Las olas de asaltos en los circuitos de ciclistas

Tucumán es una de las provincias más importantes en Argentina para el ciclismo. Cientos de personas diariamente salen pedalear en rutas y caminos, pero sobre todo, abriendo sendas en el cerro. Y lamentablemente en los últimos años se han transformado en principales víctimas de la inseguridad.

Hace dos semanas se registraron dos casos graves, ambos en la misma zona. Se trata de las inmediaciones del arroyo conocido como Cainzo-Las Piedras, que baja desde Horco Molle hasta la calle Bascary. Por el costado corre un sendero que es utilizado a diario por decenas de personas que practican trekking y mountain bike.

El sábado 4, un grupo de delincuentes armados atacó a chicos que se habían separado algunos metros de sus padres y les robaron las bicicletas, ropas y calzado. Los asaltantes estaban armados, por lo que el susto de los pequeños ciclistas fue mayúsculo. El segundo ataque se perpetró el lunes 6, cuando los delincuentes encañonaron a dos hombres y también se apropiaron de sus rodados y de sus pertenencias.

Los asaltantes parecen haber aceitado una forma de ataque, ya que conocen la zona y además saben el valor de lo que están robando. El mercado de compraventa ilegal, evidentemente, está muy aceitado. Los delincuentes reducen rápidamente las bicicletas (las desarman o las llevan a otras provincias, principalmente Salta, según los investigadores) y de esa manera completan el circuito delictivo.

Los atracos se producen en inmediaciones de los terrenos de la UNT, que actualmente, por la pandemia, están cerrados. Mauricio Argiró, secretario de Seguridad de Yerba Buena, remarcó que en la zona se había instalado hasta un retén para que los ciclistas no ingresaran a este sector. Pero los asaltantes aprovecharon que los ciclistas continuaban circulando por allí y los atacaban. Finalmente, la Policía pudo rescatar cinco bicicletas robadas y diseñó, en conjunto con la Municipalidad de Yerba Buena, un programa de seguridad por el el sendero del arroyo Anta Yacu -conocido como arroyo de las Piedritas- para establecer una “ruta biker” con custodia policial de 10 a 18 horas. Los ciclistas expresaron su satisfacción por la medida, que consideraron un avance para que no se amontonen todos en la avenida Perón, aunque también reclaman la apertura de otras sendas “para que haya más opciones y menos aglomeraciones de personas”.

Caben dos reflexiones al respecto. Por un lado, llamar a la conciencia a los deportistas. Deben entender que si una zona está cerrada, no deberían pasar por allí. Por un motivo u otro, la situación de seguridad pública se ha modificado en los últimos tiempos, y la respuesta de las autoridades está de algún modo distorsionada por la emergencia de la pandemia. Por ello, los ciclistas se exponen a ataques peligrosos en zonas abiertas sin custodia. Por otra parte, cabe recordar que se trata de una situación ya conocida que ha recrudecido. Hace dos años, al cabo de una ola de ataques a bikers, se había elaborado un plan de seguridad como el actual, que lentamente fue dejado de lado hasta llegar a la dramática situación de hace dos semanas. Bueno sería que se analice qué ha pasado en el accionar de las autoridades para que las cosas hayan cambiad tanto, y también que se estudie cuál es el camino para lograr que el cerro y las zonas de práctica de ciclismo vuelvan a ser lugares seguros para las actividades deportivas y de recreación.

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