Escapadas que podés hacer para huir del calor de la ciudad

El cerro Pelado, la Quebrada de Lules y el sendero de las 33 viviendas en San Javier son los destinos que te mostramos para el primer domingo del año.

CERRO EL PELADO (ARCHIVO LA GACETA) CERRO EL PELADO (ARCHIVO LA GACETA)
01 Enero 2017

El calor no se aguanta en la ciudad y los tucumanos deben estar preparados para soportar una dura jornada, la primera del 2017.

Para esto, te presentamos tres destinos que el primer domingo del año podés tener como opción para escaparle al calor y disfrutar de algunos hermosos paisajes tucumanos.

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El cerro Pelado, en Tafí del Valle, la Quebrada de Lules y la senda de las 33 viviendas, en San Javier, son sendas de montaña fáciles de recorrer en menos de un día.

1- El Pelado.

Uno de los senderos que llevan a la cumbre del cerro que está en el medio del valle de Tafí comienza en la curva de la ruta que va a La Ovejería, donde está la estatua de la Virgen de Guadalupe.

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"Se camina por el filo, por una senda que está marcada, es fácil de distinguir porque se pueden tomar como referencia las apachetas, algunas de 1,80 de alto", explicó Merino. Desde la cumbre, donde hay tres apachetas juntas, se puede tener una vista panorámica del cerro Muñoz y del lago La Angostura.

En el camino, se cruza por un antiguo asentamiento en forma de aldea, y ver morteros, conanas y otros elementos de la cultura Tafí. Se puede regresar por la misma vía, o descender por otro filo, hacia el Mirador de la Cruz. En este punto, hay que elegir con cuidado el sendero porque hay otro camino, que sale varios kiómetros más lejos de la villa de Tafí. Caminando a un ritmo tranquilo, este recorrido de unos 11 kilómetros y poca pendiente se puede completar en unas seis horas, contando media hora de almuerzo en cumbre. Es conveniente ponerse en marcha temprano -no mucho después de las 7 am- para estar de regreso antes de que el alpapuyo, la niebla típica de esa zona, cubra las sendas.

Si bien es una senda que no ofrece un gran desafío, no es recomendable para alguien completamente sedentario, hace falta cierto entrenamiento y un buen estado físico general.

2- Quebrada de Lules, hasta la vieja usina.

El ingreso se hace por el balneario del a Quebrada, donde se pueden dejar los autos a cargo de los cuidadores del lugar, explicó Merino. "Se empieza por el margen sur del río Lules y se sigue hasta un camino que está marcado por la municipalidad y que termina en una cisterna. Es una senda de 400 metros, que lleva hasta una vertiente, y al punto de cruce del río Lules", indicó el guía.

Las lluvias de verano hacen que el nivel del río suba, por lo que es importante comprobar que el agua llegue hasta las rodillas. Si la profundidad es mayor, es preferible esperar. Las piedras del lecho son redondeadas y suelen estar cubiertas de musgo, por lo que se ponen muy resbalosas. Un bastón de trekking, un cayado de madera o un palo largo son una ayuda imprescindible para evitar caídas o la pérdida de estabilidad.

La senda lleva hasta una vieja usina eléctrica, de principios del siglo XX, construida por la compañía Hidro Eléctrica (luego, Agua y Energía). El año pasado, un derrumbe de lajas tapó el tramo alto y bajo, por eso ahora hay que volver por el mismo camino y volver a cruzar el río, hasta el estacionamiento.

Transitar ruta puede llevar, si uno va paseando y sin apuro, unas cuatro horas, lo que incluye la posibilidad de recorrer las ruinas, las compuertas, dar una mirada a un antiguo pueblo obrero en ruinas y asomarse a los remansos donde se pescan bagres y bogas. Se puede llevar el equipo de pesca, pero no se recomienda nadar en este lugar, a menos que seas un conocedor.

- Senda de las 33 viviendas.

Este camino, que se puede hacer en descenso, por el Parque Sierra de San Javier hasta la ruta 340, tiene la ventaja de que está bien valizado, con cartelería reflectante y, en algunos lugares, con indicación de sentido.

Es un sendero ideal para disfrutar con niños, se extiende por aproximadamente tres kilómetros, con un descenso leve pero sostenido, a través de la selva nativa y por un antiguo camino maderero, que a principios del siglo XX se usaba para ir de San Javier a La Sala.

Se puede recorrer en una hora u hora y media, caminando a ritmo tranquilo. Se inicia en el complejo de las 33 viviendas, de la Universidad -donde está marcado el sendero, con indicaciones de distancia, desniveles, y referencias a la flora y la fauna del lugar- se sale a la ruta 340 y, doblando a la izquierda, se puede retornar a San Javier, y al estacionamiento.

Otra manera de terminar el trekk es bajar a la cascada del río Noque, cuyo ingreso está a 500 metros de la salida a la ruta. Se puede merendar en el complejo de la universidad.

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