Esos segundos que se tomó Lucas Ischuk para llegar a la pelota e impactar el derechazo letal que superaría al arquero Esteban Dei Rossi, de Racing de Córdoba, fueron de los más tensionantes que vivió el hincha “decano” en su vida. De ese modo, Atlético cerró exitosamente la serie de penales que lo devolvió a la B Nacional. Los hinchas, quienes disfrutan acunando recuerdos, confiesan que pocas veces observaron una fiesta semejante en el Monumental de 25 de Mayo y Chile como aquella tarde del 15 de junio de 2008. Fueron 90 minutos de una tensión extrema,
Es que luego de varios años en el “infierno” que significó militar en el Argentino A, Atlético regresaba a la segunda división, un objetivo que ya se había convertido en un karma, por las frustraciones que había acumulado el equipo en las temporadas anteriores.
Con tantos de Héctor “Yaya” Alvarez y Mauricio Verón, Atlético le ganó 2 a 1 a Racing, que había igualado transitoriamente a través de Mauro Velárdez, cuando terminaba la primera parte. Cabe recordar que en el primer partido que se jugó en el estadio de Nueva Italia el triunfo había sido para los locales por el mismo marcador.
Cuando Ischuk se puso el traje de héroe en el momento en que caía la tarde de aquella inolvidable jornada para la familia “decana”, una marea humana tapó prácticamente el césped del Monumental, dejando una postal fenomenal que luego recorrería el país, para demostrar con la ansiedad con que se esperaba esta consagración.
Uno de los que tuvo el orgullo de estar presente en esa conquista fue Diego Erroz, el entonces volante por la derecha que hoy cumple las funciones de coordinador general del fútbol profesional del club presidido por Mario Leito. El ex futbolista oriundo de Río Cuarto no duda en que aquella tarde vivió la mayor emoción que le permitió gozar el fútbol. “Es que era tanta la ansiedad que había en el hincha que cuando Lucas (Ischuk) anotó el último penal, todo explotó de una forma impresionante. Nos imaginábamos que si podíamos concretar el objetivo del ascenso iba ser una celebración especial, pero no tan así. En lo personal, lo disfruté de una forma muy especial porque sabía que no me había equivocado en dejar Tiro Federal (de Rosario) cuando me llamó Jorge Solari para que venga a Tucumán”, rememoró Erroz.
Tampoco duda en afirmar que a partir del desembarco del “Indio”, en Atlético se colocó la piedra fundacional de la década soñada que vivió el club a partir de ahí y que hoy tiene continuidad con una nueva clasificación para la Copa Libertadores de América.
“Es que desde que vivimos esos momentos se empezó a consolidar un proyecto futbolístico e institucional que convirtió a Atlético en un club de Primera y hasta con proyección internacional. Esto demuestra que cuando los proyectos son serios y se los banca más allá de los resultados deportivos ocasionales, las posibilidades de conseguir el éxito esperado son muchas”, aseveró el cordobés.
“Una tarde, charlando con Mario Leito, que era secretario del club, le vaticiné que si Atlético podía profundizar los proyectos que tenían planificados, el futuro iba a ser prometedor, y con el diario del lunes puedo decir con orgullo que pude colaborar para que eso se haga realidad”, señaló. Y vaya que no se equivocó.