Memoria y balance del regreso de la Libertadores

En la fecha 3 hubo buenos rendimientos argentinos; una goleada a Flamengo; tácticas vs. mayor rodaje, siete triunfos visitantes y un OK condicional en salud.

BUENAS SENSACIONES. River se trajo un buen empate de Brasil, en partido que rompió los ratings televisivos. BUENAS SENSACIONES. River se trajo un buen empate de Brasil, en partido que rompió los ratings televisivos.

Pasada la medianoche, cuando la ronda de 16 partidos que devolvió al ruedo la Copa Libertadores había terminado, hubo en las transmisiones televisivas quien aplaudió el trabajo de los preparadores físicos argentinos. La razón de tal acto estaba en que, aunque con dos derrotas y una de ellas por goleada, los representantes nacionales sacaron una alta nota en cuanto a rendimiento. Echaron así por tierra aquello de que los seis meses sin jugar los convertía en un bocado más que apetecible para sus rivales, que llegaban con rodaje.

La del rodaje mayor o menor según el caso fue una de las cuestiones que más hicieron hablar en la previa. Con los hechos consumados quedó visto que el trabajo previo que se hizo, a puro profesionalismo, surtió efecto. Claro, a ello se sumaron acertados planteos tácticos, lo que mayormente quedó en evidencia por el lado argentino -cuyos equipos llegaban sin partidos en el lomo- en el triunfo de Boca (2-0 en Paraguay ante Libertad) y el empate de River (2-2 con San Pablo, en Brasil). En este último caso, sólo el infortunio de los dos goles en contra privó al equipo de Marcelo Gallardo de un mejor resultado.

Defensa se mostró intenso en el 3 a 0 a Delfín, aunque en el primer tiempo no haya podido marcar. Racing perdió en su estadio con Nacional (1-0), pero mereció mejor suerte por lo que generó en ataque. Y lo de Tigre resultó una paradoja: jugando bien 80 minutos, sufrió una goleada (4-1) por parte de Guaraní en Paraguay, que lo pone contra las cuerdas en cuanto a su continuidad en la Copa.

Esta fecha, la 4, dejó siete triunfos visitantes sobre 16 partidos: los de Boca y Nacional ya apuntados, más los de Athletico Paranaense (ante Wilstermann); Liga de Quito (a Binacional); Palmeiras (a Bolívar); Caracas (a Independiente Medellín) y Junior (a Barcelona). ¿Será tendencia esto? Hay que ver las tablas para percibir una cierta paridad de fuerzas, más allá del poderío de algunos planteles. Hay apenas tres equipos de los 32 en competencia que lograron ganar hasta aquí los tres partidos. Y, de ellos, quizás el más sorprendente es Independiente del Valle.

¿Qué tiene el equipo ecuatoriano para liderar con puntuación perfecta el Grupo A y haberle propinado al mismísimo campeón defensor, Flamengo, un tremendo 5-0? El último campeón de la Copa Sudamericana, que tiene un plantel lleno de argentinos (son seis entre titulares y suplentes) es explosivo en ataque, traslada con velocidad la pelota en el medio campo y cierra bien los embates del rival en el fondo. De hecho es el más goleador en lo que va del torneo (11 tantos, uno más que River) y, al igual que Nacional de Montevideo, no le convirtieron aún.

El tema de los goles es interesante: hay quienes opinan, como lo hace uno de los integrantes de la dupla técnica de San Martín, Sergio Gómez, que la ausencia de público en los estadios les quita presión a los jugadores. Que juegan más libres, se afirma. Esta vez se marcaron 54, lo que da un promedio de 3,375 por partido. Un solo juego terminó 0-0, y otros dos 1-0. Vale también sostener que en esta fecha del regreso se perdieron toneladas de goles, o por impericia de los delanteros o por grandes atajadas.

BUENAS SENSACIONES. River se trajo un buen empate de Brasil, en partido que rompió los ratings televisivos. BUENAS SENSACIONES. River se trajo un buen empate de Brasil, en partido que rompió los ratings televisivos.

Otro dato: en la última fecha antes de la pandemia se hicieron 41 (2,56 en promedio, el que mejoró notoriamente con el recordado River 8-Binacional 0).

Lo del público ausente es otra cuestión para analizar. Y no sólo por el aspecto que apunta a su incidencia sobre los jugadores y les transmiten presión. Al no haber podido ir a la cancha, la gente “rompió” el rating de la televisión. Un ejemplo: el partido de River tuvo un pico de 21,8 y un promedio de 16. El de Boca, 20,3 y 17. Sólo en CABA y en AMBA, más de dos millones de espectadores. Lo cierto es que los canales de cable, en la franja horaria de 17 a 24, durante el jueves, superaron largamente a los de aire.

Para el final del “memoria y balance”, un aplauso condicional para las burbujas sanitarias armadas en cada país para que el fútbol continental vuelva. Sin novedades por el momento -los planteles esperan resultados de hisopados-, las cosas parecen haberse hecho con el rigor que la situación exigía.

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