Ana Torrejón, la editora que concibe la moda como una “piel social”

Referente indiscutida del mundo de la moda, propone romper con los cánones tradicionales de belleza.

SONRISA ETERNA.  En su conexión con la gente, Ana Torrejón muestra con orgullo su costado de “chica de provincia”, nacida en Puerto Madryn. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.- SONRISA ETERNA. En su conexión con la gente, Ana Torrejón muestra con orgullo su costado de “chica de provincia”, nacida en Puerto Madryn. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.-

Cuando vio a los hinchas de River apedreando el ómnibus que trasladaba al equipo de Boca, en el barrio porteño de Núñez, Ana Torrejón - directora de la edición argentina de la prestigiosa revista de modas francesa “L’Officiel”- se acordó de Tucumán. De Atlético y de San Martín. ¿Por qué una experta en diseño con cabeza global y mundana habrá pensado en el clásico tucumano? Esta semana, la ex directora de las ediciones argentinas de las revistas “Elle” y “Harper’s Bazaar” de Argentina, pasó por Tucumán, un lunes de sol inclemente, invitada por Campari, para hablar de lo suyo: el estilo. En la previa de esa charla, recordó que hace 10 años, en el Centro Cultural Virla de la UNT, había dirigido un taller con una dupla de una artista plástica y un diseñador, y les había propuesto tomar “dos símbolos de la pasión y la controversia, como eran San Martín y Atlético”. “Trabajamos con un taller abierto, con las banderas de las hinchadas; y esto que parecía muy disruptivo fue una fiesta de la creatividad, de la convivencia. Y creo que eso se pudo hacer por el maravilloso contexto universitario que tienen la ciudad de Tucumán y las personas que participaron de esta experiencia. Y porque las herramientas de la cultura son para pacificar, para crear entendimiento, para crear”, afirma Torrejón. Aunque el episodio Boca-River, se sabe, no tuvo el mismo final feliz.

¿Por qué hablará de estas cosas una experta en moda y diseño? Una inmersión en la legendaria revista “L Officiel”, que ella dirige en su edición argentina, acerca respuestas. En la portada del número de noviembre, la figura portentosa de la top model XL Ashley Graham preanuncia que el resto de la revista deparará sorpresas. Desde el editorial en el que se fija posición clara acerca de la revolución del #Metoo hasta la columna de una influencer que confiesa que tuvo que bajarse de las redes para tomar un poco aire. Hasta la sección con moda transgénero, con altísmos stilettos de números 37 al 45. Lejos de la clásica “revista para mujeres”. Como ella misma dirá luego, en la charla con su auditorio tucumano, son tiempos en los que belleza ya no es igual a bonito. Tiempos en los que impera lo diverso, aunque incomode a muchos. Tiempos en los que la moda ya no es sólo un catálogo del anticipo primavera-verano, sino, dice, “una matriz cultural muy compleja, con implicancias políticas, sociales, económicas, religiosas”. “Y de esa megaestructura surgen tendencias, representaciones de las que las personas pueden ser parte para construir sus discursos”, reflexiona Ana, en su diálogo con LA GACETA.

-¿ Cómo recoge el sistema, la industria de la moda, todos estos cambios de paradigma de los que se hace eco “L Officiel”?

- No toda la sociedad responde a los mismos parámetros. Hay economías con enormes polos de poder por un lado y de enorme vulnerabilidad por el otro; hay economías que tienen un gusto por consumir aquello que tenían vedado. Y nos enfrentamos a muchas cuestiones; una es el cambio climático, que hace que cada vez haya menos definición de temporadas, que cada vez tengamos otoño en verano, primavera en invierno. O sea, las estaciones se han convertido en algo cada vez más “líquido”. También se reconoce a la industria de la moda como una de las más contaminantes que hay, por producir en demasía en pos de abastecer a muchos mercados y bajar precios. Es decir, tenemos mercados emergentes con apetitos insatisfechos de todo tipo. Por un lado, una suerte de reivindicación de la costura con lo que tiene que ver con la experiencia de lujo. Desde un punto de vista social, ha cambiado el rol de las personas. Han aparecido nuevas identidades; y en ese marco han aparecido nuevas preguntas.

- Una de ellas es para qué nos vestimos..

- El hecho del vestir hace al trato social. Nos vestimos porque necesitamos estar protegidos, decirles a los demás quiénes somos; sentirnos confortables para desarrollar determinadas acciones en la vida cotidiana, y eso nos permite saber de qué vamos y de qué van los otros. A propósito de eso, estamos en un tiempo en el que creemos estar hiperconectados; cuando lo que no abunda es la comprensión. Y lo que sí abunda es la reacción. Accedemos a fenómenos en los que los adolescentes son muy vulnerables, con las redes como espacios en los que las apariencias son juzgadas permanentemente.

- Ahora, la red es la pasarela. ¿Qué pasó con las pasarelas tradionales?

- En cualquier capital coexisten prendas de todas las temporadas en los percheros, para sastisfacer esos apetitos. En la primera mitad del siglo XX, la moda tenía un sistema para presentarse: la alta costura, las temporadas, los salones de indumentaria y afines, dedicados algunos al mercado mayorista. A partir de los 80, con el apogeo de la información, todo se acelera. Esa organización empieza a ser escasa a la hora de vender; y empiezan las medias temporadas; o cápsulas (colaboración entre marcas y diseñadores), o resorts (o colección crucero). Antes, uno veía en pasarela los productos y había que esperar determinado tiempo para que llegara a las tiendas. A partir del fenómeno de la venta on line, empieza a presentar en pasarela lo que se puede comprar ya.

- ¿Cómo impacta el comercio on line en la industria de la moda?

- Permite bajar los costos, que la gente haga sus consumos sin desplazamiento; y grandes cadenas de tiendas están achicando sus operaciones, transformándola, dejando menos tiendas, pero ponderando mayores dosis de “experiencias”. Argentina recién está desarrollando estas plataformas de comercio de moda on line; hay varios casos que son exitosos; es un proceso en desarrollo.

-¿Cómo se para una editora de revista “de modas” ante estos fenómenos?

- En las pasarelas ya emergen creadores que buscan ampliar los registros de la belleza; y se empieza a trabajar activamente sobre la idea de que los moldes sobre los que deben entrar los cuerpos han sido convenciones. Pero no son convenciones infalibles ni justas. En Argentina hay 12 leyes de talles provinciales. Ahora la asignatura pendiente es la ley nacional que está en el Congreso. Con el INTI se está trabajando con un scanner antropométrico. Porque para poder fijar talles es muy importante saber cómo somos. Así como uno hace un censo poblacional, se trata de hacer uno nuestro, que marque las diferencias entre regiones, en pos de una mayor equidad.

-¿Y de qué hablamos cuando hablamos de democratizar la moda, de equidad?

- Hay muchas opciones sobre las cuales elegir cómo cada uno de nosotros se va a representar ante los demás; y puede ser una postura razonada, o no. A veces uno, para resolver un tema interno, tiene que resolver cuestiones externas. Creo que hoy es muy difícil hablar de tendencias, que son herramientas de polarización. Pueden funcionar, o no. Las personas se unen en torno de determinados estilos por motivos diversos. La moda, como hecho social, político, antropológico, atraviesa a toda la sociedad. Va más allá de estar bien o mal vestidos; yo siempre digo que cuando nacemos hay un primer gesto que es colocarnos un pañal; y cuando morimos, nos envuelven en una mortaja. Entonces, democratizar es saber que este lenguaje es de todos: no puedo caminar descalzo sobre el hielo, tampoco puedo hacer un trabajo en la construcción sin las piezas de indumentaria preventivas.

-A propósito ¿cómo absorbe la moda el cambio climático y los nuevos materiales?

- Hay proyectos que desde la búsqueda científica ofrecen muchas soluciones, desde reacción ante los cambios climáticos hasta propuestas de protección solar.

- ¿Ejemplos?

- Me voy a otra disciplina, pero me conmueve que Gino Tubaro haya desarrollado en 3D prótesis que cambian la vida de las personas. El sistema 3D te permite hacer desde lámparas a un brazo. Tenemos, para personas con severos problemas de piel, un traje de baño que permite bloquear los rayos UV. Además, en la Argentina tenemos en las universidades carreras en las que, desde Diseño de indumentaria, se está pensando para qué vamos a vestir a la gente, por qué, cómo vamos a interpretar sus libertades, cuán social va a ser el hecho de la indumentaria, cómo se van a establecer determinados costos. Estamos en un momento de preguntas.

› Ana Torrejón
Especialista en Moda y Comunicación, dirigió las revistas “Elle”y “Bazaar”Argentina. Dirige la edición argentina de la revista francesa “L’Officiel” ; docente Universidad de Palermo, entre otras. Fue Curadora de Malba Moda y directora de Comunicación en Hermès Argentina, entre otras funciones.

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