La cancelación del Julio Cultural Universitario

13 Julio 2020

La cultura es una de las principales víctimas de esta pandemia que mantiene a una buena parte del mundo contra las cuerdas. El arte es vivencia y completa su círculo cuando involucra al público en un hecho vivo. Los artistas independientes han padecido este statu quo al cual ha obligado la cuarentena. Sin embargo, se han buscado alternativas a través de las plataformas digitales para seguir en contacto con la sociedad y generar recursos económicos que les permitan subsistir a aquellos que no están en relación de dependencia. Desde el Estado, se ha procurado ir en su auxilio. También se ha buscado sostener ciclos que están arraigados en la comunidad, como por ejemplo, el 16º Mayo de las Letras que el Ente de Cultura de la provincia llevó adelante vía internet, en el que participaron escritores como Claudia Piñero, Vicente Muleiro y Bernardo Stamateas, entre otros, así como los músicos Juan Falú, Manu Sija, Los Puesteros y la Orquesta Estable de la Provincia.

No deja de preocupar que la Universidad Nacional de Tucumán haya decidido cancelar el Julio Cultural Universitario (JCU), un acontecimiento creado en 1998, que fue creciendo en importancia hasta convertirse en uno de los momentos más esperados por el público. Tampoco hubo una comunicación oficial. “Fue una decisión consensuada entre el rector y el secretario de Extensión, por razones financieras en primer lugar. Por otro lado, las condiciones de aislamiento impiden hacer un JCU tradicional, que no sea más de la sobreoferta de opciones on line que hay”, dijo la directora del MUNT, quien agregó que se requiere de un equipo técnico y creativo, de plataformas y de tiempo que no hay para realizarlo.

Nuestra provincia se caracteriza por ser una tierra de talentos; se podría hacer apelado entonces a nuestros artistas locales (música, teatro, danza, plástica, coros) y con la debida anticipación se podría haber diseñado una cartelera durante todo julio. El JCU se ha caracterizado por estimular las producciones artísticas; han participado figuras de renombre nacional e internacional; también ha habido una gran preocupación de sus autoridades por ofrecer generosamente sus espacios a los artistas locales. Sin embargo, las cosas están cambiando. El Megaconcierto de Navidad, que nació también en 1998, estaba a cargo de las Orquestas Sinfónica y Juvenil los Coros Universitario y el de Niños y Jóvenes Cantores de la UNT; la entrada era solidaria; el público asistía en forma masiva. Con buen criterio, se proyectó este acontecimiento musical al interior de la provincia. La primera cancelación ocurrió en 2015 y desde entonces se lo discontinuó hasta el punto que ya no se lo realiza.

¿Es solo cuestión de dinero o también de indiferencia, desidia ofalta de previsión? La Casa de Terán es una de las principales universidades, cuesta creer que no disponga de recursos técnicos ni de creatividad para armar una programación digna por las redes digitales para sostener este tradicional acontecimiento. Llama también la atención que el 9 de julio, fecha en que se recordó el 85 aniversario del nacimiento de Mercedes Sosa, la artista más importante que Tucumán ha dado al mundo (doctora honoris causa de la UNT) , no haya sido homenajeada con algún espectáculo que incluyera entrevistas y la participación de músicos e intelectuales locales. Si la UNT deja que la llama de la cultura se apague en su seno, dejará de cumplir con uno de los deseos de su fundador.

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