POESÍA
ALTAZOR
VICENTE HUIDOBRO
(Suri Porfiado - Buenos Aires)
Obra cumbre del poeta creacionista chileno Vicente Huidobro (1893-1948), el extenso poema compuesto de un prefacio y siete cantos, articula con fluidez de catarata, el sueño eterno de las vanguardias. El primero es el canto más largo, y metafísico. El segundo, es una oda a la mujer. El tercero y séptimo, buscan dislocar el lenguaje y sus límites de expresión.
En Altazor o el viaje en paracaídas, los versos atraviesan el amor, lo mundano, lo profano, hasta alcanzar la explosión del lenguaje, su profanación: el caos. Un verdadero tour de force de la “poesis” (creación). Reescrito arduamente entre los años 1919 y 1931, partes del mismo, aparecieron en francés durante su estadía en París, hasta que finalmente se publicó en su integridad en la ciudad de Madrid. Altazor tiene un valor casi de manifiesto ya que implica la transgresión a nivel semántico, sintáctico y morfológico de la lengua. Aquí el mundo del libro es comprendido como aventura, una aventura que se sustenta en la búsqueda de un fundamento de la existencia, la rebeldía y la negación. La exasperación, el extravío, la alucinación, y, claro, el extremismo. Son éstas las sensaciones que se privilegian a lo largo del poema; sus principales líneas de dirección.
Estos giros, son esenciales a la hora de retratar el carácter inestable del personaje lírico (Altazor). Aceleración/lentitud: desborde. El dialogismo de la mirada desdoblada teje (y desteje) la obra. Autoconciencia, autopercepción y crítica. Versos que operan como un espacio de autocreación (reformulación constante de la realidad). En ese sentido, Altazor es un viaje directo al núcleo del autoconocimiento.
Huidobro recrea el mito de Ícaro, y lo resignifica. Al hacerlo insufla vida y originalidad en cada verso, prefigurando el funcionamiento del OuLiPo. Sinestesias, aliteración, desplazamientos metonímicos. Los neologismos por otro lado recuerdan que, ante todo, un verdadero poeta es un creador. Siempre en la tensión que supone la exploración, Huidobro, da un paso más hacia lo desconocido. Al internarse en esos desplazamientos, el autor cruza lo concreto con lo abstracto. Así, el canto séptimo es toda una apoteosis, posibilitando una osada amplitud semántica; un camino hacia la liberación y la creación total. Una especie de juegos de los sonidos, allí donde poesía y música parecieran ser una misma cosa.
El presente libro fue realizado en coedición con la Fundación Vicente Huidobro. El mismo cuenta además con un prólogo del poeta argentino Guillermo Saavedra. Una buena oportunidad para volver a poner en circulación uno de los momentos más lúcidos de las vanguardias latinoamericanas del siglo XX.