Los tostaderos de café alertan que su rubro funciona al 2%

El cierre de locales gastronómicos produjo que los proveedores de la popular infusión sufran una parálisis sin precedentes, por lo que anticipan que podría haber cambios comerciales en el sector.

DE ORIGEN ETÍOPE. La bebida estimulante también cumple un rol socializador, por lo que es la estrella en bares. la gaceta /  foto de inés quinteros orio DE ORIGEN ETÍOPE. La bebida estimulante también cumple un rol socializador, por lo que es la estrella en bares. la gaceta / foto de inés quinteros orio la gaceta / foto de inés quinteros orio

Bares, restaurantes y confiterías continúan con las sillas apiladas sobre las mesas. Ya han pasado diez semanas desde aquel marzo en el que los establecimientos especializados en cafetería, entre otros locales gastronómicos, se vieron forzados a cerrar sus puertas por la cuarentena. Desde entonces, sólo algunos de ellos han podido adaptar sus ventas al servicio de envíos a domicilio y a la modalidad “para llevar”. Como consecuencia, la demanda de granos de café tostado se ha desplomado en Tucumán: según los proveedores del rubro consultados por LA GACETA, su actividad trabaja a un ínfimo 2% de lo que solía funcionar antes del aislamiento social.

El retorno del arraigado ritual de sentarse a tomar un café en los bares tucumanos, ya sea en soledad o en compañía, aún es una incógnita. Lo cierto es que los propietarios de los negocios que satisfacían esa añeja costumbre ya han solicitado los permisos para reactivar -con los protocolos de bioseguridad correspondientes- la atención al público en las mesas de sus establecimientos.

Los proveedores de café tostado siguen de cerca las novedades que involucran a sus clientes. Es que nada volverá a ser como era antes: las deudas se han acumulado y las relaciones comerciales entre ellos sufrirán inevitables modificaciones. Así lo sostiene Daniel Abdelnur, que se dedica a la actividad desde hace 32 años. “Nuestro funcionamiento está atado a la apertura de los bares. Hemos pasado por muchas situaciones malas, pero jamás estuvimos tanto tiempo sin trabajar”, expuso el empresario.

En concreto, los cambios que podrían ocurrir -señaló el proveedor- serán sobre la modalidad de pagos (la entrega de mercadería sería ahora por contado) y los servicios técnicos sin costo que solían realizar, entre otros puntos. “Debemos revisar los costos operativos. Creemos que la reactivación recién ocurrirá el año que viene. Por ello preocupa que los bares ahora no posean capital de trabajo y que se acumulen deudas”, indicó Abdelnur.

Sin asistencia estatal

Uno de los aspectos que más inquieta a los tostadores de café es cómo afrontar el pago de sus costos fijos -sueldos y servicios- en medio de la parálisis. Sobre ese punto, los proveedores aseguraron que no recibieron las ayudas del Estado que sí percibieron otras empresas. El motivo -dijeron- es que su rubro está nomenclado dentro las categorías alimenticias primarias. Ademas de Abdelnur, así lo sostuvo Roberto Mejail, que ha dirigido compañías cafeteras desde los 90. “Esto es como hacer borrón y cuenta nueva: de golpe no hay entregas y tampoco hay precios de referencia. Aflige mucho la situación de paro de los clientes”, se lamentó.

Al igual que su colega, él también anticipó cambios en la relación entre los tostadores y los propietarios de cafeterías. De hecho, ambos empresarios estimaron que es “muy probable” que el kilo de café tostado, cuyo precio oscila entre $ 800 y $ 1.000, suba un 20% por los vaivenes del dólar.

Consultados por las variaciones en el consumo, los proveedores consideraron que las modalidades de venta de café que adoptaron algunos locales no suplen “ni de cerca” la demanda habitual. “En su desesperación, los bares intentan el delivery o el take away, pero para nosotros eso implica un 2% de lo que trabajábamos antes. Siendo muy optimista podría ser un 5%”, calculó Mejail. Las mismas cifras ofreció Abdelnur, quien adicionó que varios bares están trabajando con stocks acopiados antes de la cuarentena.

En marzo, los tostadores de café de Tucumán iniciaron los trámites para formar una cámara que nuclee a la decena de empresas del sector (estiman que emplea a un centenar de personas). Si bien la pandemia postergó ese proyecto, los proveedores comparten una postura: el Gobierno debería permitir que los bares reabran “con todos los recaudos necesarios”. “Se está creando un problema social”, vaticinaron.

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