14 Abril 2017
Francisco se mostró serio por la situación que atraviesa el mundo. REUTERS
ROMA.- El papa Francisco recordó hoy durante la tradicional procesión del Vía Crucis, que se celebra en el Coliseo romano, el sufrimiento de refugiados, migrantes y víctimas de la guerra y pidió perdón a Jesucristo por los escándalos de la Iglesia católica.
"Cristo, nuestro único salvador, regresamos a vos también este año con la mirada baja de vergüenza y el corazón lleno de esperanza. Vergüenza por todas las imágenes de devastación, de destrucción y de naufragios convertidas en ordinarias en nuestra vida", dijo el Sumo Pontífice en alusión, principalmente, a los miles de migrantes que cada año mueren en el Mar Mediterráneo buscando llegar a Europa.
Francisco, con tono serio, denunció, asimismo, que "la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, su pertenencia étnica o social y por su fe en Cristo".
El Papa también tuvo palabras de crítica hacia la propia Iglesia y denunció "las veces que nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, escandalizamos y olvidamos nuestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad, dejando oxidar nuestro corazón".
Para finalizar el rito del Vía Crucis, Jorge Bergoglio tildó de vergüenza "el silencio ante las injusticias", así como "las manos perezosas en el dar pero ávidas a la hora de arrebatar y conquistar" o por "nuestros pies veloces en la vía del mal y paralizados en la del bien". (Télam-DPA)
"Cristo, nuestro único salvador, regresamos a vos también este año con la mirada baja de vergüenza y el corazón lleno de esperanza. Vergüenza por todas las imágenes de devastación, de destrucción y de naufragios convertidas en ordinarias en nuestra vida", dijo el Sumo Pontífice en alusión, principalmente, a los miles de migrantes que cada año mueren en el Mar Mediterráneo buscando llegar a Europa.
Francisco, con tono serio, denunció, asimismo, que "la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, su pertenencia étnica o social y por su fe en Cristo".
El Papa también tuvo palabras de crítica hacia la propia Iglesia y denunció "las veces que nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, escandalizamos y olvidamos nuestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad, dejando oxidar nuestro corazón".
Para finalizar el rito del Vía Crucis, Jorge Bergoglio tildó de vergüenza "el silencio ante las injusticias", así como "las manos perezosas en el dar pero ávidas a la hora de arrebatar y conquistar" o por "nuestros pies veloces en la vía del mal y paralizados en la del bien". (Télam-DPA)
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