En salud hubo un par de avances significativos en materia de investigación en el mundo en los últimos días, uno con más repercusión mediática debido al contexto internacional de la pandemia del coronavirus y el otro sacudió a la comunidad científica. El primero se originó en la Universidad de Oxford, debido a los estudios experimentales avanzados para conseguir una vacuna para combatir el SARS-Cov-2, el virus que ocasiona la covid-19. Junto con el laboratorio AstraZenac produjo un avance alentador, según científicos que observan el proceso con cautela y prudencia. Es que entienden que aún hay que aguardar que se compruebe que la vacuna cumple con todos los requisitos para ser aprobada y comercializada a nivel masivo para enfrentar una enfermedad que mató a más de 600.000 personas e infectó a 15 millones en el mundo.
El otro estudio, que se mantuvo en un segundo plano debido a que el mundo está concentrado en el coronavirus, se originó en China y en los EEUU; y refiere a que a partir de análisis de sangre se puede detectar la presencia de un cáncer cuatro años antes de la aparición del tumor. Un novedoso método de diagnóstico temprana. La ciencia desarrolla trabajos en silencio, pero cuando salen a la luz despiertan esperanzas, especialmente cuando se trata de enfermedades que causan muertes porque no hay tratamientos seguros para enfrentarlas con eficacia o para atenuar sus efectos dañinos. Hoy la expectativa está centrada en la labor que vienen desarrollando en Oxford, donde se efectuaron pruebas en más de 1.000 voluntarios y después de un mes, el 91% generó anticuerpos. Los estudios seguirán desarrollándose para verificar la eficacia de la vacuna, a partir de nuevos ensayos con más de 50.000 personas en todo el mundo. Los infectólogos usaron el concepto “alentador” para calificar la experiencia de la Universidad de Oxford, pues se dio un paso importante para conseguir inmunidad contra el coronavirus.
En el caso de los investigadores chino-estadounidenses el objetivo fue detectar el cáncer incluso antes de que aparezca. De esta labor se dijo: es “prometedora”. El equipo internacional desarrolló un análisis de sangre no invasivo que puede detectar si una persona tiene uno de los cinco tipos comunes de cáncer (estómago, esófago, colorrectal, pulmón e hígado) cuatro años antes de que la afección pueda ser diagnosticada con los métodos actuales, como mamografías o colonoscopías. Los resultados fueron publicados recientemente. La técnica se centra en la epigenética, un ámbito de la biología molecular que estudia cambios químicos que están sobre el ADN y que modifican la función de los genes. Los investigadores usaron un banco de datos de la ciudad china de Taizhou, donde se recogió plasma de más de 100.000 voluntarios entre 2007 y 2014 y después se siguió el estado de salud. Entre todos ellos, los científicos se han centrado en el plasma de 605 personas entre las que 191 desarrollaron cáncer cuatro años después de la primera extracción de sangre. El nuevo método de diagnóstico, conocido como Panseer, fue capaz de detectar signos de cáncer de esófago, estómago, pulmón, hígado y colon en el plasma de los pacientes que teóricamente estaban sanos, pero que fueron diagnosticados con tumores cuatro años después, con una fiabilidad en torno al 90%. Ambos son trabajos prematuros, pero prometedores, y alientan esperanzas de mejoras en la calidad de vida.