Los suplentes de Atlético no pudieron contra Talleres

El muleto hizo fuerza, pero perdió 2-1 en el Kempes. Menéndez regresó al gol después de dos meses. Video.

29 Mayo 2017

Pocas nubes se vieron en el cielo de Córdoba durante el fin de semana. El sol estuvo siempre presente y llegó a su pico máximo ayer por la tarde, justo para el partido que Atlético perdió contra Talleres por 2 a 1. Aún así, el frío se encargó de confundir a todos los que veían el clima desde una ventana. Muchos rayos, pocos grados.

Así de engañoso fue el trámite del encuentro que marcó la segunda derrota consecutiva para el “Decano” luego de la digna despedida de la Copa ante Palmeiras. Empezando por la actuación de su arquero, Josué Ayala. Sabido es que en cualquier medio gráfico los puntajes individuales de cada jugador son casi que una obligación.

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Pero, ¿cómo hacer para valorar la tarea de un arquero que cada vez que salió de su arco lo hizo a destiempo? ¿Cómo hacer para olvidar esas cuatro tapadas que eran goles seguro? Lo de Ayala fue agua y aceite. Como el equipo.

Atlético venía de jugarse la clasificación a los octavos de final de la Libertadores en San Pablo y se vio superado por un equipo de mitad de tabla, que aún así lo mira desde arriba en el torneo local. Quizás podemos resolver este ardid diciendo que los 11 cambios que realizó Pablo Lavallén de un partido a otro influyeron profundamente. Sí, claro.

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De los 11 jugadores que habitualmente son suplentes solo Tomás Cuello no representó incógnitas en su actuación: jugó suelto, fue peligroso y se erigió en la figura. Cristian Menéndez, por caso, anotó el gol que le daría el empate transitorio al “Decano” (el tucumano Cristian Palacios había puesto en ventaja a la “T”), pero aquí hay otra triquiñuela: Guido Herrera, arquero local, pifió la pelota tras un pase de Juan Cruz Komar y la pelota le quedó servida a rubio, que marcó el 1-1.

El césped del “Mario Kempes”, un tema de estado en Córdoba, también parece haber engañado al arquero que se martirizó durante el resto del encuentro. Herrera se golpeaba la cabeza aún después del 2-1, una obra maestra de Leonardo Gil que ejecutó tras un tiro libre. La mentira en esta situación puede haber estado en que la infracción previa no pareció tal, pero no hubo tiempo para apelar la decisión de Diego Abal.

Atlético perdió, sí, pero no se engañe: no es para dramatizar, porque ayer hubo otro Atlético.

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