Hidroarsenicismo, problema crónico en el este tucumano

Con alguna frecuencia se dan a conocer las tribulaciones por las que atraviesa una buena parte de los comprovincianos que viven en el sudeste provincial, a causa del hidroarsenicismo, mal provocado por el consumo de agua con arsénico. Villa Chicligasta es una de las poblaciones más afectadas. Sus pobladores -solo aquellos que tienen recursos- deben comprar bidones de agua. Mientras que los otros están condenados a consumir agua contaminada. Otras poblaciones con similar drama se hallan a lo largo de la cuenca del río Salí, en el sudeste tucumano, y abarca los departamentos Graneros, Leales y Simoca. Un relevamiento reciente indica que de alrededor de 120.000 pobladores en todo el este, el 31% no tiene acceso al agua potable. Las muestras tomadas por investigadores del Conicet en 47 pozos y 11 aguas superficiales mostraron concentraciones de arsénico que superan en un 81% los valores máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud para aguas destinadas a consumo humano (10mg/l As) y un 24% la legislación argentina (50mg/l As).

En nuestra edición del 10 de noviembre pasado señalamos que en 2011 y en 2016, periodistas de LA GACETA visitaron el paraje Las Ánimas (Graneros), cuyos pobladores expresaron su temor por la contaminación del agua para consumo con arsénico que afectaba la salud. “El problema en el lugar quedó superado con una planta potabilizadora que fue habilitada por la gestión anterior. Pero desde hace unas semanas, esta no funciona porque se robaron el motor. Ahora estamos en procura de conseguir el aparato para volver a ponerla en funcionamiento”, dijo el comisionado de La Madrid.

Como se sabe, el hidroarsenicismo crónico regional epidémico (Hacre) es un síndrome tóxico adquirido por ingesta prolongada de agua con concentraciones de arsénico superiores a 0,08 mg por litro de agua proveniente de pozos. Entre otras afecciones, puede provocar queratodermias, caída de cabello, daño miocárdico, gangrena de las extremidades, alteraciones electromiocárdicas, sangrado por lesión del tracto gastrointestinal, neuropatía periférica, angiosarcoma hepático, cirrosis y carcinogénesis en la piel.

En 2017, el gobernador Juan Manzur destinó $620.000 para que la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia revisara la calidad de agua de la zona con presencia de arsénico. No obstante, el responsable de la organización ambientalista “Ave Fénix” dijo desconocer el resultado de estos estudios. En una tarea conjunta con el Sistema Provincial de Agua Potable y Saneamiento, la ONG consiguió instalar cuatro pozos de agua potable, libres de arsénico, en Taco Rodeo, La Lomita, El Palancho (Graneros) y La Soledad (Burruyacu).

El hidroarsenicismo es un problema de vieja data en Tucumán. En septiembre de 1995, LA GACETA dedicó una página a este “asesino invisible”. S señalaba que unas 120.000 personas de esa zona consumían agua con altas concentraciones de arsénico. A lo largo de tres décadas varios estudios e incluso trabajos de estudiantes del secundario fueron distinguidos a nivel nacional por sus investigaciones sobre este asunto, sin embargo, poco se ha avanzado en esta materia. Ningún gobierno provincial ha sido capaz hasta ahora de dar una solución definitiva a este problema que afecta la salud de parte de nuestros comprovincianos.

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