La deuda social con las personas con discapacidad

02 Diciembre 2018

Esa conducta social que separa y considera inferiores a las personas por su raza, clase social, sexo, religión, aptitudes u otros motivos es su principal adversaria. La discriminación contra ellas tiene distintas caras, desde invisibilizarlas, tenerles lástima, ser indiferentes hasta no hacer cumplir las leyes que los protegen y no incluirlos socialmente. Algunos sostienen que “no es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás”.

Son más de 1.000 millones las personas sobrellevan algún tipo de discapacidad, es decir alrededor del 15% de la población mundial. Entre 110 y 190 millones de personas tienen grandes dificultades para vivir normalmente, señala la Organización de las Naciones Unidas, que dispuso en 1992 que el 3 de diciembre se celebrara el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. La ONU sostiene que esta “minoría más amplia del mundo” suele tener menos oportunidades económicas, peor acceso a la educación y tasas de pobreza más altas. Las causas principales son la falta de servicios que les puedan facilitar la vida (como acceso a la información o al transporte); tener menos recursos para defender sus derechos. A estos obstáculos cotidianos se suman la discriminación social y la falta de legislación adecuada para proteger a los discapacitados. Estos son menudo víctimas de la violencia.

En julio pasado, el Indec divulgó cifras del estudio preliminar sobre el perfil de personas con discapacidad en el cual se informaba que el 10,2% de los argentinos padece algún tipo de dificultad. El relevamiento indicó que 3.571.983 de argentinos de seis años o más padecen algún tipo de discapacidad, es decir que 10 de cada 100 personas que viven en localidades de más de 5.000 habitantes conviven en su día a día con algún tipo de limitación en su actividad. Según un informe efectuado por la Facultad de Ciencias Económicas, el Instituto Superior de Estudios Sociales y la Dirección de Estadística de la Provincia, en Tucumán, hay 205.621 personas que sufren distintas discapacidades. El 60,8% padece una sola limitación; de ellos, casi el 41% tiene problemas para ver. Son más de 56.000 tucumanos. De acuerdo con el Censo de 2010, en Tucumán había alrededor de 40.000 discapacitados motores y el 80% no podía hacer uso del transporte público.

El sector suele atravesar vicisitudes que generan angustia. A fines de agosto pasado unas 50 organizaciones protestaron en la plaza Independencia por los ajustes gubernamentales al sector y pidieron que la Nación no prosiguiera con los recortes a las instituciones que atienden a los pacientes, que siguieran llegando los insumos imprescindibles para atender distintas discapacidades y que no se atrasaran los sueldos de los profesionales.

Sería interesante si nuestra clase dirigente tuviese la experiencia de subirse a una silla de ruedas, o de vendarse los ojos, tomar un bastón y recorrer las veredas, cruzar calles, intentar subir a un colectivo o a un taxi; ir a instituciones públicas y privadas a realizar trámites; usar los baños en bares y restaurantes que se hallan en el piso superior.

Sería positivo si, por ejemplo, existiese una defensoría de la discapacidad que los tuviera a ellos por responsables o que hubiese un cupo para ocupar escaños en los concejos deliberantes y en la Legislatura. Quizás habría una mayor conciencia y la inclusión social dejara de ser una expresión de anhelo. Se suele afirmar que discapacitada no es la persona que tiene un impedimento físico, sino la que tiene muchas posibilidades y no hace nada con ellas.

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