Aliendro espera convertir un gol en Medellín, que valga la clasificación

Uno más y no lo molestan más.

RODRIGO ALIENDRO. RODRIGO ALIENDRO. COPA ARGENTINA
26 Agosto 2018

Como un latigazo, la pierna derecha de Rodrigo Aliendro castiga a la pelota a los 87 minutos de partido. Su pie (vendría a ser la triza, la última parte del látigo) impacta de lleno en la pelota que viaja tan, pero tan rápido (exactamente a 95,2 km/h según la transmisión) que es una suerte que haya dado en el travesaño antes de entrar: el parante la frena, nos permite seguirla pero igual deja que Atlético vuelva a ganar de local por la Superliga tras siete meses.

No pretendemos seguir cada parte del cuerpo del jugador pero es importante seguir a sus otras extremidades, una vez concretado el gol. Sus dedos índices señalan el cielo. Hace más de dos años, ante Huracán, cuando convirtió su segundo gol en el club (también fue agónico), los mismos dedos tomaron otra dirección: la boca.

Aliendro hizo la señal de silencio mirando a la gente de Atlético. La relación no era la mejor pero después de sus disculpas, se transformó en uno de los jugadores más queridos por la hinchada. Su juego más que aguerrido, sus ganas, su gol del viernes, los otros seis con la camiseta “decana” y el momento en el que los convierte, le valieron ese cariño.

“Vi que me quedó después del rebote y le pegué. Me equivoqué, hace un montón que no hacía goles”, bromeó Aliendro. Para ser más precisos, la última vez que había marcado fue en los primeros días de marzo en Córdoba, ante Talleres y luego de una carambola.

En ese momento, le sirvió a Atlético para ponerse adelante en el marcador. Será casualidad o causalidad, pero cada vez que Aliendro metió un gol en Atlético, fue para adelantar al equipo en el resultado. Ni para descontar, ni para empatar, ni siquiera para ampliar la ventaja.

Ayer, su gol significó la victoria definitiva pero -dicho por él mismo- se le debe a Cristian Lucchetti. “Le agradecí cuando terminó el partido porque si nos metían ese gol era para matarse”, confesó tras la atajada del “Laucha” a Guillermo Ortiz, del “Sabalero”.

Pero además de ese mencionado 1-0 a Talleres (terminó 1-3), del 2-1 a Colón del viernes y a Huracán, tiene en su haber el 1-0 ante Estudiantes en La Plata, el 1-0 a Argentinos en 2016 (terminó 3-0) (ambos en 2016), el definitivo 2-1 a Independiente por Copa Argentina y el 1-0 a Junior de Barranquilla (terminó 3-1) (ambos en 2017).

La advertencia sobre esa particularidad se da en la antesala del partido más trascendente en la historia del club: el martes contra Atlético Nacional, de Medellín. Justo en un partido en el que anotar un gol para ponerse al frente, como suele suceder con Aliendro, sería prácticamente ganar la llave y avanzar a cuartos de final.

“Va a ser muy difícil. Es un partido muy importante para nosotros. Sabemos lo que significa la Superliga pero esto también es muy importante”, le dice Aliendro a LG Deportiva.

Hacer un gol en Colombia no será fácil. No sólo porque la condición de visitante siempre se hace sentir en la Copa Libertadores sino porque se espera una reacción del “Verdolaga”. Pese a todo, Atlético, como viene haciéndolo, irá por ese gol. “La idea es plantarnos como lo hacemos en todas las canchas. Sabemos que el rival juega con mucha posesión de pelota pero trataremos de sacársela”, adelantó.

Si encima llega a hacerlo él, la alegría será doble aunque sabe que quien sea que haga el gol, o como sea que Atlético se clasifique, tendrá el mismo sabor: el de la victoria. El mismo que lo llevará nuevamente a levantar los dedos hacia el cielo y festejar como si hubiese marcado.

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