debería escuchar más y trabajar porque los errores que hasta ahora cometió (como por ejemplo, que se diga que se tomó por sorpresa un fallo de la Corte contra el aumento de las tarifas o complicarse con la designación de los jueces de la Corte), son producto del apresuramiento o del mal asesoramiento”, indica en una charla con nuestro diario.
Ambos analistas consideran que hacer las cosas bien puede llevar su tiempo, pero que, más temprano que tarde, hay que salir de la lógica del enemigo, instalada por la gestión anterior, para pasar al de la sana confrontación política y electoral.
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