Bonadio maneja los tiempos para pedir la detención de la ex presidenta

Cristina sería procesada por asociación ilícita.

17 Septiembre 2018

El imputado arrepentido José Francisco López relató ante el juez Claudio Bonadio que tras la muerte de Néstor Kirchner, Cristina Fernández lo llamó (según él fue un día a mediados de 2011) para mostrarle un cuaderno donde su marido tenía anotado con precisión cómo era el sistema de recaudación de las coimas de la obra pública: cuánto se cobraba por cada obra, los empresarios beneficiarios del sistema, cómo era el círculo de la recaudación, quiénes eran los recaudadores.

Según su declaración, Cristina le pidió que le explicara el contenido del cuaderno y que, tras una extensa explicación, Cristina le preguntó: ¿Vas a ser parte de la solución o del problema? Ahí, López entendió que debía seguir trabajando, pero para la ex mandataria.

Así lo explicó el periodista Joaquín Morales Solá en su columna de “El País” en LA GACETA, donde considera que el “dinero de la política” (unos U$S 9 millones, relojes Rolex, gemelos, collares, anillos, aros y pulseras) que López intentó dejar en el convento de General Rodríguez, tenían dueño y eran para Cristina según la confesión de “arrepentido” del hombre que manejó millones de la obra pública.

Sin desafuero

Según el columnista, con todas las declaraciones de ex funcionarios y empresarios arrepentidos, más los resultados de los allanamientos realizados, el juez Bonadio estará en condiciones de procesar y de ordenar la prisión preventiva de Cristina de Kirchner, pero no le pedirá al Senado su desafuero inmediato. La estrategia es esperar que la Cámara Federal ratifique sus decisiones para que la orden de arresto llegue al Senado con una doble sentencia judicial. “Caería así uno de los argumentos de los senadores peronistas de que no se puede desaforar a una senadora por orden de un juez de primera instancia”, remarcó Morales Solá, al referirse al senador Miguel Pichetto, acérrimo defensor de no validar el desafuero “hasta tener sentencia en firme”.

Dos instancias

Lo concreto es que, de acuerdo con la estimación del periodista, de producirse la ratificación de la Cámara Federal serían dos las instancias judiciales que reclamarían al Senado que les permita el desafuero para poner en prisión a la ex presidenta. Y agrega la columna: “Para aumentar el tormento de Cristina, Bonadio acaba de ser ratificado como juez natural de la causa por la Cámara Federal y, de hecho, por la Cámara de Casación, el máximo tribunal penal del país”.

Escuchas

Con toda la información que se sumó a la causa, el juez Bonadio podría dictar el procesamiento con prisión preventiva de CFK como jefa de una asociación ilícita. Refuerza las pruebas, además de las palabras de López, con las de otros 50 indagados en el expediente y en otras aún no conocidas.

Según reveló Clarín.com, entre esas pruebas hay escuchas telefónicas a ex funcionarios de Planificación Federal, como las del teléfono que usó Roberto Baratta cuando salió de la cárcel. El chofer Oscar Centeno no sólo escribió en sus cuadernos las escenas de cobro y reparto de la plata que tenía como destino final el departamento de los Kirchner en La Recoleta, o la propia residencia presidencial. El remisero hizo 46 filmaciones y fotos de momentos de lo que él llamó “la distribución de los bolsos con dinero”. Entre ellas, hay imágenes tomadas dentro de la Quinta de Olivos.

De Vido, organizador

En un expediente de más de 38 cuerpos, Bonadio acusa a Cristina de haber liderado una “organización criminal” que usó medios del Estado para acumular dinero ilegal. El organizador de esa asociación -según el juez- fue el ex ministro de Planificación, Julio De Vido.

Confesiones

Ex funcionarios que complicaron a Cristina

Además del ex secretario de Obras Públicas José Francisco López, entre los ex funcionarios K que más complicaron a su ex jefa Cristina Fernández está Claudio Uberti, ex jefe de control de los peajes: confesó cómo y por qué los Kirchner le ordenaban “recaudar en dólares”. Otros, como Julio De Vido, “guardan silencio”. “Hace poco, un funcionario lo visitó en el penal de Marcos Paz, y lo vio sentado en un silla de plástico, con la barba muy larga y la mirada perdida. Era la imagen de la ruina”, apuntó Morales Solá.


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