la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio (archivo) la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio (archivo)

Día de la Virgen de La Merced

Si algo mantenemos aún de bueno en Tucumán, indiscutiblemente, es el sentimiento cristiano popular, cosa en la que en todo el Noroeste sólo se nos asemejan Salta y Catamarca. En unos días, los tucumanos celebraremos la fiesta de la Santísima Virgen de La Merced, Patrona y Abogada del Ejército Argentino y de nuestra ciudad. Dicha celebración tiene innumerables historias que la acompañan desde hace varios siglos. Una de ellas es la de la familia Nuñez, de la localidad de Ohuanta, la cual tiene una imagen a la que todos los años traslada en procesión desde allí hasta la capital tucumana, cuyo destino es la iglesia de Santo Domingo. Recorriendo un poco la historia, es bueno saber que dicha familia comenzó, a través de sus antepasados, a honrar a la Virgen transportándola procesionalmente desde hace 139 años. Según recuerdan don Rafael Lucena (más conocido como Fredy Martello) y su esposa, quienes todos los años la reciben y la homenajean en su casa en el barrio Floresta, General Paz al 2.600, casa de don Simón Ortega- desde hace más de 40 años, “cuando Fredy era niño no había luz en Ohuanta, la gente se alumbraba con mecheros y se hacían grandes fogatas para paliar el frío que hacía, en ese tiempo, los 24 de septiembre”. No obstante, la gente lo mismo organizaba y participaba de una vigilia previa a la caminata, rezando de a ratos y recreándose con juegos, en tanto se realizaban locros que se compartían en familia y entre peregrinos. Es de destacar la fe del señor Lucena, cuya historia merece conocerse también, aunque sea en brevedad. Se trata de un hombre que fue huérfano desde niño y criado por su hermano diez años mayor, el cual en su niñez lo contactó con la familia Nuñez, allá por 1965. Desde entonces, él le canta a la Virgen canciones con letra y música propia; hace 15 años formó un coro de niños de gente actualmente adulta que participa de la novena, la vigilia y la misa, que se realiza en dicha casa, en la que hay bautismos, comuniones y casamientos. La gente lleva bombos, estandartes, instrumentos musicales y banderas y hay fieles que vienen a las celebraciones desde lugares muy lejanos. Actualmente, se les ofrece a los peregrinos un copetín que se realiza con la colaboración de los vecinos y comerciantes de los alrededores, cosa que aumenta la fe de este señor, movido por la convicción de que “la Virgen siempre va a ir a tu casa”.

Daniel E. Chávez

Teatro San Martín

En respuesta a la carta del administrador del Teatro (San Martín) del 4/9, aclaro: 1) No menciono la palabra “accidente” por considerar negligencias varias del organismo y no por mi imprudencia; 2) Ninguna autoridad tuvo trato personal conmigo ni con mi esposa (estuve 23 días internado), ya que los audios o mensajes de texto no refieren fielmente humanidad en el trato, y es mi esposa quien lo llamó más de una vez; 3) El llamado de mi hijo al 107, tal vez me haya salvado la vida junto a la pericia de los médicos del Centro de Salud, ya que estando a dos cuadras del teatro, la emergencia demoró media hora en llegar. En ese momento ya estaba siendo trasladado; ese fue el acierto de mi decisión. Los médicos me intervinieron de urgencia; 4) No hubo en el teatro autoridad responsable (yo permanecí en ese lugar unos 30 minutos desde mi caída). El administrador apareció cuando me trasladaban, por eso no conoce fehacientemente el hecho. Sí hubo decenas de personas que asegurarían que yo no estaba en lugares indebidos. Por último, es lamentable que por una cuestión política, intente trasladarme la culpa en vez de decidir una solución a futuro, la cual le cabe como funcionario, aunque eluda anteriores accidentes que menciono y estos no hayan sido responsabilidad de su gestión. En cuanto al seguro, sólo me referí al trato humano al no acercarse, y no como una cuestión de trámite normal.

Miguel Sánchez

Manzana N, casa 33, San José III
Yerba Buena

Carta a mi ciudad

Mi querida ciudad, mi San Miguel, no quería contarte de mis tristezas, pero te veo tan triste, tan opaca, tan abandonada, que quise unirme a ti, y así sabrás de mis pesares. Ya no eres la dulce San Miguel, mi ciudad. ¿Dónde están tus perfumes a naranjos, a cañaverales, a parques floridos, a juegos de niños, a siestas bonitas que tantas veces me uní hasta los atardeceres, a los días encantados de pasear por tus callecitas primorosas, ordenadas, pulcras, perfumadas? Ya no se respiran tus dulces olores, ya no; tus veredas, hoy haraposas, mugrosas y tus calles remendadas, remiendos de residuos apestosos, vergonzosos. Perdón, no te quise ofender, veo que sientes vergüenza, no estabas preparada para esto, aún tienes dignidad y sabes que te amo, mi ciudad. ¿Dónde están los que juraron cuidarte, quererte, respetarte, mimarte? ¿dónde están? Ya no están. ¡Cómo no quererte, mi ciudad! Alguna vez fuiste un Edén, un hermoso Edén, pero al mirarte hoy, mi dulce ciudad, se me escapa un lagrimón. ¡Si vieras qué triste está todo! Te propongo algo: dame tu mano, cálida, amorosa, solidaria, pero triste, y caminemos juntos por la vida, y quizás, en algún momento, podrás retornar y ser nuevamente un hermoso y dulce Edén. Intentémoslo, ¿sí? Una canción dice algo así: “No conozco el mar, pero si es verde como el verde nuestro del cañaveral, sí conozco el mar”.

Graciela Turbay

Suba del boleto

Según el Indec (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), la inflación acumulada (enero-agosto) fue de 24,30%. Entonces, ¿por qué aprobaron el ajuste tarifario del Transporte Público de Pasajeros en chatarras, perdón quise decir ómnibus) del 65,78%, en igual período?, o sea un 41,48% más que la inflación acumulada. Una locura, una ignorancia y una picardía. Ojalá el Intendente tenga la valentía de vetar este mamarracho de ordenanza, por algo más cercano a la realidad, con una tarifa ajustada a la inflación. Un concejal de la comisión de Transporte usó los mismos argumentos que se repiten en cada aumento: “nos vemos obligados a conceder la suba”. ¿Acaso lo están amenazando, coaccionándolo, extorsionándolo? Él no debe conocer ni un colectivo por dentro y menos de la eterna espera del usuario para poder viajar, si es que no está muy lleno. Manifieste que: “sube la tarifa para que el transporte siga funcionando, porque son muy responsables”. Más bien debería decir que son funcionales a los empresarios, justificando el “llanto” de siempre: que trabajan a pérdida, que es poco rentable, etcétera. Pero ya sea por inflación o deflación, con un dólar igual a un peso, las tarifas jamás les alcanzan, y con o sin subsidios millonarios, “no paran de sufrir”. ¿Hasta cuándo el mismo verso? Los concejales son incapaces de ponerle el cascabel al gato. Encima, se preguntan ¿qué otro camino nos queda? Si son ineficaces e ineficientes, renuncien. Mi humilde opinión de jubilado y permanente usuario del transporte público-privado, es que no debe ni tiene que regalarse ningún tipo de subsidio y menos para quien inicia o mantiene una actividad privada, y si a los empresarios no les satisface la rentabilidad con el transporte, que se dediquen a otra cosa que les convenga y les vaya bien.

Julio César Pérez

Calle 23, N° 163
Las Talitas

Postes riesgosos en Tafí Viejo

Hace poco, desde la sección Cartas de Lectores de LA GACETA alertaba sobre la presencia de un poste en mal estado de conservación, que ponía en riesgo el bienestar de los vecinos. Dicho punto de peligro se encontraba en calle Almirante Brown esquina Victoria de “la ciudad del limón” (Tafí Viejo). Grande fue mi sorpresa al recibir un llamado desde el municipio informándome que el reclamo fue atendido. Por ello, agradezco a LA GACETA por el acompañamiento a los vecinos y a la Municipalidad de Tafí Viejo por su inmediata respuesta. Aprovecho para insistir en un urgente relevamiento y reemplazo de los postes en mal estado, pues no son pocos.

Marcelo Maza

Constitución 1.600
Tafí Viejo

Inseguridad

El tema inseguridad no da más en Tucumán. Los tres poderes del Gobierno (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) nada hacen para enfrentar este gravísimo flagelo, que atenta cada vez peor en las calles. El reciente ataque y muerte de un jubilado en Barrio El Bosque, la feroz paliza propinada a un chofer de la Línea 19, los constantes asaltos a conductores de taxis, los motoarrebatos (a toda hora del día) y asaltos violentos, agravan a toda la ciudadanía, totalmente vulnerable ante la delincuencia que actúa impunemente. Entiendo que debemos salir a las calles y hacer sentir nuestros reclamos ante las autoridades. ¡Basta ya con el tema inseguridad! Esto no da para más.

Daniel Francisco Leccese

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