Como otras manifestaciones culturales, el humor argentino no es uno solo, sino que tiene múltiples expresiones. Dentro de ese universo, Córdoba sobresale como reservorio de la risa, incluso con varias formas distintas dentro del mismo territorio. Y uno de sus referentes reconocidos y de más larga experiencia sobre el escenario estará hoy en Tucumán: Cacho Buenaventura actuará a las 21 en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479) para celebrar 50 años divirtiendo al público.
Su estilo propio está atravesado por su lugar de origen: nació y se crió en Cruz del Eje, y el entorno semirural acompaña sus historias. A los 14 años comenzó con los chistes en la escuela secundaria y no tiene perspectivas de parar. Este medio siglo incluyó cambios profundos en la forma de hacer humor, le reconoce a LA GACETA.
“En estos últimos años el humorista se hizo más responsable de lo que dice, por el cambio que hubo en la sociedad y en uno mismo. Hay un límite: jamás usaría el humor para ofender, incomodar o molestar; es probable que pueda ocurrir, pero te aseguro que no lo hago por malo sino por tonto, si así fuera. Espero que las exigencias que pesan sobre nosotros no sea una forma de apuñalar la alegría, que es una de las últimas expresiones humanas natas que nos quedan”, aclara en la entrevista.
- ¿Tus rutinas reflejan esos cambios?
- Sí, festejo que así sea, y celebro también a todos los que toman la decisión de cambiar y son cuidadosos con sus propuestas. Pero es algo que pasa por la decisión de cada uno. Lo que no quiero es que haya intolerancia, porque habría algo hipócrita en el fondo.
- ¿Para qué sirve el humor?
- Para la juntada, para reírnos de nosotros y en defensa propia, para sentirlo lindo que es estar vivos y alegres y, a través de las narraciones en mi espectáculo, ir hasta donde sea necesario para arrancar las sonrisas escondidas que no quieren salir. La magia que busco es reírnos hasta no saber de qué nos reímos.
- Todos los artistas tuvieron problemas para expresarse en pandemia, pero los humoristas más aún porque no tenían al público enfrente...
- Fue muy difícil reiniciarse, reinventarse en esta nueva normalidad. No es nada simple. El streaming fue una de las modalidades que trajo la pandemia, hice un par pero no hay forma de reemplazar al público presente en una sala. Para quienes estamos reñidos con la tecnología, fue una batalla cruel. No me pude adaptar, porque es muy complejo actuar sin el retorno de la gente en vivo y en directo. En mi espectáculo estoy muy acostumbrado a interactuar con quienes están. Esperemos que el Tata Dios disponga que esto pase pronto y podamos festejar con mucha alegría estos shows presenciales siempre.
- ¿Te emociona el reencuentro?
- Sí, y me emocioné casi hasta las lágrimas en los primeros shows, lo estoy disfrutando mucho. La gente también estaba esperando este reencuentro, apuntándole al divertimento, a la salida rumbo al humor, que es una necesaria válvula de escape humana.
- ¿La pandemia te llevó a cambiar tu show?
- Es una oportunidad para cambiar no sólo repertorio sino hábitos. Hay que reírnos de nosotros mismos. La pandemia cerró y mató la usina generadora de humor que son las juntadas entre amigos en el bar o en un asado y todas las costumbres que teníamos antes de esta situación sanitaria. Ahora andamos muy solos y mirando al extremo del brazo donde aparece el celular como prolongación de la mano; ni siquiera levantamos la vista para ver un poco más lejos ni agudizamos el oído para escuchar sonidos. Estamos muy condicionados todo el tiempo por la tecnología.
- ¿Se puede bromear sobre el coronavirus, es un buen antídoto?
- Sí, yo algo bromeo pero con sensibilidad porque hubo una importante cantidad de tragedias y mucho dolor en muchas familias, no sólo ante la pérdida de vidas sino también por falta de trabajo, caída en los ingresos, la incertidumbre, el acoso informático o, el otro extremo, la falta de información. La risa es un gran antídoto contra todos los males y la gente lo tiene en cuenta a la hora de elegir qué espectáculo ir a ver. Se lo demostró en la temporada en Carlos Paz con los shows más taquilleros. Que el artista y el público se junten implica disfrutar de la vida.