Reporte Rural: no se debe cesar en la lucha contra el fuego

Los incendios son una triste noticia en el país, en la región y en Tucumán. Las heladas y la sequía coadyuvan a que ocurran. Con trabajo constante de concientización, la Mesa de Gestión Ambiental logró que se reduzca abruptamente el uso del fuego en la industria cañera. Hay que insistir; en especial, para erradicar las quemas que nada tienen que ver con el sector.

Este año las heladas y la sequía vienen siendo una de las causas de que los incendios de todo tipo se propaguen en todo el territorio nacional y en nuestra región y provincia.

Campos cultivados, bosques y pastizales en Córdoba, en el Litoral y en el NOA están siendo afectados por incendios que generan mucha preocupación de pobladores y propietarios, debido a los daños que ocasionan y a los efectos nocivos para el ambiente.

En el caso de Tucumán, numerosos incendios se están provocando en las banquinas de las rutas, en pastizales, en montes nativos y en cañaverales, además de algunas quemas en campos con rastrojos que traen muchos dolores de cabeza.

En la producción de caña de azúcar el fuego es mala palabra, y su utilización está penado por la ley. Sin embargo se siguen viendo quemazones en los campos tucumanos, realizada, por lo general, de manera desaprensiva, sin que se tenga en cuenta los daños que produce.

El sector de la industria azucarera se capacita de manera permanente para evitar que sus cañaverales sean afectados por el fuego antes o después de la cosecha. Pero en muchos casos eso no es suficiente para evitar que los incendios continúen.

Un dato importante a observar es que en Tucumán más del 80% de la superficie con caña de azúcar se cosecha en forma mecánica, con máquinas integrales, sin quemar la caña antes de la operación. Tal práctica se conoce como “cosecha en verde”, y su implementación conduce a un sistema de manejo del cañaveral más sustentable y amigable con el ambiente y con las poblaciones vecinas a los campos productivos. Pero la quema intencional sigue siendo el gran enemigo de esta alternativa que se desea incorporar.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) trabajan denodadamente para solucionar esta práctica, que perjudica al productor y a la sociedad. A estos organismos adhirieron otras instituciones, empresas cañeras e industriales para formar la Mesa de Gestión Ambiental (MGA) de Cruz Alta, con el fin de diseñar y ejecutar estrategias para la erradicación de la quema de caña. La norma Local g.a.p. y el plan de educación son algunos de sus productos más exitosos.

En las páginas de LA GACETA y en los informativos en la televisión, las noticias son los incendios que están ocurriendo en el país. Es preocupante. El sector, el Estado y la sociedad toda deben seguir trabajando para entender que el fuego es un enemigo.

En este sentido queremos nuevamente comentar el trabajo que realiza la MGA, en gestionar herramientas para que uno de los generadores de contaminación ambiental -la quema de cañaverales- se empiece a dejar de usar y para generar conciencia del no uso del fuego, no sólo en el aparato productivo azucarero, sino en toda la sociedad.

La certificación de las normas de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y Local g.a.p. Tucumán Caña de Azúcar Sin Uso del Fuego es la herramienta con la cual las empresas garantizan que el proceso de cosecha y manejo de residuos en sus campos se hace sin quema. Se debe insistir para que más productores la obtengan.

Pionero

Es un buen ejemplo, ya que la provincia es el primer lugar del mundo que posee un protocolo internacional de gestión ambiental en este cultivo. El acceso a la certificación permite incorporar BPA en los campos, para reducir potenciales quemas accidentales o ajenas en explotaciones cañeras; lograr una prueba sustancial para evitar la responsabilidad en las multas que impone la Dirección de Fiscalización Ambiental por incumplimiento de la Ley Nº 6253 -prohibe la quema de vegetación en la provincia-, y mejorar la imagen del sector ante la condena social, que lo ubica como único responsable de la problemática.

Con este trabajo se logró disminuir rotundamente la cantidad de hectáreas de cañaverales quemadas. Pero el trabajo debe continuar para que en la provincia y en la región cese también el fuego que nada tienen que ver con la producción azucarera.

La reducción de la quema se logró por medio del trabajo de concientización y de sensibilización realizado por la Mesa de Gestión Ambiental y por otras instituciones, como el Gobierno provincial, sumado al esfuerzo de los productores que aplicaron prácticas innovadoras y medidas preventivas en sus campos.

Este es el camino a seguir en la lucha contra el fuego.

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