La mujer y el mandato de la maternidad

Fragmento de Ensayos y testimonios *

22 Noviembre 2020

Por Lucía Piossek Prebisch

Este cuerpo, que es mi cuerpo pero no mío, debe padecer como algo que le es propio, una de las llamadas formas del mal: el dolor físico. (”Darás a luz con dolor”, dice el Génesis).

Reconozco que en este punto me aparto de la descripción de mi experiencia para entrar en el terreno de las interpretaciones de la misma. Pero tales interpretaciones son hechos que vale la pena consignar.

Ante el malestar natural de un cuerpo así enajenado, son posibles, y se dan realmente, varias actitudes que suponen, de modo sordo o explícito, toda una concepción del mundo:

• Resignarse como ante una fatalidad natural;

• Admitir el dolor físico de la maternidad, por juzgar que solo aisladamente tomado es un mal; por estimar que se sublima dentro del proceso de la creación de una nueva vida, y hasta desear al dolor junto con la vida misma;

• Rebelarse, de un modo que podría llamarse forma específica de rebeldía metafísica contra la condición de toda una mitad de los seres humanos dentro de una creación o de un orden natural que se consideran injustos;

• Rebelarse contra la sociedad y la historia que han convertido a la maternidad en un mito necesariamente ligado a la debilidad y al mal físico.

* UNT.

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