Cuestionan la restricción de las bolsas

Un intendente y empresarios de la industria del plástico afirmaron que la demonización del plástico no soluciona la contaminación. Las PYME que producen las bolsas registran un parate en la actividad como consecuencia de las normas municipales.

LAS MALAS DE LA PELÍCULA. Las bolsas de supermercados están prohibidas en la capital y en Yerba Buena. En Tafí Viejo reclaman por esa prohibición. la gaceta / foto de Analía Jaramillo LAS MALAS DE LA PELÍCULA. Las bolsas de supermercados están prohibidas en la capital y en Yerba Buena. En Tafí Viejo reclaman por esa prohibición. la gaceta / foto de Analía Jaramillo
19 Septiembre 2016

La decisión política de los municipios de San Miguel de Tucumán y de Yerba Buena, ambos opositores a la Provincia, de limitar (mediante el cobro de las unidades) el uso de determinadas bolsas de plástico derivó en consecuencias económicas para las empresas que las producen.

Así lo advirtió el intendente de Tafí Viejo, el oficialista Javier Noguera, en cuya jurisdicción están radicadas tres de las firmas más grandes del rubro.

“En mi ciudad trabajan 500 personas de este oficio. La prohibición no tiene que ver con la protección del medioambiente. Las bolsas no ensucian, ensucia la gente que las tira. Están afectando una industria que es importante”, lamentó. Consideró que el foco de las autoridades municipales debería estar en promover la educación y en aplicar medidas como la separación domiciliaria de residuos y el reciclaje. En Tafí Viejo, por ejemplo, se lleva adelante un programa de recolección diferenciada en cuatro barrios y ya se cuenta con una planta de reciclaje.

“Más eficaz sería prohibir las pilas, con ese criterio, que contaminan miles de veces más que una bolsa. No es funcional en ningún lugar del mundo este tipo de política. Hubo ordenanzas en la capital que se sancionaron sin efecto práctico. Y la única que termina afectada es la industria del plástico durante algunos meses. Creen que se mejora la higiene pública y no es así. Es una falta de entendimiento de que esto tiene fracasos sistemáticos. En este contexto, profundizan la crisis económica”, se quejó.

A principios de mes, en la capital se promulgó la ordenanza N° 4.051 que prohíbe el uso comercial de bolsas plásticas que no sean oxo-biodegradables (tienen un aditivo que genera que se desintegren en pocos años en vez de en más de dos siglos). Estas últimas se pagan ahora en los súper. En Yerba Buena, la ordenanza vigente es la N° 2.027 y tiene disposiciones similares.

Menos pedidos

Los empresarios del sector, en su mayoría de PYME, expresaron su preocupación a LA GACETA por la reacción de los supermercadistas y comerciantes, que suspendieron los pedidos que tenían previstos.

Si bien aún no cuentan con los números concretos en dinero, afirmaron que la baja en las ventas es notoria. Responsabilizaron, sobre todo, a la falta de precisión en los textos de las ordenanzas y a la mala comunicación que hicieron, dijeron, los municipios de las disposiciones.

Pidieron una audiencia con el intendente capitalino, Germán Alfaro, para que les informe oficialmente los alcances de la norma y para discutir alternativas.

Explicaron que buscarán conciliar con las intendencias mediante el diálogo, para poder llegar a un acuerdo.

Norma Carbajal (Atiles SA), Ricardo González, (Industrias plásticas Saife) y Rubén Puertas (Plastinor) representan a los establecimientos ubicados en Tafí Viejo. Benjamín Aráoz (Envases BAP), Leonardo Chianea (Indusnort) y Fernando Velárdez (Polituc SRL) a los que están en la capital.

“No estamos en contra de ninguna ordenanza ni de que se empleen otros tipos de envases. Simplemente queremos que los gobiernos informen claramente. Se repite un discurso que es incorrecto y que nos afecta. Se confunde a la gente y se interpreta que las bolsas están prohibidas”, explicó González.

Chianea expresó que desde 2009 las empresas locales están capacitadas para hacer las bolsas que son degradables. “El comunicar que todas las bolsas estarán prohibidas, sin distinguir, genera expectativas y los comerciantes dejan de comprar, de hacer pedidos y nos afecta gravemente. En total hay 1.000 trabajadores en esta industria y esto nos afecta gravemente”, consignó.

González exhibió un afiche informativo de la municipalidad de Yerba Buena, que encabeza Mariano Campero, que decía “Chau bolsas” y que muestra que las que se pueden emplear son de arpillera, los changuitos y envoltorios de papel. También comentó que las autoridades mencionaron que se terminaban en la capital. “Esto nos ha generado en el último mes una estrepitosa caída de la producción. Como no hay claridad, la gente tiene miedo. El que hacía un pedido para fin de año, no sabe qué hacer”, advirtió.

Chianea detalló que tienen líneas de producción paradas por la incertidumbre. “Estas ordenanzas se hicieron muy rápidamente y no se nos consultó, como actores del sector”, consideró.

Puertas precisó que la caída de ventas fue de entre el 10% y 15%.

Los empresarios subrayaron la importancia de reutilizar las bolsas y de reciclarlas. Resaltaron que son una “industria limpia” porque reutilizan los materiales que emplean.

“Atacamos solamente las bolsas, cuando existen un sinfín de productos para reciclar: papel, cartón, metales y el resto de los plásticos. El problema no se resuelve dejando de hacer bolsitas, sino reciclando. En vez de prohibir gradualmente distintos materiales, hay que incentivar el consumo responsable”, aseguró Chianea.

Velárdez consideró que es fundamental educar a los vecinos para que aprendan a arrojar la basura donde corresponde. “La provincia está sucia porque se arrojan cosas en todos lados”, repudió.

Carbajal insistió en que el polietileno no hace daño, sino que el problema es que no se recicla: “el plástico está en todo, en el 90% de lo que puedas comprar en un súper. La solución no es prohibir todo”.

Se esperanzaron en que el reciclaje sea una industria en la provincia.

"No es un residuo, sino un recurso que puede ser reutilizado"

“Es inconstitucional prohibirlas”, manifestó Julio Bisio, directivo de la Cámara Argentina de la Industria Plástica y, a su vez, de la empresa Polinoa, una de las más grandes del rubro de los plásticos. Lo ideal -argumentó- es reciclar. “No es un residuo, sino un recurso que puede ser reutilizado”, agregó.

Según Bisio el camino es la docencia, no la prohibición. Y explicó que lo primero es implementar una recolección diferenciada de residuos en los hogares y que los municipios aprovechen ese material, por ejemplo, para fabricar mangueras. “Prohibir las bolsas es discriminativo. En vez de utilizarlas como un recurso, las quieren eliminar cuando son cosas recuperables”, enfatizó.

Según Bisio decisiones de este tipo no hacen al fondo del problema. “¿Cómo se va a manejar la gente? Y usará bolsas que pesan más que las del supermercado”, insistió.

Hace 15 días estuvo reunido con legisladores provinciales porque hay tres proyectos de ley para dejar de usarlas en toda la provincia. “Les hemos pedido que revisen los proyectos y han aceptado”, aseguró.

El papel aparece como un sustituto más ecológico que la bolsa plástica; sin embargo, Bisio explicó que el material “no es biodegradable, porque sólo lo es si está en una planta de compostaje”.

Comentó que en Buenos Aires hay una ordenanza similar y que están analizando presentar un recurso de amparo. No sólo por el perjuicio económico, sino porque que entran en conflicto otras variables; por ejemplo, los puestos de trabajo. En el país hay 52.000 personas vinculadas a las 3.500 empresas -en su mayoría Pymes- que fabrican materiales de plástico. En Tucumán son casi 1.000 los trabajadores.

“La prohibición no es la solución, genera problemas: fuentes laborales y el manejo de los residuos sólidos urbanos”.

Con cifras, Bisio indicó cómo se puede sacar provecho del plástico. “En Argentina se recuperan 235.000 toneladas al año de plástico. Se vende a un dólar el kilo, son US$ 250 millones anuales”.

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