Bolsonaro y Trump: separados al nacer

Por César Chelala, columnista invitado.

29 Mayo 2020

Hay dos tipos de gemelos: idénticos (monocigóticos) y fraternos (dicigóticos). Un óvulo fertilizado (óvulo) se divide y desarrolla dos bebés con exactamente la misma información genética para formar gemelos idénticos. Se diferencian de los gemelos fraternos, donde dos óvulos son fertilizados por dos espermatozoides y producen dos niños genéticamente únicos. No son más parecidos que los hermanos individuales nacidos en diferentes momentos. Tengo serias razones para creer que Jair Bolsonaro y Donald Trump son gemelos fraternos.

Aunque muchas personas pueden cuestionar esta suposición, no puedo encontrar ninguna otra explicación plausible de por qué Bolsonaro sigue tan de cerca el guión de Trump. Esto se manifiesta en cómo ambos líderes han respondido a la pandemia del coronavirus, mostrando su insensibilidad e ignorancia.

Como ejemplo, descontando los peligros de la epidemia y ansiosos de aprobación, ambos presidentes se encuentran con sus partidarios sin usar máscaras y dejando a un lado el principio básico de distanciamiento interpersonal para evitar el contagio. Actúan ajenos al hecho de que incluso las personas asintomáticas pueden ser contagiosas, algo imposible de saber con solo mirarlas. Y esto sucede mientras que tanto en Estados Unidos como en Brasil la pandemia sigue su curso implacable.

Medicamentos que matan

En un claro desprecio por la opinión de los expertos médicos, tanto Bolsonaro como Trump continúan promoviendo el uso de hidroxicloroquina para prevenir o tratar la covid-19. Mientras Bolsonaro dice que recomienda el uso del medicamento a sus partidarios, y dice que tiene una caja del medicamento a mano si su madre de 93 años lo necesita, Trump se enorgullece de haber tomado el medicamento para prevenir la infección.

A fines de mayo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendió el ensayo internacional de hidroxicloroquina, debido a la preocupación de que provoca un “riesgo significativamente mayor de muerte” en comparación con los pacientes que no recibieron el medicamento, según un estudio publicado en la revista médica The Lancet.

Esto está sucediendo en Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia de coronavirus en todo el mundo con más de mil muertes al día, mientras que Estados Unidos informa de alrededor de 100.000 muertes y más de 1.7 millones de personas infectadas.

Lo mejor y lo peor

La pandemia de coronavirus, como pocos otros eventos en todo el mundo, ha revelado claramente lo mejor y lo peor de las personas. Lo mejor, porque ha demostrado el heroico trabajo de cientos de miles de trabajadores de la salud que, arriesgando sus propias vidas (y en muchos casos sin equipo de protección básico), han salvado a millones de personas de morir por una infección mortal. Lo peor, porque líderes como Bolsonaro y Trump, con su actitud arrogante hacia la pandemia, han puesto en riesgo la vida de millones de personas.

La administración Trump ha sellado la frontera a los inmigrantes y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) continúa deportando a miles de inmigrantes detenidos en centros de detención. Muchos de los que han sido enviados de regreso a sus países están infectados con el coronavirus. El ministro de salud de Guatemala, Hugo Monroy, dijo: “Estados Unidos se ha convertido en el Wuhan de las Américas” y Amnistía Internacional ha pedido al Departamento de Seguridad Nacional que suspenda las deportaciones.

Tanto en Brasil como en los Estados Unidos, el número de personas infectadas continúa aumentando rápidamente. San Pablo, la ciudad más grande del hemisferio occidental, se ha convertido en un centro candente de la pandemia, y los hospitales están abrumados. Brasil tiene ahora la mayor cantidad de casos y muertes en América Latina, y es el país con la tasa de transmisión más alta, según un estudio del Imperial College de Londres.

La infección está llegando a las comunidades indígenas que viven en áreas remotas de la selva amazónica y está comenzando a extenderse en las favelas, áreas marginales de Río de Janeiro y hogar de aproximadamente 13 millones de personas. “Sin embargo, quizás la mayor amenaza para la respuesta covid-19 de Brasil es su presidente, Jair Bolsonaro”, declaró un editorial en The Lancet.

Deficiente información

Una consecuencia importante de la pandemia es que ha evidenciado las deficiencias de los sistemas de información de salud de los países. Esto dificulta la posibilidad de tener una idea adecuada de la extención y el progreso de la pandemia, información fundamental para planificar políticas de contención eficaces. Este es un problema particularmente grave en los países en desarrollo cuyos sistemas de salud, ya deficientes, no pueden hacer frente a esta nueva situación. En Brasil, los expertos en salud pública estiman que las cifras reales de la pandemia son 15 veces más altas que las publicadas oficialmente. Es posible que la misma situación se aplique a varios países latinoamericanos.

¿La magia tiene un papel?

Dadas estas circunstancias y la gran variabilidad de las manifestaciones del coronavirus, es imposible predecir lo que sucederá en los próximos meses y por cuánto tiempo tendremos que lidiar con los efectos de esta pandemia. Durante una entrevista con Jeanine Pirro de Fox News, Eric Trump, que es portavoz de su padre, sugirió que los demócratas estaban usando la pandemia para socavar la popularidad de su padre. “Y adivinen qué, después del 3 de noviembre, el coronavirus desaparecerá mágicamente, de repente, y todos los negocios podrán reabrir”, dijo Eric Trump, el hijo del presidente, en una clara demostración del dicho popular: “De tal palo, tal astilla”.

Comentarios