No fue el Fondo, sino el mercado. Las señales del Banco Central no eran claras y, así, el dólar terminó subiéndose a los $ 28 por unidad. No es Federico Sturzenegger, sino Luis Caputo el que deba restablecer la confianza en la gestión del equipo económico. El hasta ahora ministro de Finanzas es parte de la mesa chica de decisiones del presidente Mauricio Macri y cuenta con avales de invesores extranjeros.

Cualquiera sea el camino que elija la Casa Rosada, el remedio debe ser rápido y eficaz. “Más vale prevenir que curar”, dicen los analistas bursátiles, temerosos de que una crisis cambiaria pueda contagiar al sistema financiero. Hay muchos depósitos y pesos dando vuelta en el circuito nacional. Y, frente a un mar de incertidumbres, el Presidente decidió aplicar cirugía y someterse a un ajuste forzoso: fusionar dos ministerios (Hacienda y Finanzas), una medida que le dará más poder a Nicolás Dujovne. Prevaleció la sintonía fina entre los tres hombres más escuchados por el Presidente. El tercero es el jefe de Gabinete Marcos Peña. La salida de un funcionario clave no se convirtió en cisma porque los argentinos estamos acostumbrados a subirnos a este tipo de montañas rusas y, en gran medida, anestesiados por el Mundial de Fútbol. Ese es un punto que favorece a la gestión nacional. De todas maneras, el veredicto lo dará el mercado para saber si el nuevo plan que diseña Caputo para el Central será consistente.

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