“Es una vergüenza”. “Vamos a ganar”. “Que explote la bomba”. “No jugamos a nada”. “Le tengo fe a Messi”. “Estamos decepcionados”. “¡Vamos Argentina!” Hace 100 años, San Petersburgo era el corazón de la Revolución que tumbó a los zares. Hoy, frente al antiguo Palacio de Invierno el pueblo delibera, pero no piden la cabeza de Nicolás II. Ni siquiera son rusos.
Las camisetas “albicelestes” tomaron por asalto el centro histórico de la ciudad, y sus portadores improvisaron un foro en el que la Selección es el tema obligado de debate. Los hinchas intentan sacudir el desánimo que los invadió desde la debacle provocada por Croacia. Comparten ideas, ensayan explicaciones y, por sobre todo, se juegan con la opinión. Si recorrieron más de 12.000 kilómetros para seguir al equipo se sienten con derecho a hablar.
“Esto que nos pasa es un reflejo de la mugre que hay en la AFA y que viene desde hace tiempo; de ese manejo del fútbol que pasó por el 38-38 de la votación, por Armando Pérez, ahora por ‘Chiqui’ Tapia… -sostienen los cordobeses Leandro Juncos, Juan Chemelli y Nicolás Pedrocca-. Depender de un resultado es complicado. Es dramático este momento agónico al que llegamos. El planteo de los partidos es incorrecto, no es el apropiado para los rivales que enfrentamos. Necesitamos un equipo más ofensivo. Basta de tocar para atrás con el arquero”.
En el ramillete de críticas emitidas por los hinchas no se salva nadie… a excepción de Lionel Messi. Hay un paraguas protector para él, una sensación generalizada de comprensión ante tanta adversidad. El resto (la dirigencia, el cuerpo técnico, los jugadores) cae en la volteada. El mayor reclamo pasa por la apatía que se advierte y que no genera un efecto contagio desde la cancha hacia las tribunas. El equipo no transmite nada y eso el público lo siente y lo lamenta.
“¿Sabés que le falta a esta Selección? Pasión -define el mendocino Alejandro Kerninac-. Lo acompaña su hijo, Nicolás. “Esto no es nuevo, algo está pasando y se notó con los entrenadores anteriores. Algo raro. Yo espero una reacción; de Messi, principalmente, y que los demás lo acompañen”. “Pero esto no sorprende -apuntan los Aprea (ambos se llaman Franco, son padre e hijo, y llegaron desde Capital Federal)-. En las eliminatorias, Argentina ya había sido un desastre. No hay línea de juego, es un equipo conservador, para nada ofensivo”.
En un ángulo de la gigantesca e histórica plaza empedrada, frente al Hermitage, se armó un conciliábulo en el que participaban los Antuña (Gustavo, Gabriel y Alejandro), Marcelo Albano y Daniel Logarzo. Dejaron algunas definiciones: “lo más sano es apagar la televisión”. “Sampaoli no da pie con bola, se necesita un DT que tenga más chapa que los jugadores”. “Se puede perder, pero lo que no se negocia es la actitud”. “De todo lo que se dice sobre las internas en el plantel, no se sabe qué es mentira y qué es verdad”. “La realidad es que mucha gente se sacrificó para venir y en la cancha no se retribuye todo ese esfuerzo”.
Plantel sin feeling
Gerardo Chaia refrendó uno de esos conceptos. “Se habla mucho de lo que presuntamente pasa pero nadie tiene la verdad. Cada uno lleva las cosas para donde le conviene, sean los jugadores, el periodismo o la AFA. Sí está claro que el plantel no tiene feeling con el técnico. Juegan feo y el entrenador no encuentra la solución”, comentó. Lo escuchaban su mujer, Ariana, y su hija, Mora.
También hay gente enojada en Rusia y en ese grupo se distinguen los rionegrinos Aníbal Lencina, Roberto Bascur y Luis Sandoval, todos de Cipolletti. Bastó disparar la pregunta para que les brotara un aluvión de críticas. “Para mí es una vergüenza esto de que al equipo, según dicen, lo armen los jugadores -sostuvo Lencina-. Hace 12 años que se vienen cambiando los entrenadores. Los DT se van y ellos siguen, siempre quedan los mismos. Entonces los que están fallando son los futbolistas, no puede ser que todos los DT se equivoquen. Cuando le hicieron el gol nadie fue a consolar a Caballero. ¿Y por qué se tapan la cara cuando hablan?” Bascur fue mucho más allá: “estos jugadores son más mercenarios que los gurkas que pelearon por plata en las Malvinas. Jugar en la Selección debería ser gratis… Acá hay gente que sacó créditos para venir al Mundial. Basta. Hay que renovar, empezar de cero con chicos”.
Agustín Álvarez, que es de Río Gallegos, pero vive en Buenos Aires, arriesgó una mirada más de fondo. “Es difícil si no hay planes concretos -comentó-. Este momento complicado viene de las raíces, desde que se abandonó el trabajo de AFA con los juveniles. El plantel actual es de elite, los jugadores están en Europa, pero algo pasa. Tenemos al mejor y no sabemos aprovecharlo”. Agustín viajó con su hermano, Matías, y con su amigo Maxi Keczeli.
Ego y Soberbia
Roberto Tettamanti y Jorge Galparsoro, de Rosario, hablaron del ego y de la soberbia de los jugadores, condición que notan -sobre todo- en Javier Mascherano. “No lo considero un líder positivo; maneja un grupo cerrado y eso no le hace bien al plantel”, indicó Roberto. Jorge fue al extremo: “por ahí no nos hizo bien ganarle a Ecuador y clasificarnos. Haría falta que detone una bomba nuclear y en el fútbol se produzca un cambio importante. Que se quede Messi y del resto se vayan todos, incluidos los dirigentes. El problema es que si le ganamos a Nigeria nos olvidamos de todo esto, es un problema que tenemos los argentinos”.
“Siento pena, lástima”, resumió el cordobés Pablo Guemberena, mientras su mujer, Victoria, y su hijo, Jerónimo, descansaban recostados al pie de un monumento. “No hay una estrategia armada. Enzo Pérez ni siquiera estaba designado en la lista original y aparece de titular. ¿Cómo puede ser? -enfatizó-. Creo que nadie esperaba esto. No sé si es cierto lo que se dice sobre la mala relación de Sampaoli con los jugadores, pero en la cancha se los ve perdidos. No hay equipo, no hay idea de juego, ni siquiera estudio de los contrarios”.
Desde la localidad de Junín, en la Provincia de Buenos Aires, arribaron Bernardo Lescano y Ezequiel Scotti, todavía un poco dolidos por la derrota de Sarmiento a manos de San Martín, en la final por el ascenso. Pese a que concuerdan con la mayoría de las críticas, en especial con las referidas al sistema de juego, se animan a conservar la esperanza, y no dejan de señalar que en el fútbol también cuenta el factor suerte, y que a Argentina le fue adversa. Creen que es lo que corresponde, a fin de cuentas para eso viajaron a Rusia. “Le seguimos teniendo fe a la Selección -coincidieron-. Ojalá que mañana (por esta tarde) se encuentre el punto de inflexión y todo cambie”.