José María Muscari dirigió su primera obra teatral a los 16 años. Hoy, con 44, es uno de los directores más reconocidos de la escena nacional y se reinventa permanentemente. “Agradecí tener trabajo antes, durante y después del aislamiento, de no haberme contagiado y de ser una persona con capacidad de reinventarse”, aseguró en una entrevista exclusiva con LA GACETA.
Muscari pudo adaptar la obra Sex - que tenía en cartel antes de la cuarentena- a diversas plataformas, llegando con el streaming al público de 22 países: “mi público me desafía constantemente”.
El director, autor y actor trabaja actualmente en diferentes medios de comunicación como conductor y columnista: a la mañana acompaña diariamente al periodista Reynaldo Sietecase en Radio Con Vos; todas las noches a las 22, conduce junto a Melina Fleiderman un ciclo de entrevistas en el nuevo canal informativo IP; acompaña a Nico Occhiato en el programa Todo Puede Pasar de Canal 9 y a Guido Kaczka en Bienvenidos a Bordo, una vez por semana: “todo esto me relaciona con lo cotidiano y actual, estoy atravesado por los medios”, afirmó.
- Del teatro a los medios de comunicación ¿cómo definís tu trabajo?
- Antes que nada soy director, autor y actor. La figura de productor aparece cerca de mi nombre porque soy gestor de mis espectáculos. También hay algo de crítico, analista y comunicador, que es lo que hago en los medios y en las redes sociales. Pero yo, personalmente, me defino como un creador que a veces escribe, dirige o actúa y casi siempre comunica.
- ¿Cómo llevaste la pandemia por covid-19 en lo personal?
- Hoy siento que la llevé con una sabiduría que no sabía que tenía. La primera parte de la cuarentena, casi 60 días, salí dos o tres veces para ir al supermercado. Después comenzó el trabajo diario en televisión y me hizo salir. Luego, empecé a tratar de activar mis salidas del hogar sin romper el protocolo, sin descuidarme ni a mí ni a los demás. La pasé con empatía y agradecido de todo lo que me pasó: tener trabajo antes, durante y después del aislamiento, de no haberme contagiado, de ser una persona con capacidad de reinventarse y creo que todo eso me permitió vincularme con la pandemia desde un lugar luminoso. Tengo mucha responsabilidad porque soy hijo único de una madre de 74 años que se convierte en paciente de riesgo por la edad.
- Tu obra “Sex” fue la primera en retornar durante la pandemia, ¿cómo fue la experiencia y cómo se mantiene vigente la puesta?
- Es un espectáculo de inmersión que convocaba a 2.000 espectadores por semana. Cuando se suspendieron las actividades culturales estuvimos sin hacer nada y después, con mi equipo, pudimos reinventar el espectáculo en lo virtual, “Sex Virtual”. Cuando se pudieron hacer actividades con distanciamientos sociales, abrimos en un auto-teatro, “AutoSex”, y ahora, desde hace un mes y medio volvimos al teatro Gorriti. Durante todo el año me sentí desafiado como creador. Si hubiese estado haciendo otro espectáculo, como la anterior obra que era Madre Coraje, de Bertol Brecht, no podría haberla transformado en otros formatos como a “Sex”. Tuve la suerte de estar realizando un espectáculo que me permitió repensarlo en diferentes instancias y, como creador, pude transitar eso. “Sex” fue precursora en pandemia. La obra se presentaba vía YouTube, Telegram, WhatsApp; se volvió interactiva con el espectador. Ahora, personalmente me siento muy agradecido de que vuelvan los espectáculos presenciales y seguir llenando funciones. Para el interior, seguiremos haciendo los streamings, porque nos permitió encontrarnos con espectadores del país y del mundo.
- Parecería que lograste ganarle a la pandemia, ¿cuál es tu secreto?
- No me siento un gran ganador, pero sí sé que trabajo todo el tiempo en la construcción del presente exitoso que tengo. No siento que fui tocado por una varita mágica. Trabajé en “La Casa de Bernarda Alba” (de Federico García Lorca) que fue un éxito durante cuatro años; “Falladas”; “Bollywood, una industria sin estrellas”, que fue teatro a la gorra con tres versiones en otros países; “Madre Coraje”, un clásico de Brecht que salió del Teatro San Martín. Y ahora, con todo lo que pasa, con “Sex”. Creo que lo tomo como un desafío personal, hay mucho compromiso de no defraudar a quienes vieron mis espectáculos anteriores. Muchas personas ven mis obras y vuelven a ver las nuevas y eso, como creador, me genera un desafío constante porque no los quiero decepcionar.
- En esa sintonía, ¿cuáles son tus proyectos para este año?
- En abril estrenaré “Redes”, una obra en el Paseo la Plaza que es una especie de reflexión inquietante sobre nuestro vínculo con las redes sociales. Comprando la entrada, el público podrá realizar unas actividades días antes de ir al teatro, creo que es una nueva forma de pensar esta realidad en la que tenemos que dialogar actualmente. Con esta obra busco también un nuevo público porque con “Sex” sentí que cultivé eso, así que me gusta pensar esta nueva obra así. Trabajaré con Paola Luttini en la producción general y con Matías Napp en la coreografía, quienes me acompañaron en “Sex”. Me gusta desafiar nuestra creatividad con nuevos artistas y formatos. Ojalá sea un suceso diferente que dialogue con otro público, que genere una nueva identidad teatral, inquietud y mueva el avispero. Y en la segunda parte del año, espero que ya esté vacunada la mayor parte de la población para montar un espectáculo que es una asignatura pendiente: es un texto que escribí en base a conceptos de Facundo Manes, se llama “Perdidamente” y la escribí para Claudia Lapacó, que ya tiene 80 años así que quiero que esté vacunada. Estará con cuatro actrices más y es una comedia conceptual basada en textos y libros de Manes sobre un tema delicado que es el Alzheimer.
- Tus elencos son siempre variados y provienen del teatro, TV, redes sociales ¿cómo los pensás?
- Trato de trabajar con personas que me generan empatía, tengan talento y sean profesionales. Es como un algoritmo que me ordena quién sí y quién no puede formar parte de un trabajo conmigo. Me conozco mucho como creador y sé cuáles son los nombres con quienes me puedo entender y con quienes no. Estoy feliz y enfocado en lograr empatía humana y artística cada vez que armo un elenco. El teatro es un encuentro con el otro y tiene mucho que ver con quiénes somos.
- ¿Cómo ves al país en relación al resto del mundo con respecto a la cultura y al espectáculo?
- Argentina es el mejor lugar del mundo para hacer cultura y teatro. Vivo en un país en el que por suerte el teatro está al mismo nivel de las grandes urbes, como Londres o Nueva York. Buenos Aires es la tercera gran industria teatral del mundo y me siento beneficiado de haber nacido acá con este deseo y vocación. Me hubiera sido muy difícil trabajar en otro país en donde el teatro no tuviera la importancia que tiene acá. Soy fan de la Argentina, amo viajar y trabajar afuera pero no me iría a vivir a otro país porque creo que tenemos el mejor lugar para hacer cultura y teatro. En lo personal tengo un enamoramiento por mi país, por mi gente y por mi cultura. Si bien tengo una mirada crítica sobre lo que pasa en estos momentos, no puedo dejar de pensar que tenemos una bitácora del mundo del espectáculo muy frondosa, atractiva y variopinta, que siempre ilumina mis posibilidades creativas cada vez que armo algo.