La Fura dels Baus perdió a uno sus principales actores y fundador del grupo

Los catalanes trabajaron con la Danza Butoh y el teatro de la crueldad. Su influencia en Argentina.

22 Febrero 2021

El alemán Jürgen Müller, cofundador del grupo escénico teatral catalán La Fura dels Baus y uno de los seis directores artísticos de la compañía, falleció el viernes. A pesar de que padeció una enfermedad en la última década, Müller fue “el actor de La Fura dels Baus que más representaciones personales realizó” y “el actor que mejor dominó el cuerpo físico, la Danza Butoh y su interpretación del teatro de la crueldad (ideado por Antonin Artaud), que La Fura tanto ha girado e interpretado por todo el mundo: lo que público y crítica han denominado como Lenguaje Furero”.

La pérdida del actor ha tenido gran repercusión en el país, puesto que el teatro experimental, escénico y hasta circense del grupo catalán hizo pie desde que arribó a Córdoba en 1984.

Luego se crearon Organización Negra, De la Guarda y Fuerza Bruta, que utilizaron lenguajes artísticos similares. Incluso, el teatro físico y aéreo, tan asimilados por el grupo tucumano La Vorágine.

Müller llegó a Barcelona para estudiar mimo y danza contemporánea, y perfeccionó el lenguaje escénico multidisciplinar basado en el predominio del cuerpo, tan típico de la compañía. Participó en la creación e interpretación de los primeros espectáculos de La Fura dels Baus, que la consolidaron internacionalmente, dirigió propuestas tan diversas como macroespectáculos o teatro digital, además de haber ejercido frecuentemente como docente en diferentes talleres fureros. “La Fura dels Baus, juntamente con todo su equipo de colaboradores, lamenta su triste pérdida. Descanse en paz, furero. ¡Viva Jürgen Müller!”, lo despidieron sus compañeros.

La Fura Dels Baus creó múltiples propuestas internacionales que superaron los géneros ya en la década del 80. Hasta adquirieron un barco en el que, en distintos países, realizaban sus puestas.

Durante más de 40 años se ocupó, a su modo, de óperas, clásicas, románticas y contemporáneas: “Atlántida”, de Manuel de Falla y Ernesto Halffter; “El martirio de San Sebastián”, de Claude Debussy; “La condenación de Fausto”, de Héctor Berlioz, “La fábula de Orfeo”, de Claudio Monteverdi, realizado en las bodegas de su barco Naumon en el Puerto Viejo de Barcelona por el 400 aniversario de su estreno en 1607; “Aída”, “Carmina Burana”, y una larga lista.

Los catalanes actuaron en el mismo Teatro Colón y presentaron su versión de Carmina Burana, en San Juan.

Jürgen Müller fue parte de todas esas puestas, aunque su falta de dominio del idioma le impidió tener mayor comunicación con la prensa. Pero su dominio físico del cuerpo y sus arriesgados movimientos fueron reconocidos por sus propios compañeros.

Sin géneros

En estas obras, ¿cómo distinguir teatro, danza, música, ópera, instalaciones, puestas en escena, realidad, ficción?

En el cruce del siglo, de los milenios, difícil es identificar los géneros, cuando las rupturas están al orden del día, en las artes escénicas y las artes visuales. Hace pocos meses, Carlus Padrissa, otro de los directores del elenco, explicó: “el público no es la cuarta pared, es protagonista de lo que sucede, del espectáculo, porque la vida es así, inmersiva”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios