Política de gobierno o decisión coyuntural, el Ejecutivo provincial decidió multiplicar este año, entre enero y mayo, por 162,5 veces el tope mensual de subsidios a personas que administra la Secretaría General de la Gobernación.
Pese a la magnitud de la medida (ningún otro programa creció en un 16.250% en este período), no hubo anuncios formales al respecto, más allá de las escuetas publicaciones de rigor en el Boletín Oficial. Y así como las ayudas se vieron fortalecidas, también pueden registrar drásticas caídas con el simple dictado de un nuevo decreto. Por eso, el interrogante para el segundo semestre es si el Estado benefactor podrá sostener ese ritmo de aportes en un contexto de crisis que, además de castigar a la población, tiene un severo impacto en el erario.
Enero transcurrió con un tope de hasta $ 800.000 mensuales para las ayudas sociales establecidas por el decreto 125/1, vigente desde 2000. En febrero, con cinco días de diferencia, el gobernador Juan Manzur elevó ese monto primero a $ 1 millón, y luego a $ 20 millones; en marzo, el máximo pasó a $ 40 millones; en abril, a $ 60 millones; y en mayo, el mes previo a los comicios provinciales, a $ 130 millones. Todavía no se difundieron las cifras de junio, aunque las largas filas de beneficiarios de los “planes” de $ 3.000 frente a los bancos hacen pensar que el tope al menos se mantuvo.
Estas decisiones no habían sido contempladas cuando, el año pasado, el jefe del Ejecutivo envió el proyecto del Presupuesto 2019 a la Legislatura. En la ley madre de las finanzas provinciales, la partida “Transferencias” para la Secretaría General de la Gobernación, donde están incluidas los ayudas del decreto 125/1, totalizaba $ 316,8 millones para todo el ejercicio. Pero la cuenta “se secó” mucho antes de lo esperado: el 3 de mayo, la Casa de Gobierno tuvo que inyectarle otros $ 300 millones “a efectos de atender el pago de subsidios de programas sociales”. Así, la partida “Transferencias” de la Secretaría General totaliza, por el momento, $ 616,8 millones.
Una cifra similar, $ 615 millones, habían alcanzado las “Transferencias” de la Legislatura en 2015, un año también electoral. El notorio incremento que registró en ese período el sistema de “gastos sociales” (terminó insumiendo el 40% de los fondos de la Cámara) no volvió a repetirse. De hecho, en 2016 se suprimieron las ayudas a personas, vigentes desde 1992 bajo diversas denominaciones. Ahora, más del 90% del presupuesto legislativo es para Personal, según el vicegobernador Osvaldo Jaldo. Del 10% restante y de la cuenta de Excedentes Financieros (donde va a parar el remanente de cada ejercicio vencido) surge el dinero para subsidios a ONG y para el boleto estudiantil gratuito. Si algo evidencia el régimen vigente en la Legislatura es que el mecanismo de los “gastos sociales” -al margen de que la Justicia provincial y la Federal no detectaran delitos en las causas de las “valijas”- sólo respondía al arbitrio de la conducción, que resolvía cuánta plata le daba en mano y a quién sin más argumentos que la presunta situación de necesidad del peticionante. La esencia de aquel mecanismo (marcado por la improvisación y la falta de transparencia), sumada al escándalo por las cifras en danza, lo llevaron a su desaparición. Y quienes tocaban la puerta de un despacho legislativo para poder comprar remedios, pagar tratamientos o afrontar verdaderas urgencias tuvieron que salir a buscar nuevos rumbos.
Las coyunturas pueden requerir decisiones de emergencia por parte del Gobierno. Sobre todo en un contexto como el actual, que mezcla inflación con recesión y se traduce en pobreza y desocupación. ¿Alcanza con el Estado benefactor? Los empresarios del transporte, que obtendrán un auxilio de $ 1.400 millones del erario provincial durante 2019 gracias una ley de excepción, son testigos de que no es suficiente. Las soluciones de fondo llegan de la mano de las políticas de gobierno. Por eso, los próximos meses dirán si el inédito fortalecimiento de los subsidios del decreto 125/1 respondió a algo planificado y se sostiene, o si estuvo fundado en la sola combinación de factores y circunstancias.