Marcos Novaro: “la gente desconfía mucho del peronismo”

El sociólogo analizó el escenario electoral.

ANÁLISIS. Marcos Novaro razona sobre los problemas de la Argentina. clarin.com ANÁLISIS. Marcos Novaro razona sobre los problemas de la Argentina. clarin.com
17 Febrero 2019

“No creo que se pueda decir: ‘como la gente se dio cuenta de que Cristina Kirchner era corrupta, entonces no quiere que vuelva’”, apunta Marcos Novaro (Buenos Aires, 1965). Durante una entrevista telefónica con LA GACETA, el sociólogo, historiador y filósofo observa que la falta de competitividad del kirchnerismo, que atribuye a su sectarismo, y la desconfianza hacia el peronismo le permiten a Mauricio Macri seguir en carrera.

- El 26 arranca el primer juicio contra Cristina. ¿Qué tanto pesan las causas por corrupción en su techo electoral?

- Ningún Gobierno en la Argentina ha sido condenado por corrupción. No lo fue (Carlos) Menem, no lo fueron muchos gobiernos provinciales. Además los Kirchner tuvieron una época de mucha corrupción pero de mucha abundancia de recursos también. Entonces la idea de que roban pero algo derraman… Eso existe. Los populistas están en contra de la teoría del derrame, pero ellos practican el derrame. La corrupción es un derrame también. Algo siempre llega abajo y todo funciona dentro de un circuito que supone complicidades, supone la normalización de ciertas situaciones. A mí no me da la impresión de que eso esté quebrado. Hay que ver qué sucede con los juicios, cómo impactan.

- Si la corrupción no es determinante, entonces ¿por qué Cristina no puede crecer?

- Cristina se enajenó a dos tercios de la opinión pública. ¿Por qué? Yo creo que porque ella es una fanática, no porque sea corrupta. La adhesión a ella es intemporal. Ni mejora ni empeora pase lo que pase. Hay una zona que es impermeable a cualquier otra figura que se acerque porque Cristina la alambró. Ella tiene todas las vaquitas adentro y está contenta con esas vaquitas.

- ¿La ciudadanía es cómplice o víctima de la corrupción?

- Lo más ajustado es decir que las dos cosas son ciertas. La mayor parte de la gente hace su trabajo y por ahí de vez en cuando falsea algo en su relación con el Estado, pero no es que todo el mundo roba y entonces este es un país formado por ladrones. Yo creo que hay mucho de ambigüedad. El empleado público que sabe que no cumple una función demasiado productiva está en una situación de ambigüedad. Pero obviamente los perjuicios son mucho más grandes que los beneficios. No es que la gente común sale empatada de esta situación. Sale perjudicada en forma muchas veces poco visible. Pero algunas veces termina siendo muy visible. Creo que la baja calidad de los bienes públicos mató al kirchnerismo. Toda esa cuestión de que los Kirchner te enriquecieron dentro de tu casa pero vos salías a la calle y todo era un desastre creo que entró en crisis. Y a eso Macri lo supo aprovechar muy bien con la idea de que el Metrobús es más progresista que el kirchnerismo, con la idea de alguien que viene a cumplir un servicio público y a mejorar los bienes públicos. No sé si Macri dijo muchas más cosas que eso. Lo que pasa es que como no lo cumple la gente lo detesta.

- ¿Por qué Macri todavía tiene chances de ser reelegido con este ajuste?

- Una de las partes de la situación que más llama la atención es que hay una tolerancia bastante amplia al ajuste. La idea de que el Estado gasta demasiado es algo que se instaló muy fuertemente como explicación sobre el sentido que tiene la crisis. No digo que sea un consenso fiscalista total, pero hay una amplia mayoría de gente que ve como un problema el gasto público, la calidad muy mala del gasto público. Esto con respecto al ajuste. Después el escenario general también tiene que ver con el hecho de que Cristina se mantiene pero no creció. Y los opositores en algunos casos cayeron tanto como Macri. Uno lo ve en (Sergio) Massa y (Juan) Urtubey.

- ¿Por qué han caído Massa y Urtubey?

- Hay un problema en su relación con el electorado y con algunos grupos de interés que hasta hace poco confiaron en el peronismo como recurso de gobernabilidad, con la idea de que “bueno, no es lo que me gusta pero es lo que hay y los otros no pueden gobernar”. Esa idea ha saturado. Ya nadie usa la frase “los peronistas son los únicos que saben gobernar”. Es curioso en un momento en que los no peronistas están mostrando que son bastante inútiles para gobernar. Uno pensaría que la gente está buscando alternativas, pero no, no está buscando alternativas porque desconfía mucho del peronismo.

- ¿Por qué falló el gradualismo? Alguna vez dijo que era la mejor idea que había tenido el Gobierno…

- Sí, y poco después se fue todo a la mierda (risas). Yo creo que no había muchas opciones a ser gradualistas en el tema del ajuste fiscal. El gradualismo, de hecho, al Gobierno le permitió ganar la elección de 2017. Si ellos no llegaban a ganar esa elección, probablemente hoy estaríamos en una situación mucho más difícil. Por otro lado, sin duda es cierto que si hubieran sido menos gradualistas, tal vez el golpe en el 2018 se habría producido igual pero no habría sido tan grave. Pero yo creo que Macri cometió peores errores que haber sido gradualista en el manejo del gasto público. Lo principal es que él fue extremadamente optimista. Ahora lo dice, pero era evidente desde el principio. La idea de que él liberaba las variables y al mismo tiempo iba a caer la inflación era una locura evidente. Eso no tenía que ver con el gradualismo, tenía que ver con una especie de voluntarismo delirante.

- ¿Qué pasará después del 10 de diciembre?

- Hay un tema que finalmente va a estar resuelto, que es muy importante aunque no se lo mencione mucho, que es la estructura de precios relativos de la economía. La inflación es tan alta como cuando Macri llegó, pero lo que él no puede explicar es que es una inflación muy distinta. Porque esta inflación no tiene escondido adentro un desequilibrio de precios relativos de 200% en las tarifas, 100% en el dólar, 300% en el petróleo y el gas. Entonces vos tenés una situación de relativo equilibrio de precios, donde hay una inercia inflacionaria que es muy difícil de frenar. Eso es lo primero. Y lo segundo es que es una economía mucho más abierta. Está abierta a los mercados financieros, se financia en los mercados, no está metiendo la mano en la caja previsional todo el tiempo ni gastando papel. Está bastante más transparente con sus problemas, que por lo tanto son visibles. Por ejemplo, el del financiamiento público, que no está resuelto pero de todos modos no va a ser tan grave si Argentina tiene este año una cierta estabilidad. Va a seguir la caída en el primer semestre, pero si después se empieza a recuperar y el saldo es neutro y el próximo presidente no es una bestia, la renegociación de pasivos no va a ser tan difícil. No sé si hace falta un genio para administrar eso. Tal vez una persona con un mínimo sentido común, que no piense que su voluntad puede hacer una inmensa diferencia. O sea, que no sea un chiflado como lo fue Macri en sus primeros dos años.

El Estado sobre los malos bienes públicos

“Tenemos un Estado que produce muy malos bienes públicos, por más que junte mucha plata y la gaste. El gran problema de la Argentina es que el sistema institucional, en un sentido muy amplio, está muy mal. Funciona mal la gestión pública, funciona mal la Justicia, funcionan mal los mecanismos representativos. Y reformar esas instituciones lleva mucho tiempo: hay que cambiar las reglas, hay que cambiar la cultura. Ahora hay un Ministerio de Modernización del Estado. Yo no sé qué están haciendo, pero se supone que están haciendo algo (risas). Es tan difícil empezar que uno dice: ‘bueno, tal vez están haciendo algo que será invisible mucho tiempo’”.

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